¡Inocente en el IEV!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Dentro del ajetreo que significó la inhabilitación para ex empleados del Instituto Electoral “Veracruzasno” que gustaban de video-grabar a las damas cuando iban al baño, surgió un tema interesante: El pretendido “castigo” a una dama que mantuvo relaciones sexuales en el sanitario con uno de los sancionados.
Vaya mi reconocimiento a la defensa que hizo Víctor Borges Caamal sobre dicho asunto en particular, pues el contralor, Francisco Tejeda Uscanga, que nada tiene que ver con Zeferino, pretendía sancionar con tres años de inhabilitación a la dama que, al final, resultó víctima del “voyeurismo de retrete” practicado por algunos (hoy ex) empleados de Carolina Viveros.
Igual, respetable, pero no compartido, el punto de vista de (¿San?) Jacobo Domínguez Gudini, quien estaba a favor de que se sancionara a la dama para “suprimir conductas lesivas a la institución, pues el hecho de que una persona sostenga relaciones sexuales en su oficina es una conducta reprochable, porque no es el lugar adecuado para hacerlo y por eso la empleada no es excluyente de incriminación. No alcanza una sanción igual a la de sus compañeros pero sí, dijo, debía haber una sanción”. (Excelente nota de Guadalupe López Espinosa, El Heraldo de Xalapa. 07/06/11)
En fin... la opinión de Domínguez Gudini respecto a la actuación de la dama (me refiero a ella, y no a la pareja, porque al igual que Borges Caamal, la considero víctima) me mueve a hacer una pregunta: ¿Cuál es el lugar adecuado para tener relaciones sexuales?
Ojalá Domínguez Gudini hubiera extendido más su comentario y nos diera los sitios precisos para hacer el amor, tener relaciones sexuales o coger.
En plática con compañeros respecto a este tema, hemos llegado a dos conclusiones:
1) Que si trabajáramos en el Instituto Electoral “Veracruzasno”, deberíamos de declararnos ¡culpables!
Somos culpables por haber tenido relaciones en...
* Un baño con fosa séptica...
* En el parque de Los Berros...
* En un callejón cerca de Los Berros...
* En un río que llegaba hasta las rodillas (bendita juventud que impidió que se entumieran las piernas)...
* En la oficina...
* En la dirección del periódico... ¡sin videocámaras!
* En el baño del periódico...
* En una calle oscura dentro del carro...
* En el parque de Los Tecajetes (cuando no había zoológico ni tanta vigilancia)...
* En la cocina... ¿qué tiene de espectacular? Pues que era de un restaurante...
* ¡En una azotea de céntrica calle xalapeña!
* En la torre de una Iglesia... (¿por eso no me permitieron hacer el papel de Cristo en su pasión dolorosa?)
* En el estanquillo frente al Cereso de Acayucan...
* En la Cruz Roja...
* ¡Xallitic! Hay que conocer Xalapa.
Por supuesto... dejamos fuera de la lista al amigo que dijo que en el Parque Juárez ante la incertidumbre que nos dejó lo que pudo haber encontrado en céntrico lugar a altas horas de la noche... pero en gustos se rompen géneros.
Tampoco valieron los moteles, hoteles y casas. Son lugares comunes. Menos incluimos a la cama, bajo el concepto de que se supone que debes darle uso a toda tu casa. Los jacuzzis entran dentro del término de “Motel”.
Al final, llegamos a la segunda conclusión que bien puede echar abajo la idea de Jacobo Domínguez con relación a “el hecho de que una persona sostenga relaciones sexuales en su oficina es una conducta reprochable, porque no es el lugar adecuado para hacerlo”:
No se trata del lugar, estimado Jacobo... ¡sino del momento!
Por nuestra parte, igual exoneramos a la dama de toda culpa y la declaramos ¡inocente!

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