martes, 25 de septiembre de 2012

Grafitti en Xalapa

Claudia Constantino
Las Crónicas del 2012  

Los enemigos de Hernán Cortés pintaban injurias y sarcasmos para burlarse de él, en las paredes de la recién construida ciudad de México durante la colonia como única posibilidad de expresión para desahogar rencores o protestas, amparados por el anonimato y la impunidad. La mañana de ayer, la emblemática Araucaria de Sebastián, aquí en Xalapa amaneció con un enorme grafiti en plata y bordes negros hecha con pintura para metal, con toda destreza y transgresión.
            Manifestaciones en la Plaza Lerdo, tomas del palacio municipal por los integrantes del YoSoy 132 y marchas son moneda de uso corriente en la capital de este estado, y a las cuales el Gobernador Javier Duarte solo alude para “mostrarse comprensivo” ante lo que califica como: “el derecho de los veracruzanos a expresarse”, sin darle mayor importancia ni a las demandas, ni a las opiniones adversas.
            Los ciudadanos de a pie, piensan que las manifestaciones no sirven de nada que no sea de válvula de escape para la frustración. Otros, magnifican los bloqueos de carreteras para hacer escuchar sus exigencias y poner a funcionarios de primer nivel como interlocutores políticamente interesados en resolverlas. Unos y otros, sin embargo coinciden en que los resultados a las demandas ciudadanas usualmente son pobres y lentas.
            Los jóvenes han hecho del país en general y de Xalapa en particular un ámbito más de su fase experimental en la vida, se han apropiado el espacio público para dar lugar a la protesta o la expresión de su modo de pensar, diferente al orden establecido, sin consecuencias funestas felizmente. Porque si bien los cambios a que aspiran vienen como a galope de tortuga, no hay desaparecidos, ni mayor represión que algunos hechos aislados de golpeados, encarcelados por unas cuantas horas o amenazas que nunca pasan de eso.
            La autoridad prudente observa y vigila toda manifestación de descontento en un México muy descontento pero también muy contenido. Nos autorregulamos, los estallidos diarios se quedan en improperios en el primer círculo de relaciones de los ciudadanos, a lo mucho cobra una mayor proporción dentro de las universidades, más como una celebración a la disidencia, que como movimiento que salte a las calles, incomode realmente o logre cambios y atención.
            La alcaldesa de Xalapa capotea a los jóvenes ignorándolos. Manda a limpiar el grafiti de la araucaria de inmediato en silencio total. No interpreta. No se da por aludida. No la toca. No pasa nada. Lo pasa, a sabiendas que los jóvenes NO.
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