Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel
Decía Francisco de Quevedo que no vive el que no vive seguro, palabras que cobran terrible vigencia ahora que la muerte se aparece por doquier empapada de violencia. ¿A dónde vamos a llegar? ¿Hay alguna salida? Quizás nos pase como en los versos de William Deer: “¿Hacia a dónde va el pez en el acuario? ¿Hacia a dónde?”
La situación, siendo incluso optimista, parece insalvable, sobre todo si pensamos, con Thomas Macaulay, que los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país. ¡En la torre!
Nadie pidió guerra contra el narcotráfico, no al menos con armas de fuego y odio –que no jarocho. ¿No hubiera sido mejor guerra económica, darles por donde más les duele? Ahí está el detalle. Si se hubiera lanzado una guerra en las entrañas mismas de sus negocios financieros, seguro que hubiera sido más fácil el asunto, pero, claro, imposible porque hay muchos intereses de gente importante involucrada. ¿Será? Bueno, eso dicen las malas y buenas lenguas.
Eduardo Galeano preguntó hace poco que por qué no se legaliza la droga, si basta ver lo que ocurrió con la ley seca en Estados Unidos, donde Al Capone hizo su fortuna vendiendo el alcohol que estaba prohibido. Y Galeano afirmó que “la droga es el más jugoso de todos los negocios, que sobre todo brinda fortunas a los grandes bancos del mundo, que son los especialistas en las operaciones invisibles, en la borratina de las huellas, y a una larga lista de intermediarios que se enriquecen y tiene mucho poder político. A la droga habría que legalizarla de una vez, no por un país aislado, sino un grupo de países; tendríamos que ponernos de acuerdo para legalizarla y para que esto implique un control médico sobre la población en general, no veo otra salida”.
En tanto, Mario Vargas Llosa ha sostenido que la legalización de las drogas es la alternativa para enfrentar ese flagelo que “es una fuente de corrupción y destrucción de las instituciones que puede acabar con la democracia”. Y enfatizó que su esperanza es que la legalización “vaya abriéndose camino y al final, se produzca, como lo ha dicho Fernando Henrique Cardoso, la apertura de una negociación entre países consumidores y países productores. Que la legalización permita que las inmensas cantidades de dinero que hoy día se destinan en políticas represivas se gasten en políticas preventivas y de rehabilitación”. ¿Cómo la ven?
Vaya, Martha Patricia Illescas, de la Alianza Mexicana de Organizaciones Sociales (AMOS), sostuvo que “está claro que Estados Unidos es el principal consumidor de droga en el mundo, pero también es más que evidente, es el principal exportador de armamento y todos sabemos que el principal negocio de muchos de sus políticos de élite es la venta de armas y por ello alimentan levantamientos en diferentes partes del planeta, desde Afganistán e Irak hasta Centroamérica y ahora pretenden hacerlo en México”.
Y nosotros aquí, penjamos que somos, entregando a nuestros hijos en esta guerra que apesta a fracaso y frustración, ¿o no, presi Calderón?
De cinismo y anexas
Pregunta un personaje del monero Jans: “¿Y de que murió el compadre?” Y le contesta el otro: “De muerte natural: fuego cruzado”.
Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx
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