La primera vez que pisé el Jáuregui, fue allá por el 88 o el 89. No sé si fue en una “pinta” que me hice con amigos de Orizaba para conocer Xalapa o fue cuando decidí venir a buscar fortuna a esta hermosa ciudad.
Pasamos a la parte alta y comimos “mole”... en Orizaba yo lo conozco como “tezmole”, pero acá le dicen “mole”... gente linda, amable, con voz enérgica pero cordial nos atendió.
La economía nunca ha sido mi fuerte y entonces escasearon los centavos en mi estancia por la capital. Cuando “estudihambre”, volví entonces al mercado Jáuregui a comer tacos que no pagaba... no tenía dinero pero sí hambre. Del lado de Revolución, se ponía la “canasta básica”. Había tacos de todo pero más había comensales, cantidad de personas que iban a almorzar... era un enjambre alrededor de la canasta. Así que yo pedía y tranquilamente me iba escabullendo una vez saciado mi apetito.
Nunca vi el mercado Jáuregui como lo veo hoy... Hoy, alberga más de 576 comerciantes y sigue siendo punto de reunión donde se dan cita nuestras tradiciones. Allí, quienes quieren hacerse una limpia, compran lo indispensable... quienes adoran a la Niña Blanca, encuentran todo lo necesario... hay restaurantes, carnicerías, boneterías, amuletos y eso sí, no he visto si sigan los escritorios públicos...
Lo veo, con sus murales en las cuatro fachadas del emblemático inmueble. Cuando lo conocí, era el clásico mercado de cualquier ciudad... hoy, digan lo que digan, no es cualquier mercado... ¡es el Jáuregui! Un rincón de breves recuerdos de cualquiera que se diga (y se sienta) xalapeño.
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