No fue tarea fácil localizar al sustituto de Humberto Moreira como líder nacional del Partido Revolucionario Institucional, particularmente por que el nuevo dirigente tendrá la gran responsabilidad de asegurar el triunfo del abanderado priista Enrique Peña Nieto, pero también de hacer las cosas de tal manera que en la parte post electoral no existan conflictos que cuestionen la transparencia de la elección.
Si bien es cierto que en la parte correspondiente a los acuerdos y definiciones, Moreira jugó el papel que tenía que jugar, y en la responsabilidad que asumió como presidente de su partido realmente no lo hizo mal; las circunstancias exógenas forzadas por las presiones políticas del momento, aprontaron su decisión a separarse del cargo.
Después de semanas de acuciosa búsqueda del sucesor, finalmente se detiene en la persona de Pedro Joaquín Coldwell.
Pedro Joaquín es uno de los actores políticos más experimentados en el escenario mexicano. Su fama de hombre recto quedó fortalecida con su desempeño en los cargos que ocupó en el estado de Quintana Roo y posteriormente en el ámbito federal.
Con esfuerzo, empeño y dedicación, Joaquín Colwell logra construir una interesante carrera política que inicia como Secretario del Gobierno que encabezó Jesús Martínez Ross, a la que sus paisanos corresponden apoyándolo para conseguir la nominación como candidato al gobierno de Quintana Roo. La ciudadanía, en aquella oportunidad, lo premia en las urnas con el 96% de la votación total.
Veinticinco años atrás, el Presidente de la República Don Adolfo López Mateos formuló un atento pronosticó ante sus padres, el próspero empresario Nassim Joaquín Ibarra y doña Margarita Coldwell. En la escuela primaria Leona Vicario, donde el ahora líder priista estudiaba, le tocó ofrecer las palabras de bienvenida al mandatario que, motivado por la grandilocuencia del pequeño de escasos siete años, aseguró que en su momento llegaría a gobernar Quintana Roo.
Fue un gobernador que manejó las finanzas con transparencia y austeridad. Se condujo con sobriedad republicana al margen de las tentaciones que a muchos les otorga el poder. Sus paisanos aún recuerdan su sencillez en el trato y en el vestir.
En su formación ideológica y política mucho tuvo que ver la cercanía con el veracruzano Don Jesús Reyes Heroles, quien no perdía oportunidad vacacional para convertirse en el huésped distinguido de la familia Joaquín Coldwell en su casa de Cozumel.
Su perfil de hombre discreto que conoce sus límites, y su honradez a toda prueba, llama la atención del Presidente Carlos Salinas de Gortari quien cuando concluye como gobernador lo invita, primero a ocupar la Dirección General de Fomento al Turismo, y un año después como Secretario de Turismo. Con su amplia visión de las cosas logra niveles históricos en la promoción turística.
Con el sereno conocimiento de los puestos y dueño de un estilo extraordinario de hacer política -de la buena-, y por sus habilidades en el diálogo y la conciliación, es designado como Comisionado por la Paz en Chiapas.
En 1998 incursiona en el terreno Diplomático. Es nombrado Embajador de México en Cuba.
Su prestigio político y su trayectoria impecable trascienden al grado de que, en 1994 cuando muere asesinado Luís Donaldo Colosio, se le menciona con insistencia como posible candidato a sustituirlo.
Los comentarios de quienes lo conocen, incluso algunos analistas políticos, coinciden en afirmar que Pedro Joaquín Coldwell, con la garantía de su tacto político, podrá recomponer las cosas al interior de su partido y entregarle buenas cuentas a su amigo y virtual candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
El priismo espera una reestructuración a fondo y el fortalecimiento de las estructuras sobre las que se mueve. Le corresponderá al nuevo líder demostrar a los prosélitos que su amplio currículo no será ningún componente de vanidad. Esperan decisiones firmes para que se queden en los mandos de dirección solo los que funcionen.
En abono a la reputación del nuevo líder, destaca cuando afamados político como los veracruzanos Don Ángel Carvajal y su hijo Gustavo; Miguel de la Madrid, el dos veces líder de los Diputados Luís M. Farías, el líder obrero y Senador Joaquín Gamboa Pascoe, y otros; verdaderos lobos de mar que regularmente se reunían en Margarita 332, casa del yucateco Julio Bobadilla Peña, atraídos por el talento del joven Coldwell, lo invitan a las reuniones –no tertulias-, donde se dirimían cuestiones de la vida interna de los partidos y los otros asuntos de la cosa pública nacional.
Nunca faltaba otro veracruzano, el caballeroso Luís Octavio Porte Petit -ex secretario particular de Don Carlos A. Madrazo-, siempre en compañía de destacados juristas de la UNAM.
Por cierto, de los concurrentes 8 fueron gobernadores, varios, diputados; y otros, senadores.
Peña Nieto encontrará en el Senador a un verdadero aliado, que vendría a darle seriedad al quehacer político del PRI, en el contexto de una mejor imagen, que sí le hace falta.
alaraplatas@hotmail.com
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