El cambio social

Salvador Muñoz
Los Políticos 

El cambio social no radica en elecciones ni en decretos.
Cuando leí esa frase, de inmediato la abracé.
¡Claro! Es razonable.
Desde mi adolescencia o juventud, recuerdo cada periodo electoral que, por un modo u otro, pregona que habrá un cambio para mejorar.
Con una habilidad y gracia increíble sigo escuchando al PAN, al PRD y al PRI la misma cantaleta.
Antes de que el PRD fuera el PRD, muchos mexicanos se esperanzaron en un cambio que nunca llegó... oía a una maestra que refunfuñaba el cambio anhelado mientras daba clases de no recuerdo qué... y doce años después, por fin, ¡llegó el cambio!
Lamentablemente sólo fue un cambio de siglas, de nombre, de colores, de partido... porque el cambio-cambio, sinceramente, no lo vimos.
II
¿Y los decretos? Para mí no son más que los programas de cada sexenio, de cada presidente (hoy, hasta de cada gobernador y alcalde, con eso de la alternancia)...
Tengo en mi mente el de Solidaridad.
Es el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. El progreso lo basaron en pavimentar calles, avenidas, caminos... vaya, ¡encementar todo! Y gracias a ello, muchos políticos hicieron grandes fortunas con sus cementeras...
Incluso, recuerdo, Televisa era parte de esa gran fiesta populista con las estrellas del momento cantando “¡Solidaridaaad!”
El programa parecía bueno (el político)... qué programa no lo es... salvo un ligero detalle que a la fecha perdura en cada programa que nace, se inventa o se saca de la manga: nadie sacia su hambre con un pedazo de concreto, de cemento, de camino pavimentado.
III
Hoy, mis hijos tienen la misma edad cuando yo oía promesas de cambio, de un mejor futuro, de un gran desarrollo... son las mismas palabras de hace más de veinte años... inversión, mejores y más empleos, caminos, progreso, bienestar para tu familia, adelante, vivir mejor, etcétera... y escuchan las mismas cosas que yo escuché...
Por eso, cuando leo esas palabras: “Muchas veces quisiéramos nosotros que el cambio social se diera como por arte de magia, por unas elecciones, por una ley, por un decreto”... asiento desde mi asiento. Le digo a Erwin que estoy de acuerdo con esas palabras, pero... ¿quién las dice?
Reviso la nota y veo: Norberto Rivera.
Erwin remata y me dice: “nada más falta que diga que el cambio social no se da por unas elecciones o por decreto, sino en un acto de fe”... bromeamos.
Sigo leyendo y recuerdo al autor de esa frase: ¡Es Norberto Rivera! ¡Tenía que ser Norberto Rivera! las líneas que siguen me lo confirman:
“Por eso el Señor nos pide ese camino de conversión que lleva consigo siempre penitencia, esfuerzo, sacrificio. Nosotros muchas veces pensamos que eso del sacrificio ya es cosa del pasado. No hay redención, no hay salvación sin la Cruz, sin el sacrificio”...
El cambio social no se da por elecciones, tampoco por decreto... ni mucho menos por fe.
¡Ya nos han sacrificado mucho nuestros políticos y nuestros Dioses!
Si alguien sabe la respuesta al cambio social, la espero con gusto.

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