jueves, 17 de marzo de 2011

¡Azúcar, mi Rey!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Vengo de una familia muy dulce, que no de una muy dulce familia.
Mi madre tiene diabetes; mi hermana, igual; mi tía Queta sufrió sus estragos y una prima también la padece... y no sigo con mi árbol genealógico porque capaz que me traumo.
La mujer, mi esposa, insiste en que me cheque periódicamente porque teme que padezca diabetes aunque las varias veces en que me lo ha pedido son las mismas en las que yo me he negado menos una: Aquella vez que mi cuñada, de oficio doctora desempleada, me picó un dedo para checar mi glucosa que, maldita la cosa, estaba en términos aceptables... pero el piquete ya me lo había dado.
No soy seguidor de la doctrina de Alejandro Jodorowsky pero en muchas de sus tesis dentro de la “Psicomagia” coincido, en especial en la de la programación de los problemas.
El cineasta y escritor chileno sostiene que uno se programa para todo en la vida, incluso para la muerte. Copia patrones de la gente de su entorno, en este caso los familiares, y dice: “A mi tía le dio diabetes y acabó consumida... a mí me ha de dar diabetes”; “Mi abuelo murió a los 90 años... yo también he de morir a esa edad”; la bella Brenda está segura que habrá de sufrir cáncer... ¡toco madera! y créanlo que trato de desprogramarla. Conozco el caso de una familia que ha sufrido la pérdida de tres o más seres queridos en accidentes automovilísticos y aseguran que es una maldición la que tienen... al igual que Jodorowsky, presiento que igual se “programan”.
En mi caso, no tan solo dudo que me dé diabetes, sino que rechazo tal idea. ¡Je! Soy más optimista. Me veo viejo.
Aun con mi positivismo, la mujer insiste en que le baje a mi consumo de azúcar, colesterol, grasa y que coma más verduras, carnes asadas y frutas... ¡ah! Y mucha agua.
Vaya, creo que entre mi programación y los cuidados de la mujer, será imposible que tenga diabetes.
Pero, lamentablemente, ni todos son creyentes de la “Psicomagia” de Jodorowsky o tienen mi positivismo y ni sé si todos los hombres gozan de una Brenda como la que tengo... peor aún: Sencillamente ni les interesa o no tienen las condiciones para prevenir enfermedades.
Tenemos un pueblo mal comido, mal alimentado, mal saciado.
Marinela, pizzas, hamburguesas, sabritas, cocacola y alcohol en exceso, el pan nuestro de cada día.
El presidente de la Federación Internacional contra la Diabetes, Jean Claude Mbanya considera que los gobiernos deben enfatizar en la educación mental entre la población, es decir, hacer conciencia de la importancia en el cambio de los hábitos alimenticios de las personas. Si bien, la intención es buena, las condiciones económicas no lo son: He visto a una familia indígena comer productos marinela repartidos entre esposa, marido y dos hijos, con una enorme coca familiar, mientras descansan en su trajín por vender unos muebles de madera.
Pero no nada más se trata de educación mental en hábitos alimenticios... porque dicen que no sólo de pan vive el hombre.
Vaya... no sé si les sirva, a mí sí, pero una sonrisa por la mañana, es un buen inicio. No aumenta el colesterol, es excesivamente baja en grasa, sus niveles de azúcar son mínimas, su único conservador es el recuerdo grato y es perecedera hasta donde uno lo permite ¡ah! y sobre todo, no cuesta tanto como intentarlo...
Sólo una cosa... no salga como mi amigo, el pinche Tlacuilo, que me llama y me dice:
–¡Le amputaron una pierna a Reynaldo!
–¡No manches!
–Perdón... quise decir: Reynaldo estaba empiernado con una puta.
–Pinche Tlacuilo... con esos chistecitos ¡me va a dar azúcar!
Sonría.

e-mail: dor00@hotmail.com
twitter: Los_Politicos

No hay comentarios: