Piqué, piquete y abrazo

La foto del Carnalito, ¡oportuna! Los chavos golOXXOS!!! (www.fotoxalapa.com.mx)

Salvador Muñoz
Los Políticos

De Shakira al Carnalito... del Carnalito a Pardiños.
Antes de entrar en detalles, advierto al lector que la narrativa a continuación puede parecerle de mal gusto por su contenido, pero no por ello, deja de ser una realidad común y corriente (para algunos, más corriente que común) entre algunos varones.
Así que una vez advertido, inicio...
A nadie pasó inadvertido el nacimiento del hijo de la cantante Shakira y el defensa central del Barcelona, Piqué... fue un acontecimiento mundial que abarcó dos mundos: el de la farándula y el deportivo, por lo que su extensión fue más que amplia...
La duda que todos tenían era qué nombre ponerle al bebé. No faltó el veracruzano que propusiera que le pusieran Mela o Sela... afortunadamente para el pequeño se quedó en Milan Piqué...
Conste que al inicio puse “De Shakira al Carnalito” porque suena más feo “De Piqué al Carnalito”...
Preciso: Carnalito es como se conoce al amigo y fotógrafo Víctor Hugo Moreno, quien tiene su página web “fotoxalapa.com.mx”.
Carnalito, con una de sus clásicas y oportunas fotografías, no sólo ha hecho que admire una vez más su excelente trabajo, sino que me hizo recordar un texto que hace más de tres años hice.
La foto que me lleva al pasado, ubica por la espalda a un grupo de empleados de la cadena comercial “Oxxo”, empresa que por cierto, hizo ayer una donación al Instituto Down de Xalapa.
El asunto es que mientras se toman la foto del recuerdo los amigos del “Oxxo”, el Carnalito se percata de un afectuoso saludo, detrás de cámaras, entre los empleados que hace años, los políticos veracruzanos asentados en el DF bautizaron como “Abrazo jarocho con piquete”.
No sé si el editor permita la publicación de la foto, pero ha de adivinar el lector en dónde va el piquete.
No se espante... es un “saludo” muy usual entre “amigos”... ¿por qué? sinceramente no lo sé pero me recuerda un poco a los perros que si bien, no se pican la colita, se la huelen. Quizás por allí, en un asunto de memoria genética de cuando éramos antropoides o ándabamos en cuatro patas, venga tal asunto...
Del Carnalito a Pardiños...
Y es por eso que recuerdo el texto publicado en el semanario El Número Uno, de Cecilio García Cruz, que, tal, lo reescribo como me lo contaron aquella vez:
“Escenario: restaurante Pardiños en la ciudad de México. Para ser más exactos, la avenida Insurgentes Sur 1843, colonia Guadalupe Inn. Por muchos años, este negocio gastronómico fue el centro de reunión de veracruzanos polacos encumbrados en el Gobierno federal para recordar las delicias del terruño querido. Allí pasaron todos para degustar pescados, mariscos y las tradicionales sugerencias regionales como gorditas, frijolitos con platanito, picaditas, salsita de chicharrón, mondongo, etcétera.
“Personalidades como Gustavo Carvajal Moreno, Fernando Gutiérrez Barrios, Fidel Herrera Beltrán, Dante Delgado Rannauro, don Jesús reyes Heroles, Luis O. POrte Petit, Manuel Ramos Gurrión, Dionisio Pérez Jácome, entre otros.
“El anfitrión: don Antonio Ferrari Alemán, propietario del negocio, padre de Ramón, abuelo de Toñito y tío de Feyoyo Ferrari. Carismático, cabrón y conversador se pasaba las horas entreteniendo a los comensales. Allí nace el célebre Abrazo jarocho con piquete, por supuesto, creación de don Antonio. Varios políticos (hombres y mujeres) tuvieron la oportunidad, previa advertencia, de ser recibidos con la ocurrencia del señor Ferrari.
“Cuentan que en una ocasión, visitó el restaurante el poderoso secretario de Gobernación don Jesús Reyes Heroles, uno de los ás grandes ideólogos que ha dado la política mexicana. Allí fue recibido por don Toño y otros comensales veracruzanos que lo esperaban para saludarlo. Le consultaron al encumbrado funcionario sobre el protocolo que solía aplicar el anfitrión a los grandes políticos. Y don Jesús aceptó sonriente con un Por supuesto que sí”.
Se insiste: Se trata de comentar dos hechos, el de Shakira y el del Carnalito, y cómo el ingenio y la picardía se desatan en ellos para recordar parte del anecdotario político, sin ninguna intención de molestar tanto como lo sería ¡un piquete de culo!