viernes, 7 de octubre de 2011

Lo encontraron sin lengua

Salvador Muñoz
Los Políticos

Cuando encontraron su cadáver, el cuerpo evidenciaba lo increíble: Había sido torturado. Pero no sólo eso, en el colmo del sadismo, le habían rebanado la lengua. Estudiosos y conocedores aseguraban que el corte era perfecto… como si un doctor hubiera hecho macabra mutilación.
Pero, ¿quién era la víctima?
Las sospechas atormentaban al corazón de sus amigos, de sus compañeros, de su familia… ¿era el cuerpo del dueño de ese periódico crítico? Pudiera ser… más cuando sus palabras retumban aún en los oídos de quienes no querían escuchar, de quienes sí querían hacerlo y de quienes en el anonimato, las repetían bajo el temor de que la policía los detuviera.
Quizás por eso esa carta, firmada apenas el 29 de septiembre, hacía temer lo peor y la sospecha de que ese cuerpo fuera el de él, arañaba la certeza: “Sé que mi vida está en peligro y como los asesinatos del gobierno están a la orden del día, todo puede esperarse. Le suplico que haga el favor de entregar a mi hijo Ricardo, el pliego adjunto que contiene mis últimas instrucciones. Se lo entregará usted hasta pasado mañana miércoles para que tenga la bondad de devolvérmelo. Hay que entregárselo a Ricardo sin que nadie lo vea, antes del miércoles, le suplico que no me busque, ni a mí ni a Ricardo. Mil gracias. Adiós”.
Era la súplica de un hombre que esperaba a la muerte pero no le temía.
Cómo podía temerle después de que escribiera lo que escribiera contra el Gobierno… ¿no lo leyó? Es claro, es evidente, es lógico… ¡nadie se atrevió a imprimirlo! ¡nadie! ¡bola de cobardes! ¡serviles al gobierno en turno!
Por allí se dice que una mujer lo imprimió… pero no tengo la certeza.
Es por eso que cuentan que antes de que desapareciera el compañero, hizo la siguiente petición que, palabras más, palabras menos, recuerdo:
“Urge que el pueblo conozca este discurso, y no pudiendo disponer de ninguna imprenta, recomiendo a todo el que lo lea, saque cinco o más copias, insertando también esta nota, y las distribuya a sus amigos y conocidos de la capital y de los estados”.
Créanme que de haberme llegado antes sus palabras, las hubiera subido a mi blog, a mi twitter, a mi facebook… hoy no me importaría arriesgarme a ser acusado por Alterar el Orden Público pero por sus palabras bien valía la pena la cárcel…
Más o menos decía así y lo entrecomillo con el temor a omitir detalles pero la esencia es la misma:
“Hace varios días que su gabinete está incompleto y no ha sido capaz de completarlo, ¿No piensan señores que esta debilidad de carácter, que esa constante vacilación demuestran un cerebro desequilibrado y son sumamente perjudiciales en las actuales y gravísimas circunstancias porque atravesamos?
“Cree que él es el único hombre capaz de gobernar y de remediar todos sus males: ve ejércitos imaginarios, ve un ejército de noventa y cuatro mil hombres bajo sus órdenes, y fenómeno curioso, que sería risible si no fuera excesivamente alarmante: el pueblo y aun algunos miembros de las Cámaras están desempeñando el papel de Sancho, contagiándose con la locura de Don Quijote, ven en él a un guerrero de más empuje que Alejandro el Grande, y ven en los soldaditos de once años de la Escuela Preparatoria, veteranos más aguerridos que los de Julio César o que los de Napoleón…
“Puede ser que sea bastante dueño de sí mismo, que tenga bastante paciencia para oír la lectura hasta el fin, y que al concluir se ría de mi simpleza de creer que un hombre de su temple pueda ablandarse con mis palabras y entonces me matará o hará de mí lo que más le cuadre…”
Y parece que fue así. La noche del 7 de Octubre “levantaron” al compañero. Después de asesinarlo, lo despojaron de sus prendas, le quitaron el poco dinero que llevaba y se lo dieron de propina al encargado de enterrarlo clandestinamente. Aún no se sabe en qué momento le cortaron la lengua pero se sospecha de Aureliano Urrutia, de profesión galeno, quien conocía a la víctima.
Su muerte es irreparable… médico de profesión, político de corazón pero sobre todo, mexicano hasta la médula, Belisario Domínguez es de esos representantes populares que nos hubiera gustado tener en nuestros días.
Hoy, siete de octubre, en un aniversario más de su muerte.

e-mail: dor00@hotmail.com
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