Ángel Lara Platas
En la política todo puede suceder, hasta cambiarse de cancha en cualquier momento para confundir al espectador en el momento de cuantificar los goles.
El ejemplo más cercano lo observamos en las elecciones de Michoacán, en las que finalmente resulta triunfador el priista Fausto Vallejo. Las mismas en las que el perredista Silvano Aureoles, a pesar que su partido está en el gobierno, lo mandan al tercer lugar de la competencia.
Castigaron al PRD por el mal papel que jugó el gobernador Leonel Godoy con una administración altamente cuestionada por errados y desatinados manejos políticos, en un contexto de alta inseguridad.
Los electores, en la soledad de la mampara al momento de cruzar la boleta electoral, seguramente también recordaron el sonado caso de Julio Cesar Godoy Toscano, medio hermano del mandatario estatal, sobre quien llovieron señalamientos por su involucramiento en asuntos delicados.
Pero la nota que no encajó en este concierto de jugadas que bien pudieron ser magistrales, es la derrota de María Luisa Calderón Hinojosa.
Ante el desolador panorama que sobre sus hombros cargaba el PRD michoacano, la Cocoa Calderón, (así llamada por los michoacanos), sino tenía todo, sí tenía mucho para ganar.
En favor de la hermana del presidente Calderón estaban los programas federales que brindan apoyos para la gente que lo necesita y en muchos casos también para quien no lo necesita.
De su lado estuvo un esquema de publicidad de alcances nacionales, destacando los correos que con propaganda de la candidata llegaron a millones de hogares.
Al proselitismo se sumaron los empleados federales asentados en territorio michoacano. En la campaña de la panista no hubo miserias, al contrario, manaron recursos dispuestos a mojar las manos de los electores.
Especie, mucha especie. Despensas, láminas, créditos a la palabra, utilitarios, de todo; mucho de todo. Hasta promesas de empleo en la siguiente administración. Claro, también hubo trampas, muchas trampas.
Diez mil elementos de seguridad en territorio Purépecha para salvaguardar el proceso electoral, cuya presencia fue tomada por los ciudadanos más como un acto intimidatorio que de seguridad.
Y sin embargo perdió. Poco o nada le ayudó la relación fraternal con la primera figura nacional. En otros tiempos esto hubiera sido determinante para hacer realidad cualquier deseo o expectativa de triunfo, cuando todo se podía con el omnímodo poder del señor presidente. Sí señor.
La nota discordante fue la exigencia del panismo a los órganos electorales michoacanos, con la conocida frase del lopezobradorismo “Voto por voto y casilla por casilla”.
Esta frase fue criticada también por amplios sectores del panismo tradicional, porque su origen se ubica en el airado reclamo en contra de Felipe Calderón Hinojosa, que el perredismo puso en tela de duda al asegurar que el ahora presidente les arrebató la elección.
¿Cómo dar crédito a las acusaciones de la candidata por fraude electoral en su contra, cuando la organización, desarrollo y vigilancia del proceso electoral estuvo a cargo de un organismo cuyo recurso financiero sale de un gobierno cuyo candidato también perdió?
Sobre las quejas sin pruebas sobre intimidación a electores panistas por parte de personas armadas, y bloqueo a sus seguidores por presuntas bandas de pendencieros electorales, obligan a formular la siguiente pregunta ¿Entonces qué hacían o donde andaban los diez mil efectivos de las fuerzas del orden que para eso fueron a Michoacán?
Hay otro asunto de este quid electoral que los electores de Michoacán saben muy bien. Los votos en contra de Luisa María Cocoa Calderón no fueron propiamente por ella ya que por comentarios de sus paisanos goza de buena fama e imagen. No, los votos fueron de castigo pero en contra de las políticas erráticas de su hermano como el responsable de las instituciones federales.
Por eso, las recientes elecciones en Michoacán son una imagen muy actual del hartazgo de la población por la inseguridad, el desempleo, la falta de oportunidades para los jóvenes y por la galopante corrupción que ha corroído inmisericordemente a las instituciones del estado.
Lo que pasó en Michoacán debe ser muy preocupante para el PAN, por ese segundo lugar así haya sido muy cercano al primero del priista. Preocupante porque Fausto Vallejo compitió contra la fuerza estatal del gobernador Leonel Godoy, y contra el poderío federal encabezado por el primer panista del país y también michoacano, Felipe Calderón Hinojosa. Y les ganó.
No les falta razón a quienes aseguran que esto sería el cristal a través del cual se miraran las próximas elecciones federales de 2012; con un particular ingrediente: las izquierdas de López Obrador y de Ebrard, ya se pusieron de acuerdo sobre quien deba ser el candidato presidencial.
A estas alturas del partido, al presidente no le quedan muchas cartas para jugar. No son pocos los que opinan que debe reconsiderar la jugada con Cordero y sustituirlo por Josefina. Pero ya.
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