viernes, 26 de agosto de 2011

Día del Abuelo

Salvador Muñoz
Los Políticos

¡Qué desmadre de semana!
Un comentarista que en su nombre lleva la penitencia (Angel Verdugo) solicitando a conductores les echen encima el carro a los ciclistas...
Un grupo de mujeres insultando a policías y se vuelven el video más visto en la internet tras ser bautizadas como “Las ladies de Polanco”.
Un cachorro ahorcado en un asta por gente enfermiza que disfrutó tomándole fotos en un acto de crueldad máximo...
Psicosis colectiva en el Puerto por mensajes en twitter... y detienen a un chavo... pero el miedo no lo pueden detener.
Y se remata con Monterrey...
II
Un descanso... el fin de semana debe ser de descanso. Un “break” a esta vida tan turbulenta que estamos viviendo.
Aun cuando no comparto los festejos como el de la madre, padre, del niño, creo que sería un excelente pretexto disfrutar el día del Abuelo...
III
Intentemos platicar con el viejo... que nos cuente de sus pantalones con valencianas, de sus sombreros elegantes, del reloj de oro que le dio Ferrocarriles Nacionales...
Que nos diga el viejo el nombre de cada herramienta que había para el campo, de la pala derecha, de la curva, del azadón, del rastrillo, de la hoz, de las tijeras para el jardín y lo más importante, que nos explique cómo se usan.
Recordemos con el viejo... ese cuento de cuando en su niñez se encontró con la culebra; de cómo la atrapó, de su valentía para enfrentarla y quedarnos callados porque siempre que le era posible, nos contaba el mismo cuento, sin alterar un solo detalle, la misma línea, ni más ni menos...
Respetemos al viejo... como cuando al oír el Himno Nacional en la televisión, se ponía de pie, “firmes”, altivo, y orgulloso lo cantaba... o como cuando empezaba el programa de Lolita Ayala y cada vez que aparecía, se quitaba el sombrero, educado, y respondía al “Buenas Tardes”. Y guardar el secreto de que estaba enamorado de Lolita Ayala.
Aprendamos de su valentía... como cuando entró hasta el comedor un muchacho cubierto de sangre y se escudó tras mi abuelo porque lo seguían dos tipos. “¡Largo de mi casa!” les dijo a los abusivos y al ver que se levantaba el viejo, optaron por irse. Cuando le pregunté si conocía al golpeado, me dijo que no, pero lo vio indefenso.
Aprendamos a ser como ellos... como cuando decían mis tías, mi mamá y mis hermanas que mis manos eran iguales a las del abuelo y un día sin querer, escuché a mis hermanas que decían del viejo: “Nos quiere a pesar de que no somos sus nietas de sangre”... ¡y salí corriendo a su casa! angustiado, muy angustiado y cuando lo vi, lo abracé y le pregunté llorando: “¡Abuelito, abuelito!, ¿verdad que sí me quieres?”. Me cargó y me dijo: ¡Te quiero mucho!
Hay que quererlos... Porque a pesar de que ya no está conmigo, todavía espero verlo en el jardín de su casa, sentado en una mecedora, cortando plantas, arreglando el molino de café, componiendo la cerca o llorando como un buen hombre, la muerte de Dingo, su perro favorito.
Disfrutemos este domingo a los abuelos... lo necesitan, pero más los necesitamos a ellos.

e-mail: dor00@hotmail.com
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