miércoles, 20 de febrero de 2013

El ejemplo para Américo

Salvador Muñoz
Los Políticos

Es sábado de Carnaval. Dejamos al chaparrito en la veterinaria de Alfaro. Le toca vacuna y corte... nos dan tres horas y media para pasar por él. ¿Regresar a la casa a desayunar? Optamos mejor por hacerlo en el Centro que es todo paz. Sugiero a la mujer ir a La Casona del Beaterio comentándole de unos panecillos con mantequilla que están deliciosos mientras pienso en mi salsa de longaniza que allí hacen. Caminamos hacia Enríquez. Llegamos al costado de palacio y bajamos al restaurante. Entramos y tras alojarnos en una mesa, esperamos... uno, dos, tres minutos... al minuto cinco sin mesero, invito a la mujer un lechero mientras que pienso en unos huevos a la oaxaqueña... ¡pero de La Parroquia! Nos retiramos de La Casona... yo, bufando; la mujer, tranquilizándome.
II
Leo con atención a Américo Zúñiga, diputado local por Xalapa, la tibieza con la que se refiere a la posibilidad de que se cierre el Centro Histórico al paso de vehículos.
Digo “Tibieza” porque la ambigüedad de su respuesta le permite no causar escozor a los involucrados con este tema, en este caso los comerciantes (Canaco) y el ciudadano, al declarar: “Creo que se debe hacer un gran análisis y la repercusión que tendría en el sector comercio”.
Hacer “un gran análisis” encierra un lapso que no tiene principio ni fin. Tampoco se arriesga a suponer si el cierre impactaría de manera positiva o negativa al comercio... es ambiguo. Pero no porque sea malo, esquivo o irresponsable (en el sentido de no querer asumir una posición)... así es Américo, es su personalidad, donde evita al máximo causar una molestia en un tercero.
III
Nos sentamos en La Parroquia. Lechero, natitas y pan de entrada. ¡Ah! Eso sí: atención del mesero a diferencia de La Casona. Compro unos boletos de lotería y entonces descubrimos el estacionamiento de Seguridad Pública enfrente de La Parroquia. ¡Es increíble! Paso todas las noches por allí, pero nunca me había percatado del edificio que hoy ocupa la gente de Bermúdez Zurita.
Salimos satisfechos y con la barriga llena. En la esquina, donde hay una tienda donde compramos una extensión para el horno de micro-ondas de los abuelos. Enfilamos nuestros pasos hacia el Callejón del Diamante. Caminamos entre artesanías, gente, un rico olor a café y entramos a un mundo de locales donde hay desde tatuadores, chucherías y ornamentos de diferente material. La mujer observa, pregunta precios, se sobrepone collares, aretes mientras a mí “me da cosa” la gente que atiende con sus piercings en párpados, lóbulos, lengua...
Descubrimos un mundo de artesanías que van desde lo más sencillo hasta lo más hermoso... ¡estos bueyes son artistas!
Al final del Callejón, Brenda descubre el collar que necesitaba... y lo compramos.
IV
Amigos del DF les fascina Xalapa pero no dejan de lamentarse el terrible tráfico que hay en el centro de la ciudad. Vienen huyendo de ello y se encuentran con ello.
Les fascina el Centro Recreativo, el IVEC, la galería Alva de la Canal, el parque Juárez. ¡Pararse sobre la parte alta de Barragán o desde el Balcón del Agora y admirar los (pocos) tejados, es casi una experiencia religiosa!, dijera el Iglesias. Xallitic los embriaga por la sencillez de su belleza, y los envuelve el misterio de Palacio de Gobierno.
Digo “el misterio”, porque cuando se acercaron por el acceso de Enríquez, la presencia policiaca que los interroga sobre su destino y posteriormente los invita a pasar por el lado del parque Juárez, como que los cohíbe pero insisten. Dan la vuelta y pasan por el mismo interrogatorio: ¿A dónde va? ¿Qué oficina visita? lo que los desanima a querer conocer ese inmueble que se ve tan bonito por fuera.
Aquí le doy la razón a Américo... descentralizar las funciones administrativas. ¿Se imagina Palacio de Gobierno como museo?
V
El Centro Histórico necesita descongestionarse de tráfico vehicular para dar paso al peatonal.
He leído a la Canaco lamentar su desgracia porque las grandes plazas comerciales (Américas, Animas, Crystal y Museo) les han “robado” clientela. La queja es buena pero sinceramente, qué gente en su sano juicio, bajaría al centro para pasear cuando el tráfico, ruido y smog, hacen indeseable un paseo por allí. Quienes tienen la desgracia de cruzarlo ya sea en carro o hasta en moto, saben que es un auténtico martirio.
Por ello, cerrar el Centro Histórico invitaría a muchos turistas a conocerlo y a muchos xalapeños, re-descubrirlo. Sí, re-descubrir nuestra ciudad, con sus callejones, con sus empedrados, con sus tiendas de dulces, de artesanías, con sus cafés y demás productos... Implicaría también que el empresario fuera exigente consigo mismo para que igual fuera un difusor de lugares qué visitar en el centro, un generador tanto de turismo como de ventas y por qué no, un promotor de actividades culturales, artísticas, deportivas en la Plaza Lerdo o en el Parque Juárez o la parte superior de El Ágora, para tratar de hacer del centro, un punto de reunión familiar...
VI
Allá por 1989, a instancia del alcalde Guillermo Zúñiga Martínez, surge la Comisión Coordinadora del Centro Histórico de Xalapa (Cocochix) cuyo presidente era Magno Garcimarrero Ochoa. Con el cuate y otros defensores urbanistas, surgió el Domingo Peatonal, cuya idea era que las personas caminaran por el centro de la ciudad.
Se buscaba eliminar el ruido del centro, los humos; se pretendía recuperar los espacios y hacer del centro de Xalapa su corazón y no unos intestinos gruesos con estreñimiento.
Durante dos dos meses y medio, o sea, nueve o diez domingos, funcionó aun con las protestas de los comerciantes que aseguraban que no vendían... un absurdo porque hasta la fecha, nadie ha implementado autoservicio.
Dos intereses siempre se han manifestado contra la intención de cerrar el centro: el de los comerciantes, que creen que si se sacan los coches, ya no van a poder vender; y el de los concesionarios del transporte urbano, que creen que entre más grande es el autobús, más ganan o menos pierden.
Ambos, siempre anteponen sus intereses económicos, aunque sea en perjuicio de los ciudadanos.
Recuerdo esos domingos peatonales y realmente eran extraordinarios... políticos y hombres con la iniciativa de don Guillermo Zúñiga Martínez, vale la pena seguir. Américo tiene un buen ejemplo... yo también espero que lo siga y que demuestre con hechos y resultados, como dice que es su gestión como diputado, que en verdad ama a Xalapa.

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