domingo, 8 de abril de 2012

El Factor Gaviota

Salvador Muñoz
Los Políticos 

Si usted, como buen cristiano, durante este lapso religioso se refugió en templos o playas, es seguro que se libró, no de sus pecados sino de las campañas, a menos que haya tenido la mala suerte de haberse encontrado a nuestros diversos candidatos a cargos de representación popular, “en plan de disfrute”, paseando por los diversos centros turísticos de nuestro estado y país.
Entonces, si fue así, se dio cuenta del acto “proletista”, no proselitista, en que anduvo Enrique Peña Nieto en tierras veracruzanas.
El movimiento político de ese día sacó a relucir un factor que desde el inicio de campaña del priista ha empezado a crecer, si no a la par, más fuerte que el mismo candidato: La Gaviota.
Le explico por qué:
Somos una sociedad amaizada, domesticada, mansa, aborregada. Nos educan con “Nosotros los pobres”, “María la del Barrio”, “Dos mujeres y un destino”, “El Premio Mayor”, “El derecho de nacer”, “Destilando amor”, “La Rosa de Guadalupe”, “La que no podía amar”, para ir formando ideales totalmente alejados de la realidad, de nuestra realidad, y a su vez, van conformando “conductas” o “reacciones” ante hechos similares o que creemos similares a nuestro entorno como si fuéramos actores... y acabamos siendo marionetas.
Hoy por hoy, admiramos a actores, jugadores, modelos, cantantes y el objetivo de nuestras televisoras, es que también abramos el corazón a nuestros políticos... ¿cómo? Con una tesis tan sencilla como es una falacia de autoridad.
¿Y quién es el conducto de esa falacia? Pues Angélica Rivera, la actriz, la esposa, la compañera de fórmula del candidato a la Presidencia de la República.
Sí, es un juicio muy cerrado y obtuso pero Angélica Rivera no puede desprenderse de su esencia como actriz y entonces no queda más que admirar el gran papel que está teniendo como co-protagonista en una campaña telenovelera donde ella es directora, productora, actriz de reparto y guionista de “Lo que mis ojos ven, lo que mi corazón siente”, como así ha llamado a su drama.
Es evidente que la fuerza histriónica la lleva Angélica, al ser imán no sólo en hombres, sino también en mujeres de todas las edades: ancianas que hoy tienen oportunidad de ver a La Gaviota en vivo y a todo color fuera de su pantalla; señoras “en edad de merecer” gritándole “sociaaa” a la esposa de Peña Nieto; y jóvenes, tomándose la foto con el celular en espera de una oportunidad de hacer su sueño realidad, ser descubiertas por Televisa y pasar a la fama para dejar esa miseria de vida que las tiene atrapadas.
Por eso, La Gaviota se deja querer, se deja abrazar, se deja besar; ríe cuando hay que reír; llora cuando tiene que llorar; es seria cuando se tiene que ser seria y discreta, sabe cuando tiene que dejar el lugar para que sea su esposo, el que se lleve las palmas, el reconocimiento del respetable y los honores... es su papel de consorte... el “script” perfecto, el guión para estar en la oportunidad de alcanzar por otra ocasión el Premio TVyNovelas con una actuación digna de Sarita García, Libertad Lamarque, Dolores del Río, donde el sacrificio de la mujer por sus hijos, por su esposo, es la mejor forma de seguir educando a nuestras mujeres mexicanas, siempre sumisas, siempre atentas, siempre agachadas, siempre a la sombra de un marido ejemplar, de un buen hombre, del político que es capaz de solucionar todos los problemas del país y ella lo sabe, por eso pide nuestro voto... no por ser actriz, no porque ése sea su papel, no por ser esposa... sólo para demostrarnos que hoy poy hoy, Televisa ya no sólo es capaz de hacer estrellas de rock, ni actores ni actrices... hoy Televisa es capaz de hacer ¡hasta Presidentes!
“Lo que mis ojos ven, lo que mi corazón siente” es que de lograrlo, mucho de ello se lo deba Peña Nieto no nada más a Televisa, sino al Factor Gaviota.

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