jueves, 7 de julio de 2011

Pretextos… ¡sobran!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Siempre han existido. Viven entre nosotros desde que la humanidad es tal. Era el signo distintivo del poderoso sobre el sometido, el débil, el vencido. Algunos le llamaron tributo, otros impuesto.
Al principio, el impuesto iba directo a las arcas del Rey… y al final también.
No sé a ciencia cierta cómo es que el hombre entendió que podía cobrarle a otro hombre por el hecho de hacer algo. Los griegos fueron los primeros en cobrar un derecho portuario. Los egipcios cobraban por el aceite usado y nada de reciclarlo. Los aztecas pedían flores y animales… pero, ¿en qué parte del cerebro humano surgió esto, el tributo, el impuesto?
II
Por supuesto, los impuestos nunca han sido del agrado de nadie. En Inglaterra hubo un tiempo en que los impuestos eran tan altos que le era imposible a la gente comprar lo elemental para alimentarse, provocando su muerte por inanición. Aquellos que no podían pagar con dinero su contribución a la corona, eran saqueados con lo que tuvieran, desde animales, utensilios o la misma vida… el rechazo a los impuestos junto con la prohibición de la caza hizo que surgiera la leyenda de Robin Hood.
III
Y si usted piensa que en la vida todo se trata de pagar impuestos, baste recordar el dracma que los muertos tenían que pagar a Karonte para poder llevarlos en su barca al Hades.
Sí, señores. El hombre ha encontrado los mecanismos para seguir cobrando impuestos de cualquier modo, ya sea por tener hijos, por no tenerlos; por ser pobre o por ser rico; por ser mujer o por ser hombre… un día habrán de inventar un impuesto a la homosexualidad…
IV
La ventaja en estos tiempos modernos en los impuestos o tributos es que nuestros dineros se utilizan para el bien común, sólo que administrados por nuestros diferentes gobiernos, sean municipal, estatal o federal. Los ciudadanos que cumplimos con nuestras contribuciones fiscales podemos estar felices porque gracias a nuestros impuestos tenemos puentes, escuelas, hospitales, calles pavimentadas, servicios de agua, drenaje, carreteras, aeropuertos, seguridad policiaca… sí, exactamente. Todas esas cosas que nos dan nuestros alcaldes, gobernadores y presidentes y a quienes muchas veces agradecemos casi de rodillas, a quienes casi les besamos las manos, a quienes casi los ponemos en un altar ¡porque sólo hicieron su trabajo con nuestros dineros!
V
La base fundamental de la contribución es muy sencilla: pagan impuestos los que más tienen. Sí, suena a ideal cuando el grueso de la población está catalogada ya no como clase media baja, baja o pobre… sino como clase jodida, clase de la chingada o clase miserable aunque… ¡todos pagamos impuestos! Al menos nadie escapa del IVA.
Es entonces que la base fundamental de la contribución vale madres.
VI
Todos los gobiernos buscan la manera de allegarse siempre más recursos. Inventan impuestos como el de la Nómina, de Hospedaje, de Verificación, de Derecho de Piso, de la tenencia, de todo… entre los más celebres inventores de recaudación sin lugar a dudas está ¡un veracruzano!
No… no es quien piensa… hablo de Antonio López de Santa Anna, quien tuvo la ocurrencia de cobrar un real por cada puerta; cuatro centavos por ventana; dos pesos por caballo robusto y uno, por caballo flaco y a peso cada perro.
VII
Cuando surgen impuestos es porque de seguro las arcas están vacías, no hay dinero, los recursos se esfumaron y entonces podemos hablar de algo muy claro: despilfarro.
Lo bueno, para los gobiernos, es que siempre cuentan con los pendejos a los que han de clavarles un impuesto más, un impuesto menos con los que habrán de obtener el recurso suficiente para acabar con la pobreza, para hacer más carreteras, más puentes, más hospitales, más escuelas, más de todo y lo peor del asunto es que nuestra gente, nuestra raza de bronce, habrá de darle las gracias como si nuestros gobernantes usaran su propia pecunia para hacer su trabajo.
VIII
Los impuestos existen desde tiempos bíblicos, desde la Antigua Grecia, desde el esplendor de Egipcio, desde la época de los Caballeros de relucientes armaduras, desde antes y después de la Colonia hasta nuestros días.
Si bien la base en idealismo, sigue siendo la misma, yo no creo que paguen más los que más tienen.
Lo único que creo es que después de que desaparezca la tenencia o se mantenga, los gobiernos buscarán la manera de seguir cobrando… así que no les extrañe entonces que en breve haya reemplacamiento con un toque humanista… quizás placas de color rosa para que lo recaudado sea para niños con capacidades diferentes, la lucha contra el cáncer o a favor de los pobres… pretextos para nuevos impuestos siempre sobran.

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