jueves, 11 de agosto de 2011

Creer en Hadas

Salvador Muñoz
Los Políticos

La casa de José de la Luz Maldonado Liera se ha convertido en una pasarela increíble... todos los días, desde hace más de cuatro, gente va y hace largas filas en ese hogar de la colonia San José Río Verde. Esperan hasta tres horas y a veces, lo hacen en vano.
La razón es muy sencilla para ese ajetreo de personas en torno a la casa de José: Dice que encontró un hada.

Bueno, es más fácil decirlo que creerlo.
Cuenta José que la encontró en un árbol de guayabo pero que al atraparla le cortó una pierna provocándole la muerte. Los restos de la criatura fantástica descansan en el fondo de un vaso con un poco de agua.
José entonces se decidió a dar a conocer su hallazgo y cientos y cientos de personas formaron filas para verla... por una módica cooperación de uno, dos o cuatro pesitos, lo que fuera la voluntad. Cuenta José que a veces, hay gente muy generosa que deja más porque salen satisfechos con lo que ven.
Para José, este encuentro con el ser etéreo, es un mensaje de buena voluntad (creo que se le olvidó que “mató” a su hada) que le manda su padre, recientemente fallecido.
Así pasa en aquella colonia de Guadalajara, Jalisco.
II



La figura del rostro y parte de su cuerpo de una mujer de perfil así como la de un hombre ha causado sensación para quienes han tenido la oportunidad de verla allá en Apazapan, municipio de Emiliano Zapata.
El punto está por Rinconada, entre el ejido del mismo nombre y Amelca. En un arroyo alguien descubrió la piedra con esas figuras dentro de la propiedad de don Lorenzo Mota Morales. ¿Quién la hizo? ¿Qué representa? ¿Alguna cultura antigua?
Las respuestas se encontraron más pronto de lo que uno imagina. Don Manuel Ortiz Castillo y un amigo, quien prefirió el anonimato, hace más de un año, mientras descansaban tras recoger leña, empezaron a tallar una piedra y a darle ese toque antropomórfico.
Machete y desarmador en manos, continuaron con su labor hasta que un día, fuertes lluvias azotaron la región. Eran los meteoros del año pasado, Karl y Matthew. El arroyo cercano a esa piedra entonces creció y mantuvo oculta por un rato su obra.
Pasó un año y las aguas volvieron a su nivel y fue entonces que apareció de nuevo la piedra tallada pero con un ingrediente fresco: la admiración de la gente. Convocados por la curiosidad, personas y más personas acuden a ver esas figuras, la mujer y el hombre, en una piedra bajo un halo de maravillosidad.
Sí, la gente está encantada con esa piedra que es posible que “Desayunando con (Jorge) Saldaña” (programa de RTV los domingos), aparezca el tema.
III
Sí, tanto el Hada como los amantes de piedra nos recuerdan a hechos tachados de milagrosos como encontrar la imagen de la Virgen de Guadalupe en un frasco de mayonesa o el rostro de Jesucristo en el tronco de un árbol.
En estos temas hay vehemencia de la gente por actos que a su juicio tienen toque de divinos, santos o milagrosos.
Es como una necesidad de encontrar en cosas nuevas un poco de esperanza, de fe, de creer... y sentirse curados, tranquilos, en paz, sanos.
Por eso todavía conserva la virgen de Guadalupe ese toque fantástico que hace que cada día, cada doce de diciembre, cada diez de mayo, miles y miles de feligreses desfilen ante sus pies a veces nomás para dar gracias y a veces en espera de una respuesta.
IV
Nuestros políticos perdieron la magia desde hace mucho. Gran parte de nuestro pueblo igual, hace mucho que perdió la fe. Por eso, mucha gente, al igual que en la casa de José, o en ese arroyo de Amelca, o en la Basílica, conforman filas y hacen antesala en espera de que los reciba el político, no para darle gracias o esperar una respuesta, sino para pedirle que la chamba, que el hueso, que la “ayuda”, que el chayote.
Pero todavía hay esperanza...
Si un día a alguien se le ocurre correr el rumor de que encontró a un político que cumple sus promesas, la gente volverá a verlo como algo milagroso y júrelo que no pedirá nada, simplente acudirá a verlo, como cosa maravillosa, fantástica, etérea, y saldrá satisfecha, en paz, curada, tranquila y sana porque habrá encontrado de nuevo la esperanza en el político.
Sí, por supuesto... esto último es como el cuento de José que encontró un Hada.
Y no porque dude de que la haya encontrado, sino porque al igual que José lo hizo con su Hada, nuestros políticos vienen matando a nuestra esperanza desde hace mucho.
Cierto, es mejor creer en Hadas.

e-mail: dor00@hotmail.com
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