jueves, 19 de mayo de 2011

¡Premio mayor, premio mayor!

Salvador Muñoz
Los Políticos

¡El hornazo! ¡el Zeta! ¡el Peyote! ¡la sábana! ¡el Monchis! ¡la bacha! ¡el brauni!
No, no estoy recordando a viejos amigos ni haciendo un campo semántico del área de Humanidades.
Es parte de la “Pachecotería”. ¿Qué es eso? Es una especie de “Lotería”, como la que jugábamos de niños marcando con maíces, piedras, frijolitos y le poníamos un peso para que valiera la pena el juego. En la “Pachecotería”, de acuerdo a sus creadores, se hace una crítica social, mediante el humor negro, al consumo de drogas, personajes y situaciones relacionadas.
Y no he tenido tiempo de jugarla porque me paso más admirando los trazos de los caricaturistas que están geniales... es más, siendo francos, casi no participo en juegos de azar porque sencillamente no saco nada ni comprando todos los boletos.
La única vez que obtuve un premio, fue cuando en mis tiempos de estudiante, una noche, con tres pesos en el bolsillo, antes de que cerraran la Lotería ubicada en la calle de Enríquez, en Xalapa, compré un cachito. Y así, sin cenar, me fui a dormir. Al día siguiente, lo primero que hice, fue ver si me había sacado algo y ¡oh! ¡Sorpresa! Mi cachito era merecedor de 12 pesotes que me sirvieron para desayunar, comer y cenar.
Claro, he comprado más boletos de lotería pero al final sólo compré ilusiones porque nunca me he vuelto a sacar ni reintegro.
Por supuesto, desde hoy, difícilmente compraré boletos de lotería tras leer unos comentarios que me hace el favor el licenciado Sergio Vaca Betancourt de enviarme respecto a un “impuesto adicional para el fomento de la educación” sobre los premios por loterías, rifas, concursos y sorteos.
Comenta Vaca Betancourt que el Presidente Felipe Calderón decretó que el impuesto federal a la Lotería Nacional fuera del 1%. Es decir: “de un premio de mil pesos, le descontaban a uno $10.00, y dispuso que las Entidades Federativas podrían cobrar hasta el 6%”.
Pero a partir del 10 de mayo, parece que nos dan en la madre (por la fecha) con la reforma aprobada por el Congreso al artículo 134 del Código Financiero Veracruzano, creando el Impuesto Adicional para el Fomento de la Educación, que es del 15% y opera sobre los impuestos y derechos estatales, es decir, sobre el 6 por ciento al que tiene derecho el gobierno estatal de cobrar por premios.
Sí, al hacer el ejercicio matemático sale 6.9 por ciento a cobrar, un poquito, casi nada, chiquistrikis, perooo...
Se supone que ni Tomás Ruiz, quien estuvo en la Lotería Nacional, ni nuestros brillantes diputados tomaron en cuenta algo:
El presidente, previendo que los Gobernadores de los Estados (dice Sergio Vaca) “casi siempre controladores del Poder Legislativo Local abusaran, dispuso que las Entidades Federativas podrían cobrar hasta el 6%, pero que de rebasar ese porcentaje, el Gobierno Federal aplicaría una tasa mucho mayor”, que sería del 21 por ciento.
Así que, haciéndole a Pitágoras, con el nuevo impuesto (6.9%) sencillamente se rebasa lo previsto por el gobierno federal y entra el aumento a la tasa del impuesto a retener que es de 21 por ciento. Es decir: si usted se saca la Lotería en Veracruz, ya no le van “descontar” el 7%, sino el 27.9 por ciento.

Si bien, pareciera que el impuesto tiene un noble fin, sencillamente, al final de cuentas, no creo que nadie esté feliz de que le quiten casi una tercera parte de un premio que la suerte le brindó... aunque sea para Educación.
Sergio Vaca recomienda a los amigos de Tierra Blanca, donde se entregó una de tres series ganadoras, que cobren su premio en cualquier estado de la República, donde se respeta el seis por ciento (más uno de la federación) de impuesto.
¿Cuál es la moraleja de todo esto?
Muy sencilla... que en Veracruz ¡ya prohibieron pegarle al Gordo!
Yo, yo prefiero la “Pachecotería”: ¡Las caguamas! ¡el arponazo! ¡la cruda! ¡el chemo! ¡el mal viaje! ¡la tacha! ¡María Sabina!... ¡Lotería!

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