martes, 29 de marzo de 2011

¡A cojer!

Salvador Muñoz
Los Políticos

De las últimas noticias que conozco de Japón, es el reclamo de un diplomático nipón para que no veten los productos del Sol Naciente en el mundo.
Se refiere a los alimentos que en ese país representan el 1 por ciento de las exportaciones.
La petición no es de a gratis. Ayer, a mi correo, me llegó un mapa que me explica gráficamente el camino de la radiación provocada por la central Fukushima tras la explosión de un reactor y la exhibición de plutonio. En menos de un mes alcanzará costas gringas y las de Baja California Norte y Sur.
Le pregunto: ¿Usted comería algún plato japonés después de los comentarios que se dan a conocer en noticiarios por televisión e impresos ante la tragedia nipona? Sí, lo más probable es que su respuesta sea “Suchi”... “¡Su-chingada madre voy a comer algo que venga de Japón!”
No lo culpo.
Los primeros días, uno pensaba que el país del Sol Naciente había sido desvastado terriblemente. Digo, uno piensa en una isla. El asunto es que, de acuerdo a comentarios recogidos en la internet, de blogs de mexicanos y españoles radicados en la tierra de los Samurais y Ninjas, nuestros medios de información nos han engañado.
Si bien Japón sufre los problemas de una planta nucleoeléctrica fuera de control y los desmanes que provocó más el tsunami que el temblor, lo que dicen esos blogs es que mucha gran parte del país vive su vida normal.
El asunto fue cómo nos pintaron la tragedia. Dicen en esos blogs que las traducciones a los japoneses en las áreas afectadas fueron manipuladas. Por ejemplo, cuando alguien decía: “No me tome la cara”, la traducción al “mexicano” era: “nunca habíamos vivido una tragedia como ésta”, por decir algo. O si decían: “Por lo regular se hacen simulacros”, la traducción se hacía así: “Perdí todo, mi casa, mi familia...”
En el blog “El descodificador”, hace un resumen de cuáles fueron los peores cabezales de la tragedia en Japón que a continuación expongo:
1.- “La gente está huyendo de Tokio, no hay comida ni agua”.
Sánchez Dragó, enviado especial de El Mundo (España) a Japón, desde Kioto, no desde Tokio, en una entrevista en la radio de Jiménez Losantos
2.- “Japón escribe su 11-M”.
Titular de elmundo.es (cambiado a las 48 horas).
3.- “Apocalipsis en Fukushima” y “Terror nuclear en Japón”.
Titulares de elmundo.es
4.- “En la central de Fukushima no sólo luchan contra el fuego, luchan contra el destino”.
Frase de un dramatismo y una intensidad casi insoportables, más adecuados para el escenario de un teatro que para un texto del diario ABC.
5.- “En muchas gasolineras ya no hay combustible, los supermercados están desabastecidos, los transportes públicos interrumpidos y hay cortes de electricidad… las carreteras están cortadas y el tren apenas funciona… estamos tratando de conseguir gasolina, un generador, sacos de dormir, comida…”. No es un párrafo de “La carretera”, de Cormac McCarthy. Es Almudena Ariza, de TVE, en su blog.
6.- “Nieva a saco aquí, en el norte de Japón. Por si la gente no hubiera sufrido ya bastante. No tienen energía para calentarse…”.
Almudena Ariza, de TVE, consigue el doblete con otro texto de su terrible Twitter, el 15 marzo.
7.- “¿Y dónde están los muertos?”.
Titular un tanto agresivo e impertinente del diario mexicano Excélsior.
8. “Alarma nuclear: radiación, cáncer y muerte en Japón”.
El Diario Femenino ofrece a sus lectores un “completo” (radiación, cáncer y muerte) que se mejora con el primer ladillo: “Efectos de la radiación en Japón: quemaduras, malformaciones y cáncer”.
9.- “El alcarreño que vivió la tragedia de Japón ya está en casa y nos cuenta su experiencia”.
La Crónica de Guadalajara, España, prensa local en estado puro.
10.-”Fin del mundo”.
Así tituló su portada un diario peruano.

Sí, por eso no lo culpo de que por estos días no quiera ni probar ni un cacahuate japonés... aunque yo le doy más veracidad al blog de Javier Pérez de Albéniz (el descodificador) que a Televisa y TV Azteca y demás medios impresos que han colaborado para escenificar un panorama de terror en Japón. Me quedo, por esperanza, en aras de que “de los males, el menor”, que sólo una pequeña parte de territorio japonés, sea la dañada y no todo el país.
Aunque si de preferencias se trata, prefiero la portada de “Barcelona”, revista paródica argentina que en su titular, concentra a todas las notas enlistadas líneas arriba con un alegre optimismo similar al que alguna vez cantó “Mono Blanco” con “El mundo se va a acabar, si un día me has de querer, te tienes que apresurar”.
Barcelona, en su número 209, lo define así: “A cojer que se acaba el mundo”. Sí, con “J”, para que se vea más definido de lo que se trata.
Su bajante remata: “El planeta frente al apocalipsis que se viene: Tsunamis, terremotos, radiactividad, bombardeos de la OTAN y la amenaza de Moyano. Una buena: Ahora dicen que llegó la hora de copular sin preservativo”.
Dentro de lo catastrófico de los medios de información, de crisis mediáticas, donde uno ya no sabe si creerle a la tele o llorar ante ella; escuchando a locutores que respiran por la herida o lisonjeros con micrófono, y ni se diga de los que opinamos en escritos, qué mejor que, si se acerca el día final, terminemos de la mejor manera: “¡A cojer que se acaba el mundo!”


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