miércoles, 10 de julio de 2013

¿Qué vamos a hacer cuando estemos ahí?

Erwin Bárcenas Oliveros
Un Clavo al Ataúd

La pregunta salió incrédula de varias bocas con credencial de elector ante el panorama tan inimaginable como impensable en una realidad general: “¿En serio ganamos?”
La historia mexicana reciente (tan reciente como el significado de ese monstruo del lago llamado democracia mexicana) arroja números rojos sobre la satisfacción general de un pueblo que duda sin falta, de cada resultado de cualquier contienda electoral, como se duda de los políticos elegidos a un cargo público “por que el pueblo que desconfía de mi elección me eligió”. Tan negativo es el marcador Democracia-Fraudes ante el ojo del ciudadano, que hoy “La Gran fiesta de la democracia” merece el título de “La Gran Kermés del Poder”, donde la feria, tanto económica como de fenómenos, abunda y se dilapida:
Desde el Carrusel de Votos, hasta la Aplanadora Jurásica; del vertiginoso Ratón Loco hasta la carrera de mapaches; de la Casa de los muertos que votan y dirigiéndonos hasta ese horrible engendro llamado IFE que a la pregunta de por qué está como está, aúlla un gemido que suena a “¡Por desobedecer a mi maaaadreeee!”
Kilómetros y kilómetros de lona recorrida cual luchador experimentado; las caras de candidatos y candidatas adornan calles, carreteras, autopistas, casetas, casetas de cuota, casitas y casononas, todas coronadas con alguna frase sacada del anuncio de algún medicamento para la diarrea “Te sentirás mejor”, “Saca lo malo”, “Vamos para Adelante, o por atrás si es chorrillo”. Todo esto sólo para generar una muy comprensible duda, amargura e incredulidad del votante, de la ciudadanía y sus variantes mutantes hacia los resultados, los ganadores y los que ganaron mucho más que sólo votos con esta serie de espectáculos mal armados y abaratados como son las mentadas campañas.
En consecuencia, estamos impreparados para un escenario más desolador aún, un nivel en el cual, si se pudiera presentar, todos nos quedaríamos con la imagen del proverbial Chinito: “¿Qué pasa si en la próxima elección ganamos?”
¿Estamos listos para aceptar unas elecciones limpias?, ¿Sabremos qué hacer en caso de que algo que no es común lo sea?, ¿Qué habría pasado si el gato gana? ¿En serio lo iban a llevar a inaugurar obras y a las sesiones de fotos con el gober? ¿De verdad algo así está contemplado por los que exigen eso que nunca ha llegado según los románticos?
El mexicano por definición popular es una especie de Don Quejumbres Contreras, ¿podrá contenerse de malpensar ante un resultado favorable? tan esquemático y estereotipado será, que si algún día obtiene lo que quiere, ese día, tan mal acostumbrado a lo honesto como está, no sabrá (en realidad, no sabremos) qué hacer ante el panorama desolador y vacío de enfrentarnos a un “¿En serio, ganamos?”

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