Salvador Muñoz
Los Políticos
¿Para qué soy bueno? Es quizás la pregunta que toda persona debiera hacerse y ver si en realidad hace lo que le gusta o sencillamente se frustra cada día.
Imagino a un brasileño haciéndose la pregunta y la respuesta corta inmediata sería ¡para el futbol! En los 80, si un argentino se hubiera hecho tal cuestionamiento, hubiera respondido que para cantar rock en español... un japonés diría que para la electrónica... un chino o coreano quizás respondería que para elaborar los accesorios electrónicos de los japoneses... pero, ¿un mexicano? ¿para qué podría ser bueno un mexicano?
Somos buenos para las excusas, no hay quien nos gane en ello y para todo tenemos siempre una salida... si llegamos tarde al trabajo es por el pinche tráfico; si reprobamos una materia es porque de seguro no le caemos bien al maestro (¿se sigue usando? en mis tiempos era socorrida); si faltamos al trabajo es porque “morimos” por enésima ocasión a la abuela... si no nos pueden aumentar el sueldo es porque no hay ganancias... en fin, que pretextos siempre sobran.
Hay quienes dicen también que los mexicanos somos buenos para los albures aunque esto sólo se concentre en la mayoría de los varones; para las damas, es algo ridículo y absurdo. No obstante, el vencer a un macho y “sodomizarlo” verbalmente es un gran triunfo aunque hay una salvedad: alburear a alguien que no sabe, sea hombre o mujer, es como cometer bullying.
Para algunos vecinos de Estados Unidos, los mexicanos somos bien chambeadores, claro que esa perspectiva bien pudiera tener razón de ser cuando se aplica el dicho de Vicente Fox: “Los mexicanos hacemos los trabajos que los negros no quieren hacer”.
También somos buenos para defender nuestro patriotismo cuando a nivel internacional “nos ofenden” al calificarnos debajo de un cactus “haciendo la mona”, al pintarnos chaparros y gorditos o ay de aquél que se atreva a insultar a la Virgen de Guadalupe y por supuesto, es amor a la religión, ¡para nada fundamentalismo!
En fin... los mexicanos somos buenos en muchas cosas, y ahí están las delegaciones de equipos paralímpicos que siempre ponen en alto a la bandera de México aunque nuestras televisoras no sigan con la misma pasión que a un Canelo, Chicharito o Memo Ochoa, su participación en las justas; nada más cuando están en los podiums.
Vamos, tan somos buenos que ya somos primer lugar en obesidad a nivel mundial y dígame si no conoce a un hombre, que orgulloso, muestra su voluminoso vientre mientras lo define como “panza chelera”.
Pero déjenme decirles una cosa: Yo pensaba que éramos buenos en futbol.
En serio... porque religiosamente, cada domingo, seguía los partidos o resultados del Real Madrid con Hugo Sánchez; porque lloré de emoción con el gol de Manuel Negrete y porque veía que Luis Flores, Javier Aguirre y hasta Cuauhtémoc Blanco ya jugaban en las grandes ligas del futbol mundial... y mi creencia se acrecentó más cuando la Sub 17 nos hizo campeones nada más y nada menos que contra Brasil... y cuando Chicharito Hernández se fue al Manchester United y me enteré que igual había liga de futbol en Inglaterra; y recientemente, cuando el defensa del América, Diego Reyes, fue contratado por el Porto de Portugal...
Pero puse “pensaba que éramos buenos”... el desempeño del Tri en últimas fechas nos pone los pies en el suelo y nos devuelve con un cubetazo de agua fría a la realidad: Nunca fuimos buenos en futbol. Y la prueba más contundente es que llaman ahora a Damián Pérez y Chaco Giménez, dos naturalizados, a tratar de rescatar el barco... en otras fechas, han convocado a Naelson Sinha, a Vuoso, a Lucas Ayala y otros más...
Curioso, pero no oigo que nadie se moleste de que se llamen a naturalizados a la Selección Mayor. Hay como un respiro de alivio y liberación de presión al saber que, gracias a un papel, dos aztecas con inconfundible acento argentino, pueden sacar a México adelante...
Creo que se haría más escándalo si llega un extranjero a jugar a las Chivas...
Nuestro sentido de la prioridad es raro; nuestro sentido de pertenencia, absurdo; nuestro sentido de patriotismo, idiota.
Ahora que está la Reforma Energética y con ella, “en juego” el petróleo, me puse a pensar en los beneficios que éste ha dado a los mexicanos y puedo pensar en dos: Un Ferrari y viajes por todo el mundo a los hijos de un líder petrolero. Peco de ignorante, pero en lo personal, no tengo ni he recibido ni un pinche beneficio por el petróleo... al contrario... cada mes, pago más y más por sus derivados.
Si con la misma calma recibimos a naturalizados en nuestra selección mexicana en espera de que saquen a flote al Tri y de ser posible, lo lleven al Mundial de Brasil, ¿por qué no pensar en la iniciativa privada que le dé un mejor uso a un recurso que en la demagogia, es nuestro, pero en la realidad, sólo es abusado por unos pocos?
Sí, con este escrito, es posible que usted pueda agregar que los mexicanos también somos buenos para escribir idioteces y apoye la defensa del petróleo por el Peje y quizás espere que México haga la hombrada y llegue a Brasil 2014... con sus naturalizados.
PD Los establos de Buganza
Se supone que este lunes, deja el cargo como secretario de Gobierno Gerardo Buganza y va a los establos de Augias... bueno, más bien a la Secretaría de Comunicaciones. La referencia a los establos míticos, es porque la labor que habrá de desempeñar en dicha dependencia el cordobés, es titánica. Por ahí pasó Zarrabal Ferat y sólo fue un trampolín para sus aspiraciones políticas dejando botado el trabajo... no extraña, pues su oficio es ser político. Antes estuvo Memo Herrera, que es “constructor” pero nomás no dio los kilos... ni se diga de Theurel Cotero, aún alcalde de Coatzacoalcos. El más reciente, Paco Valencia, quien al contrario de Memo Herrera, le echó todos los kilos (literal) pero nomás fue de entrada por salida su incorporación al Gabinete... dicen que se va de encargado de los Centroamericanos 2014... acá entre nos, es mejor restaurantero. En Secom está el ex alcalde de Catemaco, otro constructor, Salvador Guerrero y se acaba de incorporar Elvia Ruiz Cesáreo (otra “constructora”), que no sabemos qué tanto vaya a aportar a favor del trabajo de Gerardo Buganza porque lo que fue con El Gordo Valencia, nomás fue grillas y pedradas. Hablan de Gerardo Buganza como un buen hombre, responsable, entregado al cien por ciento a la labor encomendada... Es ingeniero, no “constructor” como los que han pasado por Secom. Así como se habla bien del cordobés Buganza, se espera que limpie esos establos de Augias en que han convertido dicha secretaría... y nomás para recordarle, ¿sabe de qué estaban llenos los establos de Augias? Exacto: de caca... ¡Suerte Buganza!
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