jueves, 9 de junio de 2011

Estilo

Salvador Muñoz
Los Políticos

Buen gusto, estilo y poder. ¿Quién demonios goza de estos elementos en nuestra vida cotidiana?
Es más, ¿cómo definir estas ideas cuando pueden ser tan subjetivas y entendidas como mejor le plazca a quien cree poseerlas?
Por ejemplo, “Buen gusto” es a veces significado de “caro” y mientras más cueste, implica más “gusto”.
En el caso de “Estilo”, puede ser el conjunto de características que te distinguen de las demás personas y te obligan a sobresalir, algo así como “luz propia”.
Y por último, “Poder”. ¿Qué entendemos como Poder? La forma más vulgar de representarlo está en el dinero. Cuánto tienes, cuánto vales. También está en el cargo tanto de representación popular como en el de funcionario. Incluso, crees tener poder si eres presidente de partido (nacional, estatal o municipal) o hasta jefe de manzana. El asunto es sentirte con poder. Incluso, ser autoridad implica en algunos “creer tener un poder” (malentendido), como por ejemplo ser Policía, agente de Tránsito, maestro, periodista y el que usted quiera agregar.
Combinar estos elementos en una persona es posible aunque ello no signifique más que la percepción personal de quien observa o de quien se lo cree.
Por ejemplo, podemos decir que la señora Christian Magnani de Alemán y Karime Macías gozan de buen gusto, estilo y poder.
Casos contrarios, Mariana Munguía de Velasco y Ainara Rementería Coello (insisto: Es la percepción personal). Una, porque el estilo la encasilló en una indumentaria hípica. Sí, era una amazona preciosa, pero en el Universo inmenso que tiene una mujer para hacer y deshacer en su forma de ser, su look pues, lo redujo a una mínima expresión en algo tan sencillo como blusas, jeans y botas... no se le juzga la ausencia de belleza, que le sobra, ni su porte, nada más se le precisa su reiterativa manera de vestir que la hace perder el Estilo...
En el caso de la jarocha, desde mi perspectiva, sólo en su campaña perdió la esencia del buen gusto en jeans y blusitas con las que pretendía ser normal, y quien goza de Estilo, Buen Gusto y Poder, sencillamente, nunca lo podrá ser. Nadie le creía que fuera raza, pueblo... ahora, en el Congreso, sigue manteniendo esas características que la hacen resaltar donde quiera que se pare.
¿Hombres? ¿Quién de los varones de nuestro entorno pudieran gozar de estas cualidades?
No se la complicamos... Enrique Peña Nieto.
El gobernador mexiquense llenó los requisitos indispensables para ocupar en un reloj con su nombre, un espacio en la vitrina de la exclusivísima boutique Bijan.
Sí, hay que tener Buen Gusto, Estilo y Poder... pero “poder” gastar mínimo dos millones de dólares en artículos de la afamada tienda de Beverly Hills.
Hay fotos que evidencian dicha distinción, o como dijera el Gerente de la tienda, “el saludo al Buen Gusto, Estilo y Poder”, aunque el gobierno mexiquense niegue que haya hecho gastos en dicho lugar y es más, jura que Peña Nieto jamás ha pisado la tienda ni la conoce.


Claro, nadie dijo que el Buen Gusto, el Estilo y el Poder te quitaran lo corrupto, lo mentiroso y la falta de huevos para decir: “¡Sí, me visto y compro en Bijan!”
El asunto es que, si lo dijera, uno tendría que preguntarse de dónde saca millones de dólares para gozar de la distinción que disfrutan hombres como Carlos Slim, Miguel Alemán Velasco, el Príncipe Carlos, Barack Obama ¡y Jorge Hank Rhon!
Insistimos, el Buen Gusto, el Estilo y el Poder difìcilmente se pueden ocultar... como lo pendejo, el amor y el dinero...
Si no, dígame qué funcionario del Gobierno estatal va a una tienda departamental en Xalapa y compra en efectivo una lancha y dos motos con un valor aproximado a los 800 mil pesos... sí, ¡al chaz-chaz! dinero contante y sonante, billete sobre billete...
¡Vaya! Hasta para comprar, también hay que tener estilo... aunque no se tenga buen gusto pero sí poder.

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