miércoles, 3 de abril de 2013

Los espurios en el PRI

Roberto Morales Ayala
Zona Franca
Dicen que en política la forma es fondo. Quizá por eso, porque los conflictos entre priistas no pudieron ser superados, el PRI ya encargó a sus satélites y aliados, el Partido Verde y el PANAL, que postule en siete distritos electorales de Veracruz a candidatos que por el tricolor simplemente no pasan.
En esa condición se hallan Renato Tronco Gómez y Mónica Robles de Hillman, a quienes el PRI intentó insertar bajo sus siglas y provocó airadas reacciones en contra y oleadas majestuosas de repudio, porque uno y la otra son impopulares, nada simpáticos y vistos por la militancia y la sociedad como una burda imposición del gobernador Javier Duarte de Ochoa y de su padrino y operador, Fidel Herrera Beltrán.
Renato Tronco se proyectaba como el candidato priista a diputado por el distrito XXX, el Coatzacoalcos II o Coatzacoalcos rural, pero su estilo arbitrario de conducirse en la alcaldía de Las Choapas, municipio que pertenece a ese distrito electoral, sus ocurrencias y locuras, así como el enriquecimiento del que no se avergüenza sino que hasta lo presume, lo tienen en el subsuelo de la popularidad, con una imagen deplorable y una intención de voto negativa.
Mónica Robles, esposa del ex presidente municipal de Coatzacoalcos, Iván Hillman Chapoy, sería la candidata del PRI a diputada local en el distrito XXIX, pero ni siquiera cuenta para los priistas, pues carece de militancia, de trabajo por su partido —o su supuesto partido pues hay quien duda que esté afiliada—, o tenga afinidad con el tricolor, ya que hay evidencia de que está vinculada al líder de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, a su causa y a sus denuncias contra el priismo y contra Enrique Peña Nieto.
Sus aspiraciones le provocaron sendos conflictos al PRI, agravada por la incapacidad de los operadores priístas y la falta de ascendiente del gobernador y de mismo Fidel Herrera, para sofocar a los grupos que los increpaban, lo que a la postre motivó que los dos distritos le fueran cedidos al Partido Verde Ecologista de México y al Partido Nueva Alianza para que por ellos pasen sus propuestas.
O sea, Renato y Mónica tendrán que entrar por una “oposición” a modo, blandengue y cómplice, como son el Verde y el PANAL. Tendrán que pasar por la puerta de servicio a las candidaturas y no por la puerta grande ni con grandes honores. Tendrán que usar la puerta trasera de la mansión electoral para llegar a la contienda y no pisar la alfombra roja por la que transitan los personajes públicos de prestigio, y que obviamente ellos no lo son.
Y una vez en el Congreso, si ganan la elección o se la roban los priistas, como es costumbre y cultura, tanto Renato Tronco como Mónica renunciarían a las bancadas del PVEM o del PANAL y se adherirían a la del PRI, para así consumar la burla al electorado. Eso, si ganan.
De acuerdo con la convocatoria emitida por el Comité Estatal del PRI, el pasado 28 de marzo, ese partido tendrá candidatos en 23 distritos de los 30 que componen la geografía electoral de Veracruz. No lo hará en los distritos 8, Martínez de la Torre; 14, Huatusco; 23, Cosamaloapan; 24, Santiago Tuxtla; 26, Acayucan; 29, Coatzacoalcos I, y 30, Coatzacoalcos II.
En esos siete distritos las candidaturas las harán el PVEM y el PANAL, pero no con candidatos propios, sino con los priistas, como Renato Tronco y Mónica Robles, que fueron rechazados en el PRI. Es un subterfugio o una treta para que las propuestas cuestionadas puedan acceder a una candidatura. De esa forma el PRI se lava las manos y le dice a sus militantes inconformes que si algo tienen que reclamar, que vayan con el Verde y con el PANAL y que allá se quejen.
El asunto deja entrever el serio conflicto que provocaron las candidaturas de personajes que no están en el ánimo del electorado. Renato Tronco enfrenta un descrédito total por su forma de gobernar al municipio de Las Choapas, donde ha priorizado sus intereses y los de su grupo; la obra y los servicios los canaliza a sus empresas o a las de sus amigos; se le acusa de disponer que la electrificación de la colonia La Cordobesa no la haya realizado y en cambio hoy esté electrificado su rancho; de enriquecerse impunemente y todavía admitirlo, y no se despoja aún de la acusación que le hiciera la Procuraduría de Justicia de Veracruz que lo señala de ser quien ordenó el crimen del regidor panista Alfredo Pérez Juárez.
A Mónica Robles de Hillman se le señala su desarraigo, su desvinculación con el PRI, su nula militancia, su trato soez con el pueblo cuando fue presidenta del DIF, y su parcialidad editorial hacia el eterno candidato del PRD y ahora líder del Movimiento de Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador.
De la señora Mónica Robles se dice, además, que de mala manera, aprovechando que el ex gobernador Fidel Herrera le concedía todo, hasta caprichos, se apoderó de un parque público, el parque Quetzalli, con el que pretende justificar su amor por la naturaleza.
Lo cierto es que ni Renato Tronco ni Mónica Robles, presuntos candidatos del PVEM, son nobles con el medio ambiente. Uno es un depredador de humedales y al que la sociedad repudia porque convirtió a Las Choapas en un basurero gigante, pues en su gestión como alcalde lo que menos le importó fue el servicio de limpia pública. La otra es una falsa ecologista, que circunscribe su radio de acción a su juguete ambiental, el parque Quetzalli, sólo para el lucimiento personal pero sin compromiso con el pueblo.
Ni Renato ni Mónica tienen su origen en el PRI. Tronco es un campesino que en sus días de rebeldía tomaba carreteras para presionar al gobierno y cuando tuvo la oportunidad fue postulado por el Partido Acción Nacional para llegar a la alcaldía de Las Choapas. Desde ahí abofeteaba a la militancia del PRI. Luego dio golpe de timón hasta terminar siendo priísta. Mónica es izquierdista de labios hacia fuera, seguidora de López Obrador, pero su riqueza proviene de los convenios de publicidad que el PRI le otorga a los medios de comunicación de su familia.
No son, ni Tronco ni Mónica Robles, hijos del PRI ni mucho menos tienen ideología ecologista. Políticamente se han convertido en los bastardos del priismo, a quienes tiene que enviar por el Verde y el PANAL para que puedan cristalizar las candidaturas a diputados en los distritos Coatzacoalcos rural y Coatzacoalcos urbano, porque los verdaderos hijos del tricolor, los que se formaron en sus filas, los que pegaron propaganda, los que pintaron bardas, los que cuidaron casillas, los que se robaron urnas, los que hicieron carrusel y casillas zapato, esos simplemente repudian que Renato y Mónica sean sus candidatos.
Si ganan la elección, Renato Tronco y Mónica Robles tendrán que servirle al PRI, pero si pierden, el PRI se lavará las manos y dirá como Poncio Pilatos, que no son sus candidatos.

(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

No hay comentarios: