lunes, 12 de septiembre de 2011

Cruz, cruz, cruz…

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

¿Todo le ha pasado o le está pasando a nuestro país? ¿Qué más nos faltaría? Cruz, cruz, cruz, que se vaya el diablo y aparezca Jesús. Tal parece que así estamos sobreviviendo a diario, con esa zozobra y hasta angustia, que si no es la violencia, el secuestro, la extorsión, pasando, desde luego, por la corrupción, impunidad y demás, es seguramente el desempleo y la pobreza, pasando por la falta de valores, educación y cultura, y ahora con esa amenazante recesión económica. (Lo que me recuerda que recesión es cuando tu vecino se queda sin empleo; depresión es cuando lo pierdes tú, dijera Ronald Reagan).
¿Qué pecado estamos pagando? Dijera no se quién, no preguntemos cómo es que sale el pollito del huevo, sino cómo entró ahí. Sólo así, quizás, encontremos soluciones. ¿Cómo carajos entró México dónde está? Ahí está el detalle, chato; ahí se las dejo.
Entretanto, qué nos puede pasar, por México andan las reliquias de Juan Pablo II, paseándose, y ya el Cardenal Norberto Rivera pidió por la paz y la justicia en nuestro país. Ojalá –con todo lo que conlleva esta palabra. Hay que hacer algo; mínimo pedirles a nuestros dioses, a lo que creamos, clamarles. O si prefieren, ya que también anda por estas tierras mexicanas Dalia Lama, unámonos a sus reflexiones, a su espiritualidad. Pero, por favor, actuemos. Con los brazos cruzados no lograremos nada, salvo que a este mundo y a este país se los lleve la chingada.
Por eso, les dejo esta "Nueva Oración de los Mexicanos” que me acaban de enviar:
Santa Pascuala… Que no me alcance una bala.
Santa Antonieta... Que no me quiten mi camioneta.
San Macario... Que no me persiga un sicario.
San Andrés… Líbrame de un secuestro Express.
San Abulón… Líbrame de un levantón.
San Timoteo... Que no me toque un tiroteo.
San Federico… Que no me rompan el hocico.
Santa Librada... Que no me caiga una granada y me cargue la chin........AMEN.

De cinismo y anexas

Dice Abraham Nuncio, en su artículo “Indefensión”, que México se ha venido convirtiendo en un país de victimarios y de víctimas “los victimarios son criminales y cocriminales; las víctimas son heridos, secuestrados, torturados, esclavizados, amenazados, censurados, atropellados en sus derechos y muertos; las covíctimas son deudos, dolientes e indignados. Pero todos, salvo quienes poseen las armas o el dominio de aquellos que pueden usarlas contra otros –legal o ilegalmente–, estamos indefensos”.
Y escribió una Fábula que dice así: “Tras una agotadora jornada de trabajo, el lápiz descansa sobre el escritorio. Un balazo en la puerta, un estrépito y pronto se verá encañonado por dos armas. “Aquí te mueres, infeliz”, dijo la de más grueso calibre. “¿Por qué me matan?”, preguntó el lápiz. “Porque escribes, hijo de puta”, le respondieron al unísono las dos armas, mientras lo acribillaban a balazos”.
Ahí se ven.

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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