viernes, 18 de noviembre de 2011

Licencia Vencida


Brenda Caballero
Números Rojos

¡Qué chinga! Fue lo primero que pensé al ver los requisitos… tener que hacer un curso para poder renovar o canjear mi licencia.
Y es que a quien le gusta hacer ese tipo de trámites que son taaan cansados y burocráticos, generalmente se pierde media mañana, entre el traslado a los módulos, pues el tráfico esta grueso y qué decir de la enorme fila para la revisión de documentos, la expedición del formato de pago, la ida al banco, el regresar para la toma de foto y la espera para la entrega de la credencial, seguramente usted al igual que yo, odia todo ese papeleo pues representan todo un calvario ( y eso que no estamos en semana santa).
Pero le cuento, según uno de los requisitos para renovar la licencia tipo A, es necesario aprobar un curso llamado “Operador/Conductor Profesional Ecológico”. Sinceramente lo primero que pensé fue cambiar de la A a la B, para no hacer dicho curso. Además de que escuchaba comentarios como ¡pero qué me van a enseñar si llevo más de 20 años manejando! ¡Esos cursitos son para los que están empezando a manejar! ¡Ya no saben qué hacer para sacarnos más dinero y perder el tiempo! ¡Tengo que ver quién trabaja en Tránsito que me eche la mano y me den la constancia!

Y he de reconocer que mi tentación fue grande, tan grande que todos los pensamientos anteriores hicieron eco en mí, rezumbando en mis oídos constantemente, gritando desde el interior: ¡piensa en una palanca o cambia a la licencia tipo B!
Y casi caigo, pero algo resurgió dentro de mí, como una fuerza interior, algo sobrenatural que dijo ¿Por qué no? y no fue el Chicharito, sino más bien mi voluntad, pues ¿Qué puedo perder? Pensé.
Llegué barriéndome, aunque con cierto desgano ¡ocho horas de curso!, se dice fácil, pero se requiere un gran esfuerzo ¿o un buen trasero?
La sala estaba casi llena, aproximadamente unas setenta personas que al principio nos resistíamos a aprender, pero poco a poco y gracias a la pericia pedagógica de nuestro instructor Víctor, el tiempo se fue haciendo más ameno.
Créame es revitalizante ver cómo nuestro instructor dominaba la Ley 589 de Tránsito del Estado de Veracruz y su Reglamento correspondiente poniéndonos ejemplos cotidianos y anécdotas vividas.
Apenas habían transcurrido unos minutos cuando mi actitud cambió, y me pregunté ¿Por qué el curso no es obligatorio para todos los tipos de licencia como lo marca el artículo 55 de la Ley 589 ó como sucede en Estados Unidos? Allá se necesita examen médico, de conocimientos y aparte tomar un curso para que se autorice una licencia. ¿Y en México?
Seguí escuchando y tomando apuntes, mientras aprendía que una de las reformas del 18 de octubre del 2010 es que antes, los tipos de licencia se conocía como modalidades, asimismo el Reglamento de Tránsito en su artículo 17 fracción VI, menciona que se debe tener conocimiento general del Reglamento, ¡al menos para evitar que nos agandallen al momento de infraccionarnos! Con decirle que el Reglamento nos habla hasta del derecho de interponer recurso de inconformidad (artículo 139 fracción V).
Con respecto al transporte público, ¿sabía usted que si hace parada a un taxi y el chofer para su unidad, después de preguntarle a dónde va, no puede negarle el servicio de transporte, porque se suspende su licencia y concesión? Siempre y cuando Usted no se encuentre en estado de ebriedad, de alguna droga o estupefaciente y lo reporte a la Dirección General de Tránsito y Transporte.
Parece simple, pero créame que siempre hay algo nuevo que aprender como conductor y como peatón. Porque los peatones no se salvan, también tienen sus reglas de circulación como la forma de cruzar calles, puentes, incluso de alojamiento en las isletas, lástima que no se puedan sancionar como a los conductores, pues aplicarlo implicaría un gran costo político para los gobernantes.
Aprendí mucho ese día, vuelta a la derecha, señales, multas, artículos, grados del alcoholímetro, accidentes, colocación del cinturón de seguridad, mecánica, seguros, relaciones humanas y las famosas reglas de los tres y cuatro segundos, ¿quiere conocerlas? Desafíe su yo interno y apúntese al curso, quien quite y le ayude a ser un mejor ciudadano.
Pasaron las horas y no me arrepiento pues el conocimiento más grande fue la aplicación de la frase de mi instructor: “Que tus emociones no trastornen tu razón”, aunque mi trasero dijera lo contrario.

1 comentario:

Raúl Méndez Velázquez dijo...

Yo tambien creo que se debe educar al peaton, no porque no tengas coche, no quiere decir que no sepas conducirte por la ciudad, cruzar por donde se debe, o incluso no estorbar en las banquetas nefastas de Xalapa