martes, 8 de enero de 2013

Campo, narco y EPN

“Rescatar el sector agropecuario implica un doble reto, pues el abandono del Estado ha provocado descomposición social y vacíos que ahora ocupa la delincuencia organizada”
José Luis Ortega Vidal
Claroscuros

(1)
“El 6 de enero de 1915, el entonces Presidente de la República, Venustiano Carranza, promulgó en Veracruz la Ley Agraria, cuya finalidad fue la de rescatar los objetivos fundamentales de las luchas agrarias. Dicha normatividad, a saber, fue redactada por Luis Cabrera.
Sus puntos principales fueron la repartición y la distribución de propiedades, mediante el expolio de haciendas; con esa ley se logró restituir gran parte de las tierras arrebatadas a sus verdaderos dueños por una errada interpretación legislativa en la materia, así como impulsar la Comisión Nacional Agraria (CNA).
Otro de los objetivos alcanzados fue la creación de comisiones locales agrarias y de comités particulares ejecutivos que, suscritos a la CNA, se encargaron de conducir los trámites iniciados en las diversas localidades.” (1)

(2)
El anterior, es un texto que se puede leer en una página del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El siguiente, es un documento que se puede consultar en la página del Senado de la República:
“El 6 de enero de 1915 Venustiano Carranza emitió, en la ciudad de Veracruz, una ley cuyo principal obje­tivo era la restitución de tierras que habían sido enajenadas al campesinado desde las décadas previas al movimiento revolucionario. En el documento, el entonces presidente señala:
[…] que privados los pueblos indígenas de las tierras, aguas y montes que el gobierno colonial les concedió […], y concentrada la propiedad rural del resto del país en pocas manos, no ha quedado a la gran masa de la población de los campos otro recurso para proporcionarse lo necesario a su vida, que alquilar a vil precio su trabajo a los poderosos terratenientes, trayendo esto, como resultado inevitable, el estado de miseria, abyección y esclavitud de hecho, en que esa enorme cantidad de trabajadores ha vivido y vive todavía.
Ante tan desoladora situación, Carranza consideró indispensable “devolver a los pueblos los terrenos de que han sido despojados, como un acto de elemental justicia y como la única forma efectiva de asegu­rar la paz y promover el bienestar y mejoramiento de nuestras clases pobres”.
Para hacer efectivas estas disposiciones, se expidió un decreto que constó de 12 puntos:
Artículo 1. Se declaran nulas: I. Todas las enajenaciones de tierras, aguas y montes pertenecien­tes a los pueblos, rancherías, congregaciones o comunidades […].
Artículo 2. La división o reparto que se hubiera hecho legítimamente […] solamente podrá ser nulificado cuando así lo soliciten las dos terceras partes de aquellos vecinos o de sus causaha­bientes.
Artículo 3. Los pueblos que necesitándolos, carezcan de ejidos o que no pudieren lograr su restitución por falta de títulos, por imposibilidad de identificarlos o porque legalmente hubie­ren sido enajenados, podrán obtener que se les dote del terreno suficiente para reconstituirlos conforme a las necesidades de su población […].
Artículo 4. Para los efectos de esta ley y demás leyes agrarias que se expidieren, de acuerdo con el programa político de la Revolución, se crearán: I. Una Comisión Nacional Agraria […]; II. Una comisión local agraria […].
Los siguientes artículos consideraban los casos de solicitud de restitución y las resoluciones emi­tidas por las respectivas autoridades, en cada uno de ellos. Se establecía además la creación de una ley reglamentaria, que “determinará la condición en que han de quedar los terrenos que se devuel­van o se adjudiquen a los pueblos y la manera y ocasión de dividirlos”. (2)
Esta Ley Agraria, atribuida a Luis Cabrera (3), con­signa parte de las demandas revolucionarias de los zapatistas, aunque el reconocimiento no es explícito. Es por cierto la primera disposición ju­rídica en torno a la cuestión agraria y el preceden­te de las instituciones de este carácter en México.

(3)
Cito ahora un texto de la revista digital Sinembargo que describe la pobreza en el campo mexicano y los vínculos de esta circunstancia económica con el crimen organizado:
“En México, la población rural se estima actualmente en 24.5 millones de personas. De ellas, 10.7 millones pertenecen a lo que se llama población económicamente activa, pero sólo 3.1 millones de productores son dueños de un pedazo de tierra. Según cifras oficiales, 17 millones de mexicanos vivían en la pobreza en 1994; en 1999 la cifra ascendía a 26 millones. De éstos, 17 millones viven en la pobreza extrema, con un ingreso menor a un dólar diario. Dos de cada tres personas que viven en pobreza extrema están en el campo. Un estudio muy reciente (se dio a conocer a los medios en mayo) realizado por la Universidad de Chapingo y el Centro de Estudios Estratégicos Nacionales, afirma que la pobreza en el medio rural afecta al 81.5% de la población, y la pobreza extrema alcanza al 55.3%.”
“El narco y el campo: rescatar el sector agropecuario implica un doble reto, pues el abandono del Estado ha provocado descomposición social y vacíos que ahora ocupa la delincuencia organizada. Vastos territorios del campo mexicano están bajo control de los grupos delictivos. El problema es mucho más profundo. No basta la reactivación económica del campo, sino que la reconstrucción de la sociedad rural pasa por restablecer los órganos institucionales y legales.”

(4)
El narco-campo mexicano. Texto de Víctor Ronquillo publicado en La Jornada.
"Hay que barbechar, aflojar la tierra para sembrar, como son lugares donde no puede entrar el tractor ni la yunta, hay que hacerlo a mano o con zapapico. Es laborioso. Sembrar es fácil porque nada más se tira la semilla, pero después de que nace hay que cuidarla. Son plantas muy delicadas, hay que abonarlas y más que nada regarlas”. Este testimonio anónimo procede de uno de los pueblos de la región de La Montaña en Guerrero, donde el cultivo de la amapola para muchos es una alternativa de subsistencia ante las precarias condiciones del campo. Este hombre, como muchos más, pertenece a la legión de los esclavos del narco, quienes cultivan la amapola de la que se extrae la heroína morena, la mexicana, que se consume en las calles de las ciudades de Estados Unidos, donde la dosis ofrecida por un dealer puede llegar a costar 15 dólares.
Como ocurre con otros grandes consorcios de negocios internacionales, los que menos ganan son los jornaleros y vigilantes de las cosechas, quienes exponen la vida y la libertad para producir la goma de la amapola, la materia prima para la producción de heroína.
En los primeros tres meses del año, con mucha frecuencia a mediados de abril, los campos donde se siembra la amapola se tiñen de un intenso color rojo. Por fin ha llegado el tiempo de rayar la flor.
“Nada más se raya la cascarita y le sale agua; después hay que esperar a que cuaje como cuatro o cinco horas y quede ahí pegada. Luego hay que recogerla en un traste”.
Allá, en La Montaña a la amapola la llaman maíz bola. El imaginario popular ha encontrado una versión distinta del tradicional cultivo, que por generaciones alimentó a los pobladores de las comunidades indígenas.
Desde hace años los precios del maíz cayeron, cada vez es menos rentable su cultivo. Mientras por un kilo de maíz se pagan unos cuantos pesos, de tres a cinco, por el kilo de goma de opio hay quien paga diez mil pesos, poco menos de mil dólares.”(5)

(5)
Leamos ahora una parte del discurso que el Presidente Enrique Peña Nieto leyó en Veracruz, el pasado domingo 6 de enero, en el contexto de la conmemoración de la Ley Agraria de 1915:
"Anteponiendo intereses de grupo trabajaremos juntos, trabajar de manera coordinada, entre organizaciones sociales, entre las organizaciones campesinas, entre los órdenes de gobierno y el gobierno de la república para que el campo mexicano tenga un nuevo rostro que nos permita avanzar (…) Con los pies plantados en la tierra vamos a transformar el campo y a mover a México en pleno siglo 21".
“Esta renovada Secretaría (de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano: SEDATU), tiene atribuciones para impulsar el Desarrollo del Campo y del país, pero con un enfoque integral, quiero hacer mención de algunas de las principales responsabilidades que esta dependencia tiene, primero, potenciar el desarrollo agrario en un clima de paz, certeza jurídica y armonía con el medio ambiente, segundo promover el desarrollo habitacional y urbano del país, la secretaría deberá prever las reservas territoriales necesarias para vivienda y suelo urbano, considerando la disponibilidad de agua”.
“Debemos identificar con precisión las vocaciones de cada región y de cada estado para potenciar el territorio de manera inteligente, hay que acercar la producción de los núcleos agrarios para el consumo de las ciudades, pero también queremos proteger el valor real de la tierra (…) vamos a restablecer la fuerza y la rectoría del estado, para potenciar un desarrollo enorme en la legalidad y con justicia”. (6)
(1) http://www.inah.gob.mx/index.php/boletines/9-declaratorias/4802-en-1915-venustiano-carranza-expidio-la-ley-agraria

(2) http://www.senado2010.gob.mx/docs/cuadernos/documentosRevolucion/b18-documentosRevolucion.pdf

(3) Abogado, político, escritor y diplomático mexicano. Fue defensor de las causas campesinas y se le acredita la redacción de la Ley Agraria de 1915, cuyo contenido –de hecho- defendió desde los albores de la Revolución de 1910.

(4) Por: Redacción / Sinembargo - enero 6 de 2012 - 0:05 http://www.sinembargo.mx/06-01-2012/112634

(5) La narco agricultura: cáncer del campo mexicano http://www.jornada.unam.mx/2011/01/15/agricultura.html

(6) Declaración de Enrique Peña Nieto –Presidente de la República- durante la conmemoración de la Ley Agraria de 1915, en Boca del Río, Veracruz; el domingo 06 de enero del 2013.

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