miércoles, 12 de junio de 2013

¡Un gato, madre!

Miguel Ángel Gómez Polanco
Vía Crítica

Vaya lío en el que se acaba de meter Juvenal; aquel que decía lo del “pan y el circo”. El asunto se invierte con el pueblo y la coyuntura político-electoral que vive nuestro país en estos momentos, una vez más da visos de transición; un cambio con fuerte contenido simbólico en sus expresiones que vuelve a lanzar la pregunta: ¿son avance o retroceso, las ideas que surgen de una ciudadanía maleada y harta, pero “creativa” y que hoy en día hace ver su suerte a la –innegablemente- anticuada clase política? Analicemos, pues, palabra por palabra:
          Maleada: existe una falsa tradición en nuestra cultura política, denominada “guerra sucia”, por lo que ya no es seguro afirmar que una expresión atípica en tiempos electorales no pertenece a una estrategia de ataque desde un búnker disfrazado.
        Hartazgo: es indudable que la gente, nosotros, estamos hasta el gorro de ver la insufrible rotación de personajes en puestos de elección popular, como en la ocasión histórica que vive el estado de Veracruz en estos momentos, en la que casi el 65 por ciento de funcionarios de todos los partidos y en los 212 municipios de la entidad, dejaron inconclusas las labores –que por mandato constitucional recibieron la encomienda de cumplir- para ir a buscar otro “huesito”, y con ello, fortalecer los sistemas y estructuras de sus respectivas instituciones políticas, (pero no a sus distritos y municipios)
            “Creatividad”: la sociedad es quien elige, pero ¿aunque sea por encima de la legalidad? Porque el candigato Morris es eso: una gran idea… para un pueblo desesperado, pero también desinformado. Sus anuncios, por mencionar algo, dicen "2014-2017", cuando el período para las alcaldías ha aumentado a cuatro años a partir de esta elección ¿alguien lo notó? O bueno: ¿alguien de los "Morris fans" sabía de esta modificación?
    Pero lo realmente llamativo es que esta surreal percepción electoral y desconfianza en las instituciones, ha causado un efecto preocupante en cuanto hace a la distinción de las opciones que nos ofrece el voto.
     Por ejemplo, olvidamos que detrás de Morris están dos seres humanos, Daniel Cruz y Sergio Chamorro, quienes lo único que hicieron fue transportar una opinión personal (al parecer, bien estudiada e identificada con la sociedad) a una modalidad de expresión que no es creativa ni coherente legalmente, pero sí nueva para México.
     Estados Unidos, Canadá y España son los más recientes casos donde se han “candidateado” animales, con el mismo contexto de inconformidad e intrascendencia político-social, que no sea la de un simbolismo momentáneo que se estanca y poco o nada influye en el comportamiento y/o beneficios respecto a la sociedad, como es el caso de “Stubbs”, el gato “alcalde” de Talkeetna, Alaska que lleva en el cargo casi 15 años (de forma emérita, claro) y el pueblo sigue igual.
      Y entonces llegamos al “meollo” del asunto: si la idea –copiada de los métodos de inconformidad con arraigo, principalmente, en los Estados Unidos- se adapta a un sistema electoral mucho más avanzado que el del país norteamericano, como lo es el nuestro ¿cuál es, entonces, el avance que ofrece éste?
     Ya en Ciudad Juárez han copiado el “modelito” con el no tan célebre candidato a la alcaldía del municipio chihuahuense: el Burro “Chon”. Luego entonces: ¿ha aceptado el mexicano que su naturaleza es de modas, más no de soluciones integrales basadas en la participación ciudadana? ¿Por qué animales y no personas emergidas del mismo pueblo inconforme, con posibilidades reales, legales?

SUI GENERIS
Hay que pensarlo, decirlo y aceptarlo: votar por Morris sí es un voto nulo, pues sólo el ser humano como tal, está reconocido constitucionalmente para votar y ser votado, como parte de sus garantías individuales y derechos político-electorales (a menos que documentos de referencia universal como la Declaración de los Derecho del Hombre mientan).
         Por ello es que ambas caras de la moneda son verdaderamente alarmantes. Por un lado, el hartazgo manifestado a través de modalidades inconstitucionales, debieran ocupar a los políticos en aprovechar esta participación ciudadana, carente de indiferencia y -por el contrario- representativa de una buena parte de la sociedad, para aumentar el contacto y compromisos (cumplidos) con ésta.
    Y del otro lado, la situación se hubiera tornado más interesante, si esta postura de hartazgo se hubiera dado en la persona de alguien; quizás en los propios creadores del personaje del gato -pues son ellos los que dan "personalidad" al gato- pero que se hiciera dentro del marco legal.
    ¿Qué no lo que “peleamos” y por lo que estamos “disgustados” es por la ilegalidad con la que se manejan los políticos? ¿qué no anular el voto significa darle “uno más” a la candidata o candidato que lleve la delantera en las preferencias y subsecuentes conteos?
       El ejemplo comienza por uno mismo, decía mi santa madre… ¡¿pero ahora es un gato, madre, el que pone el “ejemplo”?!

Post it 1: Morris forza un cambio en el discurso del político tradicional; sencillo, pero absolutamente cierto: el que promete primero y demás, pierde después. Prueba: el deplorable legado de gobierno que deja Elízabeth Morales García a su partido; aquel al que se metió muy a la mala, ofreciendo a la población vulnerable como moneda de cambio y que tiene al electorado tan molesto.
Sin embargo, debo apuntar otro acierto al único candidato para la alcaldía de Xalapa cuya postura se ha caracterizado por el respeto a los adversarios y una curiosa sinceridad en sus declaraciones (de esas a las que no estamos acostumbrados apreciar en la clase política en general): Américo Zúñiga.
            Y es que en una entrevista radiofónica que recientemente le realizaron al exdiputado, al preguntarle sobre cómo solucionaría el problema del tráfico de la capital veracruzana, Zúñiga Martínez contestó con admirable honestidad: “para empezar, no puedo prometer algo así. Nuestro problema es de movilidad y lo que sí puedo decir es que vamos a enfocar nuestros esfuerzos en aminorar el tráfico y mejorar la vialidad, con medidas inteligentes, bien pensadas”.
           Amiga y amigo lector: razonemos bien nuestro voto. Un buen consejo para ello es pensar como demócratas, no partidócratas, pues hay veces que por increíble que parezca, la persona no representa precisamente el perfil de la institución que lo abandera. Mientras tanto, “palomita” para Américo.


Post it 2: La fe de erratas por el texto anterior, titulado “Supositorios políticos” es la siguiente: el dueño de los Tiburones Rojos es Fidel Kuri Grajales, no “Pepe Kuri”. No obstante, a éste último, gran personaje de la música y el entretenimiento de Xalapa; envío un afectuoso saludo y disculpas por la enorme tarea que le “adjudiqué” debido a una falta de concentración.
Asimismo, una disculpa a ustedes, amables lectores de Vía Crítica; procuraré que mi preocupación por los escualos y su raquítico refuerzo “de primera”, no vuelvan a provocar una aberración informativa como la aquí corregida.

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