viernes, 30 de marzo de 2012

El arte de cambiar la realidad

Erwin Bárcenas
Un clavo al Ataúd

Hay musas casi para todas las artes... solo los dedicados a la pintura carecen de ella y por ende, buscan inspiración en las mujeres y sus gracias.
Pero en general, los artistas en todas las expresiones tienen la capacidad no solo de crear de las fuentes de esa maravilla que es Inspiración; ademas, gozan de la capacidad de manipular su entorno, de hacer de cada momento cotidiano, un evento digno de ser grabado en los libros de las grandes obras maestras:
Salvador Dalí hacía del sencillo acto de observar sus pies, poesía para los ojos de una modelo que se rendía de deseo por él...
Picasso inspirado en las putas que frecuentaba, convirtió sus cuerpos en material para que el cubismo tuviera su debida cuota de sensualidad y carne, transformando a dichas damas en obras de arte para la posteridad. Así como éstos, cientos de ejemplos de la grandeza de los genios para convertir polvo en oro...
La actualidad de Javier Sicilia es a la vez de conmovedora para una sociedad necesitada de nuevos Pedros Infantes que sufran como solo nosotros los pobres sabemos sufrir, como merecedora de un poco de corazón caliente y más cabeza fría...
La cruzada del poeta ha sido tomada como todo, menos como lo que es, la penitencia autoimpuesta de un padre, que dejó con libertad y libertinaje a su hijo, solo por las calles de una ciudad atestada de crimen y con pocas posibilidades de andar con buena suerte, mientras él, el Poeta Sicilia, viajaba por países exóticos y paisajes ajenos.
Como todo artista, este poeta logró por medio de la denuncia, del movimiento social, usando las materias primas de inseguridad, descontento, dolor de madres, padres, hijos e hijas por el familiar perdido y la tradicional enemistad entre gobierno y gobernados para escribir un guión donde en prosa y rima, su penitencia fuera entendida como lucha por un país mejor.
A punta de besos en mejillas, como si Judas se arrepintiera de haber dejado solo al hijo del hombre (éste) y pasara la culpa al villano favorito, ése que por obvias razones, por inutilidad y dejadez, por el bono sexenal, no se preocupa por los que lo eligieron...
A Sicilia se le quiebra la voz igual por su hijo que por "dejar" la poesía, pero lo primero no lo vio venir, no estaba en el prevenir; lo segundo es solo otro paso más para camuflagear esta penitencia bajo la tinta de la paz.
En un duro ejercicio de sinceridad, las autoridades tienen responsabilidades, sí; que no cumplen, también; pero al hijo del poeta lo dejaron solo, tanto su padre como el gobierno; uno, por viajar lejos de una realidad que hoy intenta corregir, y los otros, por preparar a sus propios hijos para gobernar.

Contra la burguesía hasta alcanzarla
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