miércoles, 20 de febrero de 2013

Gina Domínguez: la terquedad y la realidad

Roberto Morales Ayala
Zona Franca

Motor y detonante de la violencia, la inseguridad no sólo tiene sus causas principales en la pobreza y el nulo desarrollo de los pueblos, sino también en la complicidad policíaca con la delincuencia, el disimulo institucional ante la corrupción y ahora en algo peor: el afán de los actores políticos por negar la realidad.
Todo el tiempo sabemos de ejecuciones, de secuestros, de levantones. Sabíamos de comerciantes y empresarios que debían pagar cuota para no ser molestados por los agentes del crimen organizado, pero ahora son comunidades enteras, principalmente en las zonas rurales, que deben ponerse a mano con su derecho piso, a riesgo de morir si se inconforman o si protestan.
Frente a la complejidad del problema —los pueblos en estado de indefensión y a expensas de las formas más brutales de violencia—, han surgido las policías comunitarias, las llamadas autodefensas que tuvieron sus primeras expresiones en Michoacán, en Guerrero o en Oaxaca, y que hicieron evidente el rechazo social al clima de zozobra, al ambiente de miedo, a la incertidumbre en que se vive día con día, pero también a una clase política, a la que tilda por igual de incapaz y de sus enredos con la delincuencia.
La proliferación de policías comunitarias, integradas por mexicanos de a pie, vecinos del lugar, recelosas de la autoridad, armadas con pistolas y rifles, a veces sólo con un machete o lo que tenga a su alcance, denota también el repudio a las corporaciones policíacas; una protesta elemental ante la complicidad de las fuerzas del orden con el crimen organizado; la pasividad del estado, de los gobiernos federal, estatales y municipales, y una voz que advierte que las instituciones han fallado.
Veracruz no es ajeno a ese sentir y a esa reacción popular. Las autodefensas han comenzado a aflorar. Hay evidencia de que en el norte del estado, en la frontera con Tamaulipas, la sociedad ha constituido sus policías comunitarias, lo mismo que en Ciudad Mendoza y Acultzingo, ya en los límites con Puebla.
Eso lo ha reconocido el presidente del Consejo Ciudadano de la Procuraduría General de la República, en Veracruz, Arturo Mattiello Canales, quien confirma la existencia de esos grupos de autodefensa en tres regiones de Veracruz.
Su declaración se produce a la par de la que realizó la vocera del gobierno de Veracruz, Gina Domínguez Colío, quien de tajo negó que hayan policías comunitarias en la entidad.
Son, dice Gina Domínguez, “sólo rumores y confusiones, pero no han surgido células de autogobierno”. Dice que en no existen y que “hubo una confusión en algunos medios (de comunicación) porque hubo una manifestación de ciudadanos campesinos en la zona de Acultzingo que protestaron porque los policías estaban extorsionándolos cuando bajaban de la Sierra con su madera”.
Lo insólito es que asegura la vocera del gobernador Javier Duarte, que ya se conminó a los policías a que dejen de extorsionar y se dediquen a su trabajo. Es decir, sabiéndolos delincuentes, les permiten continuar siendo parte del aparato policíaco. Eso es complicidad.
Sostiene también que los “Mata secuestradores” o la “Guardia Civil Huasteca” son producto de la imaginación, rumores difundidos vía correos electrónicos pero sin sustento.
“Eso no existe. Fue un correo que ustedes conocieron, que se manejó, pero no hay. Realmente la gente exige y la autoridad tiene que responder y hoy lo van a ver con este programa que hoy se pone en marcha, que se llama Policía en tu Colonia, precisamente para proteger a los ciudadanos, en este caso de delitos del fuero común, que son asaltos a transeúntes, a casa habitación, que se han tenido registros y reportes de que se han incrementado en algunas zonas de la ciudad”, indicó.
Matiello y Gina Domínguez chocan en sus versiones. Para el presidente del Consejo Ciudadano de la PGR, hay tres regiones en que ya existen policías comunitarias; para la vocera del gobierno veracruzano, sólo son rumores.
Los rumores, sin embargo, tienen rostro y cuerpo. O sea, no son tan rumores. En Las Choapas, se ha acreditado que poblaciones enteras desecharon a la policía municipal y optaron por protegerse por sus propios medios. No tienen armas, pero no permiten que nadie actúe fuera de la ley.
El hecho, a pesar de lo que diga la vocera del gobernador, es real.
Así ocurre en la comunidad Felipe Ángeles, en los límites con Chiapas. No enfrentan al crimen organizado, pero sí a los delitos del fuero común. Se han organizado para tener comandante rural y algunos ciudadanos hacen la labor de policías. Su objetivo es prevenir y castigar el robo o cualquier transgresión al orden. Los campesinos revelaron que tienen su propia policía ante la nula vigilancia y atención de seguridad de las policías estatal y municipal.
Cuanto ahí sucede no es un rumor. Lo dice el ex agente municipal Eliezer Aguilar Muñoz, quien cuenta que el ayuntamiento de las Choapas no les garantiza seguridad e incluso, el gobierno municipal les enviaba policías pero querían que les pagaran alimentación, antojitos y hospedaje. Pero la situación hizo crisis. Los policías iban a las tiendas, consumían productos y no pagaban. Eso sí, las multas por alguna infracción las cobraba el ayuntamiento. Optaron por quedarse sin seguridad y ahora se la garantizan a sí mismos.
Cuando se conoció el caso, por la difusión que hiciera Presencia Sureste, patrullas de Seguridad Pública de Veracruz fueron enviadas a entrar en contacto con las policías comunitarias y saber cómo operan, si están armadas, su estructura y expresarles que cuentan con la policía estatal, la cual comenzaría a realizar rondines permanentes.
O sea, la existencia de los sistemas de autodefensa o policías comunitarias en Veracruz, no son un mito ni un rumor, como dice la vocera del gobierno de Veracruz, Gina Domínguez. Son reales, como real es, también, su terquedad.

(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

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