sábado, 9 de abril de 2011

Un pueblo feliz

Salvador Muñoz
Los Políticos

Cuarenta mil, 35 mil o diez mil millones de pesos es la deuda que tiene Veracruz y de manera indirecta, los veracruzanos.
Pregunto a conocidos que poco tienen que ver con la política, si supieron lo que dijo el secretario de Finanzas, respecto a un “No sobreendeudamiento”.
Algunos me dicen que no, que estaban espantados por los 59 muertos aparecidos en una fosa de Tamaulipas y que el día de ayer sumaban 72. Esperaban que la PGR no siguiera rascando porque temían que pudieran aparecer más difuntos.
Otros, estaban consternados por la muerte de los niños victimados por un joven que acabó dándose un tiro en la cabeza, allá en Brasil.
La mayoría hablaba aún del temblor, tanto el que sacudió a Veracruz como el que puso a temblar a Japón.
Y no es porque a mis amigos no les interesen las finanzas y el manejo de nuestros políticos en torno a ellas.
Sí les interesan, pero realmente les preocupa una cosa: Ganar mejor, tener un buen trabajo, no tener que exclamar: “me quedan diez pesos de aquí a la quincena” y llevarla tranquila.
La mayoría, creo, sufre similares o peores circunstancias que mis compañeros.
Un ama de casa se angustia más porque le alcance el dinero que tiene para un desayuno, una comida y una cena.
Un taxista me decía que le pensaba en ir a su casa para almorzar porque era seguro que la señora le habría de pedir dinero para comprar algún artículo de la escuela de su hijo o peor: zapatos, una prenda o qué sé yo, y eso, le quitaría parte de la cuenta que tiene que entregar.
Quien ha vivido la desesperación de un padre o madre por conseguir dinero en una tarde porque tiene que alimentar al otro día a su familia, sabe de lo que le platico...
¿La deuda de Veracruz es de diez mil, 35 mil o 40 mil millones de pesos?
¿A quién madres le importa eso?
Bueno, a la mayoría de los periodistas, reporteros, columnistas, partidos de oposición y a favor de la administración que encabeza el actual gobierno y al mismo gobierno.
Y de ese grupo, son pocos los que realmente les interesa porque entienden lo que ha de implicar en la economía del estado cualquiera de las tres cifras que se manejen en la deuda... yo no lo entiendo, pero sí me interesa.
Pero más me interesa comprar mi medicina, pagar puntualmente el Infonavit, la letra del carro, de la moto, de la compu, de la ropa que traigo, de la comida que devoro, de la lana que pedí prestada y la que igual solicitó mi esposa para más o menos salir al mes...
Tomás Ruiz hace bien defendiendo su postura: Veracruz tiene una deuda de 10 mil mdp. La oposición hace bien en dar su postura: Son 45 mil. Y los periodistas, en dar sus tesis: Que 35 mil... el orden y las cifras no importa pero son las que se manejan y las que manejan.
Pero a mi gente poco le importa eso. Cada mañana hacen milagros haciendo de comer de la nada. Heredan ropa del mayor al menor que espera deseoso por la camisa que siempre le gustó. El calzado si bien le va, es reforzado con medias suelas o bien, plantillas de cartón que obstruyen un poco el polvo, la piedra pero cede ante la lluvia.
Dice Lula da Silva: Si tienes un millón, dáselo a una persona y de inmediato lo meterá al banco. Pondrá un negocio y trabajará ese dinero. Pero no lo repartas entre un millón de personas porque sencillamente se lo gastarán.
Y por lo regular, eso pasa con la gente. Reciben salarios de mierda. Y si son apoyados por el gobierno municipal, estatal o federal, no se ofendan queridas autoridades, pero igual son apoyos de mierda que sirven, no para comprar una libreta, un libro, un uniforme, sino para pagar las deudas.
Recuerdo un cuento que puede hablar mejor de nuestra economía.
A un pueblito sumergido en la crisis, donde el dinero parecía que dejó de existir, un día, por azares del destino, llegó un hombre rico. Se dirigió al único hotel que había. Dijo que tomaría un cuarto y diciendo y haciendo, depositó en el mostrador un billete de mil pesos. Acto seguido, subió para ver qué cuarto escogería.
El dueño del Hotel tomó el billete, de inmediato se dirigió a la tienda, donde pagó todo lo que debía. El tendero tomó el billete, salió y se dirigió al camionero que suministraba su tienda y le pagó lo que debía. El camionero entonces fue con el cargador que estibaba su mercancía y le pago todo lo que debía. El cargador fue a la calle, y en una esquina, le pagó a la prostituta del pueblo lo que le debía (tiempo de crisis, a veces también el amor te fían) y la prostituta se dirigió al Hotel y pagó por las veces que ocupó un cuarto para ejercer su trabajo. El billete quedó en el mostrador. En ese momento, el millonario bajó... ningún cuarto del hotel lo convenció. Tomó su billete y se fue. Sin embargo, al menos por un día, ese pueblito fue feliz.
La moraleja, queridos presidentes municipales, gobernadores y presidente, al pueblo-pueblo poco le importa de sus pinches deudas; al menos la gente sabe pagar, ¡nomás hagan circular bien el dinero! Tengan un pueblo feliz.
Buen fin de semana.

e-mail: dor00@hotmail.com
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