lunes, 18 de marzo de 2013

Batman, Blue Demon y la Mujer Maravilla

Salvador Muñoz
Los Políticos

De la madriza de Georges Saint Pierre a la del sospechoso de Jardines de Xalapa, sólo hay una diferencia: la duda.
Aficionado a las peleas de artes marciales mixtas, conocidas también como “todovale” o de la UFC, a temprana hora no pude ver la confrontación estelar del canadiense Saint Pierre contra Nick Díaz. La razón: La mujer quería ver “Los Miserables”, pero no la del francés Gerard Depardieu, sino la del británico Liam Neeson. La adaptación al celuloide de la obra de Víctor Hugo se lleva más de dos horas de estar pegado frente al televisor, hoy pomposamente llamado pantalla.
Así que, cuando acabamos de ver la película, extasiados, ella acudió a los brazos de mi mayor rival en la cama, Morfeo y yo a mi fiel amante: el control remoto y me dispuse a ver la repetición de la pelea esperada por el campeonato de peso Welter... pero unos gritos me hicieron reaccionar.
II
El hacer política sin pretender darse cuenta de que las conductas protectoras para evitar la realidad, que pega en la cara cual fotografía de “Cuartoscuro”, simplemente deja mal parado al funcionario. Negar la realidad, decir que no tiene importancia o pedir castigo para quien la exhibe, no raya en el autoritarismo, sino en un acto de desesperación y quizás hasta depresión.
En la foto de Félix Márquez (Cuartoscuro) donde exhibe a personas con armas, en la comunidad de “El Inglés”, en Tlalixcoyan, definidas éstas como “Grupo de Autodefensa”, el espectador le da la validez que merece a tal gráfica bajo una tesis muy simple: uno cree en lo que ve.
La respuesta del Gobierno, a negar su existencia aunque la esté viendo, remonta a la anécdota del funcionario sorprendido por su esposa, con los pantalones abajo haciendo el amor con su secretaria en el escritorio. La respuesta de éste es, ante lo evidente, salir tras de su mujer, subiéndose los pantalones, gritándole: “¡Mi vida, no es lo que crees; no viste lo que viste; no es cierto!”
Si bien la pareja no se divorció, dicen sus allegados que el marido, a la fecha, ¡niega los hechos! Incluso, hoy tiene hasta el descaro de decir que la señora ¡está loca! 

III
“¡Párate o te mato! ¡Hijo de la chingada!”
¿Era en la tele? Afiné el oído y vi la pantalla... no, si bien la violencia que se ejerce en las peleas de artes mixtas es fuerte, son cuidadosos con el lenguaje. Bajé un poco más el volumen y oí otro grito que ya no definí. Me asomé a la ventana y vi entonces al policía, saliendo de un lado del edificio donde vivo, tomando por la parte de atrás, en el cuello de una chamarra blanca con vivos oscuros, a un sujeto.
Cerca del contenedor, estaba una patrulla, esperándolo. Enfrente de donde vivo, salió otra patrulla y a paso veloz, otro uniformado hablando con el tipo del grito que me hizo reaccionar de mi adormilada velada de “valetodo”.
Un sujeto estaba en la banqueta gritando sabrá Dios qué a los uniformados. Se bajaba a la calle y volvía a subir a la banqueta. Me dice la mujer (que para ese entonces ya estaba al igual que yo y otros disimulados condóminos de otros edificios, pegada a la ventana) que es un vecino.
Mientras, desde mi ángulo visual, veía que el detenido cerca de mi casa, era pasado por báscula. No narro el procedimiento porque es claro que no se lo piden por favor y los modales ingleses al parecer no va para los sospechosos.

IV
¿Y qué pasó con el Policía de Vialidad que puso de rodillas a un aparente motociclista infractor? Sí, sí... ya sé que dijo López Santoyo, el titular de Tránsito, que por el momento, mientras se investigaba, estaba sin circular el uniformado... acuartelado, dijeran en otros tiempos. Pero, de eso, ya tiene más de una semana.
Y la pregunta va porque la memoria colectiva es muy endeble y la información, de tan rápida que se da, hace que los hechos habiten nuestra memoria poco tiempo para desecharlos ante algo novedoso y puede que nos olvidemos pronto de lo importante para cobijar lo intrascendente u otra cosa más relevante.
Considero que Tránsito debe expedir un comunicado donde diga si se sancionó, castigó, dio de baja o premió al uniformado, ya sea por el abuso de autoridad o por el cumplimiento de su deber, pero no ser omiso ante un hecho que, bajo una fotografía, plasmó una realidad: prepotencia... o vayan a decir nuestras autoridades que tiene el mismo efecto que fotografiar a tres personas disfrazadas de Batman, Blue Demon y la Mujer Maravilla ¡o peor! cárcel para el ciudadano que tomó la foto del Policía de Vialidad humillando, al poner de rodillas, al infractor.

V
“¡No lo pateen! ¡no lo pateen!” Era el grito, no sé si de algún vecino o del sujeto que estaba brincando entre la banqueta y la calle vociferando desde hace rato a los uniformados. No prestaba atención de dónde venía el grito pues trataba de ver la acción... no, no la madriza de Georges Saint Pierre a Nick Díaz, en la tele; sino en mi otra realidad, allá, justo abajo de donde vivo: un policía tomaba vuelo con su pierna derecha a algo que supongo era “alguien”. Otro sujeto aparte del tipo de la chamarra clara con vivos oscuros.
“¡Gandallas!” gritaba el vecino nervioso de la banqueta. Desde el ángulo donde estaba, no alcanzaba a ver más que al de la chamarra inclinado sobre la batea con el policía que lo había detenido así como el otro que le daba vuelo una, dos, tres veces a la pierna sobre ese “algo” que parecía “alguien”.
La portezuela abierta de la batea y ver subir al de la chamarra además de oír el ruido de algo más que caía al interior, me decía que la acción, en la calle donde vivo, había terminado pero en la tele continuaba con la madriza de Saint Pierre a Díaz.
—¿Qué hicieron?— me pregunta la mujer.
—Ni idea...
El movimiento exterior puso tenso a Harry quien me pidió salir. Aproveché para ver el carro. Intacto. Harry le ladró a dos pares de jóvenes que se derretían al ver a mi can sin importarles sus ladridos. Pasaban como si nada hubiera pasado. En una unidad donde es habitual el robo a carros estacionados, a transeúntes, a las mismas casas, después de la detención de dos personas minutos antes por mis lares, me da la confianza de caminar con mi Harry a las dos de la mañana pero nada más me queda una duda:
Para la zarandeada con patadas de por medio que recibió uno de los detenidos, he de suponer que lo que hicieron, ha de haber sido algo grave... pero, no vi noticias al respecto... ojalá Seguridad Pública informara a los vecinos de Jardines de Xalapa, ya sea para agradecerles por el cumplimiento de su deber, o bien recriminarles por el abuso de autoridad... al menos que haya visto, la noche del sábado, a Batman, Blue Demon y la Mujer Maravilla luchando por la Justicia.

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