viernes, 21 de octubre de 2011

Siempre a la vanguardia

Miguel Ángel Gómez Polanco
Vía Crítica

Para quien dudaba del hermanamiento entre los gobiernos federal y de Veracruz, el diputado Eduardo Andrade Sánchez informó el cambio que habrá en el formato de entrega del primer informe de labores del mandatario estatal, Javier Duarte de Ochoa.
El novel Ejecutivo lo haría de manera escrita y sin asistir al Congreso local, dejando esta acción a los secretarios de despacho para que rindan cuentas ante los legisladores, mientras que el evento donde estaría presente Duarte de Ochoa, sería en otro recinto y con un protocolo completamente diferente, tal como lo desarrolla el presidente de la república.
Ahora bien, lo importante del asunto no es la forma, si no el fondo, tomando en cuenta los cambios que ha habido en el gabinete estatal y que hacen referencia a la limpieza que se pretende llevar a cabo, sobre todo en relación a las medidas aplicadas de manera coordinada con el gobierno federal y la rendición de resultados; algo que con la presencia de los aún existentes funcionarios del fidelato, sería imposible lograr con claridad.
En ello resalta un tema que acapara los reflectores nacionales e internacionales y que hoy, a través del programa “Veracruz Seguro” –emblema del pacto- debe tratarse con cuidado, dada la percepción que puede causar en la ciudadanía.
Desde el inicio de este esquema que a partir del pasado 04 de octubre trajo consigo la introducción de la artillería federal a Veracruz, teniendo como objetivo primordial el combate a la violencia y la inseguridad, los resultados pudieran ser inciertos, con una discreta tendencia a lo positivo.
Y es que este programa ha tenido que aceptar la balanza impuesta por el criterio de la sociedad, en la que se encuentran las capturas de los “vivos” y el hallazgo de los “muertos”, pues aunque la Sedena, principalmente, se ha encargado de presentar a integrantes de los “innombrables” y del nonato grupo paramilitar “Matazetas”, la cifra de cadáveres resulta superior, dejando al descubierto a quienes realmente se encuentran en la lucha dentro del estado.
Dijeran por ahí “Veracruz Seguro, debieran operarlo puro forense”, pero la verdad es que los que son, disputan, y los que no, cooperan, y eso es lo importante.
Al final, si yo fuera un gobernador priista expuesto a los ojos del mundo, preferiría aliarme con quien ya tiene un amplio historial de combate y que, además, acusa a mi partido de pactar precisamente con quienes me tienen a merced de la crítica.
Mejor juntos, pero no revueltos y siempre a la vanguardia, procurando que no se atraviese un AU para completar el objetivo ¿o no?

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