martes, 27 de marzo de 2012

¡Y el ganador es...!

Salvador Muñoz
Los Políticos 

Había una vez un concurso de mentirosos. A la final llegan un perredista, una panista y un priista. Atrás quedó el ecologista, el panalista y uno que otro independiente.
Cuando toca el turno al perredista para exponer su mentira, empieza diciendo:
–Nosotros somos el rayito de esperanza para todos, incluso los mexicanos tienen más fe en nosotros que en el mismo Papa. Dejamos atrás la política de encono para practicar una política de amor y reconciliación... es más, ¡hasta perdono a Jelipe!
El público quedó sorprendido y un largo “¡Ooohhh!” se dejó escapar ante el benepláctio del jurado.
Acto seguido pasó la panista. Recatada en su forma de vestir, inició su discurso pinochesco:
–Es tiempo de que las mujeres asuman el poder, somos más y más sensibles e inteligentes que los hombres... voy a acabar con los funcionarios corruptos incluso de mi mismo partido, por eso puedo decirle de frente a quien quiera “patán” o “pinche”... ¡y qué que me graben! Mi gobierno será de inclusión donde tendrán cabida todos, ¡hasta las gorditas! Yo sí seré la Mujer de la Casa y hasta iré por el pan...
El público quedó sorprendido y un todavía más largo “¡Oooooohhhhhh!” se dejó escapar ante el benepláctio del jurado.
El último finalista pasó... se paró frente al público, lo saludó, hizo una reverencia al jurado, acomodó su nudo de corbata italiana y carraspeó... miró de un lado a otro, y levantó la mano... el público, que hasta ese momento permanecía en silencio, empezó a levantar un ligero barullo. El finalista comenzó a hacer caras y gestos ante la mirada inquisitiva del jurado... manoteó por enésima ocasión y un juez tomó el micrófono e inquirió:
–¿Por qué no empieza?
–¡Estoy esperando que prendan el teleprompter!
II
Entre las promesas de campaña que hacen nuestros candidatos, hay unas que son factibles, alcanzables, asibles que se transforman, en el caso de diputados, en acciones de gestoría y en el caso de alcaldes, gobernadores y presidente, en obras y programas. Sin embargo, hay otras que son más que nada “lugar común”, el “esquetch” esperado, la misma “jalada” de siempre. Es decir, siempre estarán en nuestros candidatos las promesas de progreso, desarrollo, empleo, bienestar, avance, modernidad, nuevos horizontes, apertura, inclusión... vaya, las promesas de cada campaña... pero el asunto estriba en que, aunque ya sabemos que es el mismo rollo, esperamos a ver quién lo dice más bonito, no importa que proceso electoral tras proceso electoral, el progreso, desarrollo, empleo, bienestar, avance, modernidad, nuevos horizontes, apertura, inclusión, nunca lleguen.
Vaya, es una especie de cortejo. Nos enamoran, nos seducen o hay otros que de plano, acaban amargados ante tanto desengaño que ya no les creen. Pero el asunto es que todavía hay más corazones tiernos que creen en ese juego de seducción... el famoso “Prometer hasta obtener, y una vez metido, olvidar lo prometido”.
Todos, sin excepción, habrán de prometernos lo mismo, el asunto es la forma en que te hablen, en que te lleguen, en uno que otro regalito... no importa que esté carita, no importa que esté feíto, no importa si es mujer u hombre... si te llega a convencer ¡te coge... cariño!
Y las promesas de siempre, las mentiras de siempre, las mismas que quizás usted, viejo como yo, ha oído desde niño, seguirán sonando en los oídos de nuestros hijos y hasta de nuestros nietos: vendrá el progreso, desarrollo, empleo, bienestar, avance, modernidad, nuevos horizontes, apertura, inclusión...
¿Qué mentiroso lo ha de convencer? O de plano, ¿ya no cree en el amor... ni en la política?
III
El teleprompter se prendió... más tranquilo, el finalista aguzó la vista y empezó:
–Apreciable Jurado, querido público, compatriotas... nosotros sí sabemos gobernar...
El público quedó sorprendido y dejó escapar un “¡Ooohhh!” ante el benepláctio del jurado.
¿Quién cree que ganó?

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