martes, 22 de noviembre de 2011

Tratar de vivir

Salvador Muñoz
Los Políticos

Aquí es donde vivo...
Apenas el pasado domingo, mientras daba con Harry una vuelta matutina alrededor de la unidad, me llamó la atención un carro con las ventanillas del frente abajo. Me acerqué y recostada sobre el volante, una dama. Del lado del copiloto, en el asiento, su bolso y un blackberry. Toqué la portezuela con insistencia para hacerla despertar... al alzar la cara, pude ver los estragos de la desvelada y el alcohol en su rostro. No adivinaba su edad... ¿20? ¿30?
—Señorita, suba sus ventanillas... pueden robarle el bolso y el celular...
Con una cara de What! que no podía con ella, me sonrió y asentó con la cabeza pero sin ánimo de hacer lo que le pedía...
—Señorita, no me iré hasta que suba sus ventanillas...
Lanzó medio cuerpo sobre el asiento del copiloto y subió la ventanilla. Le di las gracias y seguí mi camino.
II
Ayer por la tarde, daba otra habitual vuelta por el perímetro de Jardines de Xalapa con Harry. Justo atrás de Walmart, cerca del jardín de niños Beatriz Velasco de Alemán, una camioneta luchaba por atravesar el pequeño camellón que divide un tramo de la calle de Prolongación de Encanto. Su altura y potencia hicieron que lo cruzara sin mucho esfuerzo. Y es que en el lado de Walmart, la calle está cerrada y muchos se van con la finta cuando entran en ella. No sé a quien competa para poner un aviso que diga que no hay salida en ese tramo o de plano, abrir ese tramo.
III
Una vecina me informa: El próximo domingo habrá junta entre condóminos. La razón: Sigue la ola de robos a vehículos en los estacionamientos de la unidad. Me cuenta la vecina que cierto miércoles para jueves de la semana pasada, dieron cristalazo ¡a tres carros! Lo curioso es que uno de esos carros fue en el estacionamiento contiguo donde yo vivo. Digo “curioso” porque esa madrugada a la que refiere la vecina, yo estuve trabajando hasta las cinco y media de la mañana sin que viera o escuchara algo sospechoso. Entre vecinos se platica el modus operandi de estos delincuentes:
Entra una camioneta oscura al estacionamiento y de ella descienden dos sujetos mientras uno se queda al volante. Alguien de los que baja se queda haciendo una especie de guardia, otro revienta la ventanilla y sustrae el estéreo u objetos que consideren de valor.
Lo increíble es que en el punto del atraco, no tenía mucho que los vecinos acababan de instalar una lámpara con el ánimo de desalentar cualquier intento de robo... pero no funcionó.
IV
Leo con interés una carta de vecinos de Jardines de Xalapa que se quejan por la falta de agua... respiro con tranquilidad porque tiene rato que, de cierto modo, dejé de padecer ese problema... pusimos el tanque de agua. Sin embargo, no deja de ser un problema el desabasto por una sencilla razón: a todos nos cobran por un servicio que es irregular, que si bien en casa le buscamos solución, en sí, de cierto modo, tenemos el problema porque cuando “se va el agua”, tengo que abrir a la reserva y no deja de ser eso, una reserva.
Vaya, seamos sinceros: Hay vecinos que no pagan agua... pero los que sí... ¿qué culpa?
V
En ese paseo vespertino de ayer, fui golpeado en la nariz. No, no por vándalos, borrachos, drogadictos o similares que a veces caminan por Jardines de Xalapa por ser paso obligado a las diversas colonias que rodean parte de esta ciudad capital. El golpe que recibí fue por una peste. Los amigos de Limpia Pública nos hacían justicia después de casi tres o cuatro días que nos castigaran con su ausencia. Entonces, al remover la basura, el golpe de peste reventó mi nariz... bueno, al menos no me fue tan mal como al chavo que se dirigía al jardín de niños ya citado, que al percibir el hedor, empezó a arquearse entre las carcajadas de su madre y hermano... sinceramente, no le vi la gracia.
VI
¿Las parejitas de novios? No, a mí no me molestan. Créame que me preocupa más los sujetos que están libando atrás de Walmart, aprovechando la penumbra, que las parejitas empañando cristales. Botellas de cerveza, licor y latas son pruebas contundentes de cómo la parte posterior de Walmart, los fines de semana, se convierte en una auto-barra. Ya ni se diga a los pobres vecinos que tienen que soportar una malentendida diversión de muchachos que escandalizan, beben, gritan y lloran hasta la mañana siguiente en sus fiestas, pero si no llaman a la policía para conminarlos al orden, pues ése es “su pex”...
¿Las parejitas de novios? Las parejitas de novios son la reminiscencia de mi juventud que conforme pasan los días, sólo me hace reír y recordar que puede salir más barato irse a un motel, que entregar un reloj, un billete, el celular y lo que sea, para evitar que pase la dama un bochornoso escándalo por faltas morales... y es que en Jardines de Xalapa, teniendo Morales, padecemos de muchas cosas... al menos en las que le competen.
Aquí es donde vivo. Y el lugar donde vivo, si tiene suerte, pues no deja de ser un gran lugar, puede que se parezca al lugar donde usted vive... o tratamos de vivir.

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