miércoles, 25 de julio de 2012

Dignidad comprada

Roberto Morales Ayala
Zona Franca

El presidente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, se queja de que los señalamientos de compra del voto que les hace Andrés Manuel López Obrador “ofenden a la dignidad” de los millones de mexicanos que votaron por su candidato, Enrique Peña Nieto, y contraataca exigiendo que se investigue a fondo el charolazo de la campaña lopezobradorista.
Antes, mucho antes del dos de julio, una corriente de opinión pública promovía el voto nulo en franca protesta contra las prácticas corruptas y la inequidad, que ya se observaban, en la competencia electoral. Adelantaba lo que hoy se exige en las calles: La anulación de las elecciones.
Tirios y troyanos de los partidos políticos, priístas y no priístas, no solo criticaron la propuesta, sino hasta denostaron a quienes la promovían, entre ellos al poeta Javier Sicilia, diciendo que se atentaba contra la democracia y en las demencias tropicales de uno de los candidatos “que se favorecía al PRI”.
Frente a ese escenario, el Instituto Federal Electoral podría pasar de ser el aval de un fraude histórico con el uso de recursos propagandísticos que tendrán que ser considerados en una futura reforma electoral, o en otro sentido, y mejor aún, podría pasar a la historia como la institución que, garante de la democracia de los mexicanos, nulifica unas elecciones en las que todos, en menor o mayor grado, resultan ser unos criminales electorales.
La elección federal del 1 de julio, la precampaña, la campaña, los tiempos muertos, la promoción de candidatos con seis años de anticipación, en el caso de Enrique Peña Nieto, y los 12 años que se ha venido promoviendo Andrés Manuel López Obrador, han provocado un desánimo en el electorado y dejan constancia que la democracia mexicana es cara y extremadamente imperfecta.
Entrar al análisis de la elección federal, y ahora al conflicto poselectoral, nos conduce a la revisión del papel jugado por los partidos y sus candidatos, acusados Peña Nieto y López Obrador de financiamiento ilegal y de valerse de trampas para cosechar votos.
Desde hace un par de semanas, Andrés Manuel López Obrador ha venido aportando evidencias de que el PRI usó recursos ilegales; creó estructuras paralelas para financiar a sus promotores del voto y a su estructura de vigilancia del voto; trianguló recursos vía la financiera Monex y las tarjetas de puntos de Soriana.
Dice El Peje que el PRI llegó a comprar 5 millones de votos, lo cual le dio una ventaja en el recuento final de votos, y por ende, la Presidencia de México.
El PRI, que en un principio desestimaba las acusaciones de la izquierda —“AMLO va de mentira en mentira”— finalmente admitió que Monex le sirvió para realizar pagos, aunque, dice, todo dentro de los parámetros financieros aceptados por el IFE.
Ahora el PRI acusa a López Obrador y a la coalición Movimiento Progresista de usar una estructura paralela, a través de Honestidad Valiente y Austeridad Republicana, para puentear recursos de gobiernos estatales y ayuntamientos perredistas hacia la campaña del Peje.
Denuncia, también, que esos recursos sirvieron para pagarle el salario al “presidente legítimo” López Obrador y que serán empleados para sostener el conflicto poselectoral.
La acusación del PRI va en el sentido de López Obrador dispuso de mil 200 millones de pesos para sostener su candidatura a lo largo de seis años, desde que perdió la elección en 2006, y que no reportó ingresos y gastos reales al IFE.
Le ha recordado el PRI al IFE que existe una denuncia por el pase de charola de los allegados a López Obrador en Las Lomas, en el DF, donde el asesor uruguayo, Luis Costa Bonino, encabezó la petición de 6 millones de dólares, que luego se volvió un escándalo y exhibió al candidato de la izquierda.
Lo más jocoso del show es que Pedro Joaquín Coldwell afirme que los señalamientos de López Obrador sobre la compra del voto, son una ofensa para los millones de mexicanos que ejercieron su voto de manera libre.
Lo que ofende a los mexicanos es la degradación moral en que se menean los partidos y candidatos, usando abiertamente los recursos del pueblo para disputarse el poder, trampeando y engañando.
La elección 2012 evidenció una democracia incipiente, pese a disponer de un sistema electoral avanzado, quizá uno de los mejor estructurados del planeta. Las encuestas se convirtieron en una forma de propaganda disfrazada de altísimo costo.
Se trató de encuestas amañadas, bajo el patrocinio del PRI, que apuntalaron la candidatura de Enrique Peña Nieto, a quien colocaron en la cúspide de las preferencias electorales, incluso con una intención de voto de más del 50 por ciento, pero que al final de la elección la realidad mostró que el priísta, con las armas del fraude, apenas tocó los 39 puntos.
La ley no contempla sanciones aplicables a empresas encuestadoras que se presten a manipular cifras e intención de voto. Y mientras esa práctica sea tolerada, un sector del electorado será susceptible de manipulación.
El acceso a los medios de comunicación va de la mano con la inequidad en la contienda. Bajo la mesa, a trasmano, prensa y medios electrónicos son financiados para destacar logros de determinados candidatos, disfrazados de información y análisis, lo que deriva en un ejercicio pseudodemocrático cargado hacia los partidos que dispongan de recursos y limitando a quienes carecen de ellos.
La democracia mexicana es incipiente, pese al gran aparato electoral, que además de costoso, no funciona, funciona a medias o funciona mal. Las reformas que se han realizado, el voto por voto, el sistema sancionador, el retiro de spots cuando transgredan normas de convivencia, no garantizan procesos electorales justos ni transparentes.
En medio de todo está la dignidad del elector. Mientras exista pobreza, carencias y marginación, sobrarán los políticos y partidos que se acerquen a los electores y les ofrezcan un beneficio efímero, una despensa, una lámina o un saco de cemento, habrá quien venda su voto, quien violente su dignidad, quien se venda por una miseria.
Así será, porque, al fin y al cabo, la dignidad en el sistema electoral mexicano, tiene precio y se cotiza al mejor postor. (romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

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