lunes, 9 de abril de 2012

La participación electoral: una opción para enfrentar a los neoliberales

Raúl Abraham López Martínez*
Coyuntura Política XXI 

Recientemente falleció el ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado, a este personaje le correspondió enterrar por completo el discurso del nacionalismo revolucionario que sirvió durante décadas de sustento ideológico para justificar el dominio autoritario del PRI.
En su asunción Miguel de la Madrid recibió de su predecesor, otro miembro de su partido, una administración sumergida en completa crisis económica. Una crisis que puede tener como su telón de fondo el intenso saqueó al que fue sometido el país en manos de la “familia revolucionaria”.
Bajo este contexto, Madrid Hurtado se comprometió con la nación a impulsar una “renovación moral”. Su famosa renovación nunca llegó, las mismas ratas continuaron en sus cargos enriqueciéndose del erario público, sólo que en esta ocasión nos dejó un picante aderezo que hasta la fecha sigue generando sus estragos, ese aderezo se llama neoliberalismo.
De 1982 al 2012 el país ha sido gobernado por tres presidentes surgidos de las filas del PRI y dos por parte de Acción Nacional. Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa; son los nombres de estos personajes responsables de desmantelar al Estado mexicano para permitir una economía de mercado.
Las consecuencias de la implementación de estas políticas económicas han sido desastrosas: un aumento sin precedentes de la desigualdad social, acompañada de un espiral de violencia cuyas causas las podemos ubicar en la falta de oportunidades para obtener un empleo que nos permita obtener un ingreso y una vida digna.
Ante esta violencia surgida de la desigualdad social que impera en cada rincón, de lo que todavía nos queda como país, en lugar de implementar un programa de emergencia social que posibilite el acceso a los estándares mínimos de bienestar a la mayoría de la población, los neoliberales del PAN contando con la anuencia del PRI, han optado por enfrentar el descontento social recurriendo a las fuerzas militares y policiacas.
De esta manera ha gobernado el ilegítimo Felipe Calderón, con mano dura para los alzados en armas y la mano amiga para los grupos económicos y políticos que lo llevaron a ostentar un cargo que no le corresponde.
Sobre esta política bélica, Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota se han comprometido públicamente a mantener en dado caso de que llegarán a ganar la elección presidencial. En otras palabras, nos ofrecen seguir gobernando como lo hace la neoderecha del siglo XXI.
Una neoderecha, que independientemente del partido político del que provenga, comparte los postulados neoliberales y al mismo tiempo buscan gobernar en alianza estratégica con las televisoras.
Esta neoderecha, PRI y PAN, también tienen en común recurrir a las fuerzas públicas para imponer un sentido de gobernabilidad a sus impopulares mandatos.
Esto es lo que realmente se encuentra en juego en la actual disputa electoral. Permitir la continuidad de la neoderecha, en su mascara priísta y panista, o dar un golpe de timón por la vía electoral para llevar a Los Pinos un nuevo proyecto de nación que tenga como su primera prioridad atender las demandas más sentidas de la gente, de defender a las clases medias, que apoyar a los empresarios interesados en rescatar la economía interna. De optar por un proyecto de nación que prefiera invertir en educación, vivienda, salud, trabajo, cultura, recreación, alimentación y dar por terminada está fatídica guerra en la que nos han conducido.
Esta es la oportunidad que nos ofrece el proceso electoral en curso: desterrar del poder a estos neoliberales que ha hundido al país en la miseria y en la violencia.
*Director de la Revista Digital Independiente Voz Universitaria www.vozuniversitaria.org.mx raul@vozuniversitaria.org.mx facebook.com/raul.lopezmartinez Twitter: @raulcronos

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