domingo, 4 de septiembre de 2011

Adiós al antro, hola a mi hogar

Laura Bibiana López Contreras
Una voz en la conciencia

Maquiavelo diría: "A la guerrilla no se le declara la guerra; las células subversivas no son susceptibles de ser bombardeadas. El terrorismo no presenta batalla, solamente escaramuzas: golpea y huye. La violencia revolucionaria sólo aparenta estar dentro del ámbito de lo militar, pero es esencialmente política; es la continuación de la política por medios violentos".
El verdadero campo de batalla donde se desenvuelve la guerrilla está en la conciencia de sus actores, de la retaguardia de ambos bandos y, sobre todo, de los espectadores neutros, que dejarán de serlo optando; es allí donde se gana o se pierde. A la violencia terrorista le conviene la declaración de guerra. La guerrilla, mientras no sea eliminada ideológicamente, está venciendo.
Si tomamos el antiguo mito del Minotauro para dar una analogía a este fenómeno del terrorismo, podemos ver que siempre hay por lo menos dos historias que contar. En la historia clásica, el hombre con cabeza de toro es considerado un ser malévolo que acosaba al pueblo griego y en especial a la isla de Creta y los atenienses. Según Ovidio, este terrorista añoso, "mitad humano y mitad bestia", sembraba el temor con su ansia de sangre y la certidumbre de que su víctima podría ser cualquiera, cuando el monstruo no satisfacía su apetito, se precipitaba fuera para sembrar la muerte y desolación de los habitantes de la comarca. Aunque era producto de una unión material entre los hombres y los Dioses, los humanos los desdeñaban porque atentaba contra su seguridad y la de lo que ahora conocemos como Estado. Teseo se volvió un héroe en ese contexto, al matar al tipo de terrorista que representaba el Minotauro.
En nuestros días, cuando el terrorismo tiene hambre de carne y sed de sangre, no distingue panoramas. El 25 de agosto del año en curso, más de 50 personas murieron en el ataque terrorista al Casino Royale en la Cd. de Monterrey, Nuevo León. Ese mismo día, pero de 1635, un terrible suceso arrasaría varios pueblos y mataría a 46 personas; exceptuando el origen de dicho acontecimiento, el cual varía de una emergencia ocasionada por sicarios a un suceso provocado por un huracán en el sureste de Nueva Inglaterra.
A una semana de que el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos entregue al Congreso de la Unión su quinto informe anual de gobierno, es de todos sabido, que la Cd. de Monterrey fue escenario de un hecho violento perpetrado por presuntos miembros de la delincuencia organizada y que ha cobrado, según la versión oficial, la vida de más de 50 personas.
Y en este sentido, la ciudadanía está tomando cartas en el asunto: ya no hay gente en los cines durante las funciones de las 10pm; los antros no se llenan como antes, ni siquiera hay tanta gente circulando por las calles en altas horas de la madrugada como antes. El mismo pueblo tiene que cuidar de los suyos. Simplemente, no nos queda de otra.
Mientras el Gobierno organiza sus elementos para garantizarnos un espacio más apto para vivir, la seguridad de nuestras familias y amigos correrá por nuestra cuenta. Y lo siento por todos aquellos que se inclinaban por ir a las discotecas y salir de noche: tendrán que optar de ahora en adelante, por quedarse en sus lindos hogares.

1 comentario:

Bibi ♥ dijo...
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