lunes, 18 de marzo de 2013

¿Quiénes son los Miserables?

Brenda Caballero
Números Rojos

Muchos años había escuchado de la obra de Víctor Hugo, Los Miserables, sin embargo no me había detenido a saber más de ella ni leer la novela. Sin embargo, este fin de semana tuve la oportunidad de ver la película.
Desde luego, no fue la adaptación más reciente, el musical ganador de 3 premios Oscar, donde sale Hugh Jackman, Russell Crowe y Anne Hathaway, sino la película de 1998, con Liam Neeson, Geoffrey Rush y Uma Thurman, que a pesar de las críticas negativas de los 50 últimos minutos de la película, a mí me pareció buena.
No es fácil adaptar un libro a una película, y más si se trata de más de mil páginas, siempre quedará algo sin decir o algo sin mostrar; siempre habrá quien difiera y critique lo realizado… siempre habrá “un miserable” descontento.
Luego entonces, déjeme aclarar por principio el término “miserable”, ya que según el Diccionario de la Real Academia Española, tiene su raíz en el latín “miserabilis” que va desde ser desdichado, infeliz, abatido, sin valor ni fuerza, mezquino (que escatima en el gasto) hasta perverso, abyecto o canalla.
Esto aclara mi mente. Creo que tengo muchas posibilidades de “miserable” en algún momento de mi vida.
Pero regresemos a la trama de la película que, a mi juicio, deberían transmitirla por televisión abierta, ya que es una suma de valores que actualmente necesita la sociedad como la redención, el perdón, la esperanza y el amor. Gira en torno a Jean Valjean, condenado a prisión por varios años tan solo por haber robado pan para no morir de hambre.
El hombre sale de prisión, sin embargo, su pasado lo perseguirá constantemente y le impedirá salir adelante… no importa que se haya redimido, siempre tendrá esa sombra.
Algo similar pasa en esta vida, pero se acentúa más en la política y con la mujer.
Hace unos días leía una columna de Federico Arreola, defendiendo a Angélica Rivera esposa del presidente Enrique Peña Nieto, donde muchos mexicanos no le perdonaban su pasado de actriz, pues lo consideran negativo y con falta de perfil para cubrir la Presidencia del DIF Nacional.
Ciertamente coincido con Arreola: ella no tuvo la culpa de ejercer anteriormente esa profesión. Es más, nuestra Constitución no define por medio de artículos los requisitos que debe reunir la esposa del Presidente.
Otro caso semejante de pasado “oscuro” es el que rodea a la zacatecana Giselle Arellano Avila, precandidata a diputada local migrante a quien el Partido Acción Nacional no le permitió su registro porque presuntamente trabaja en Las Vegas como escort (dama de compañía) y porque apareció vestida de ángel y con muy poca ropa en un video grabado, al parecer, para una casa de citas por lo que a pesar de que el Comité Ejecutivo Estatal la había aceptado inicialmente, apenas este fin de semana, el Comité Ejecutivo Nacional del PAN rechazó su registro con el argumento de “no tener un modo honesto de vivir y ser de reconocido prestigio y honorabilidad”.
Woaooo!!! vaya justificación, pues me imagino que todos los demás registrados sí tienen un “modo honesto de vivir” o más bien, ya le agarraron el modo, como saltar de puesto en puesto durante años para ser alcaldes, diputados y senadores.
Es más, todos los candidatos que se registran, gozan de excelente prestigio y honorabilidad.
Tristemente, el pasado seguirá persiguiéndolos, no importa la redención como la de Valjean, no importa las buenas obras realizadas, los estudios… ante la política, siempre serán miserables.
O ¿los miserables seremos nosotros?
No cabe duda que es más fácil perdonar lo corrupto que lo puto.

Email: caballero_brenda@hotmail.com

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