El sub de Pantalla

Salvador Muñoz

Los Políticos

Ya le dicen el Subsecretario de Pantalla.

No, no es porque haga como que trabaja y no trabaja.

Tampoco porque su puesto tenga que ver con su apellido. De acuerdo a lo que cuentan en Sefiplan, el tipo es honesto... hasta donde dejan serlo.

Simplemente le dicen así, el Subsecretario de Pantalla, porque prometió tal aparato a quien cumpla con las metas establecidas de recaudación de impuestos.

Se trata de Jorge Fernando Ramírez Tubilla, subsecretario de Ingresos de la Sefiplan en Veracruz.

II

Es claro que la mayoría de los mexicanos tenemos un espíritu de Robin Hood porque consideramos que nuestros políticos tienen un espíritu de “Robón Hood”, por eso, creo, la mayoría busca evadir impuestos.

Que quede claro: Robin Hood no robaba a los ricos, sino fregaba al Recaudador de Impuestos, que en este caso era El Sheriff de Nottingham.

A diferencia del héroe de Sherwood, que devolvía a los contribuyentes su tributo, lo que evadimos es para nuestro propio beneficio, porque consideramos que lo que ganamos lo hemos sudado.

Y manteniendo ese espíritu “Robinhoodesco”, no nos gusta pagar impuestos porque creemos que nuestra contribución no se destina para hacer más obra social, sino para engordarle las talegas a Juan Sin Tierra, en este caso, dentro de nuestra contemporaneidad, sería para engordarle la cartera a nuestros políticos, entendiéndose éstos como diputados, senadores, alcaldes, gobernadores, presidentes y hasta “líderes sindicales”, que pueden darse el lujo de regalarle un carro deportivo a su “bástargo” o viajes por todo el mundo a la perra de su hija, o perros, si es que la chiquilla tiene más de un can.

III

Tengo la ligera sospecha de que cuando el PAN “gobernó” en estos últimos doce años, la recaudación de los gobiernos estatales del PRI debió bajar.

Reacios a estar bajo las órdenes de un gobierno panista, decidieron convertirse en “virreinatos”. Entonces, los gobernadores se volvieron “reyes chiquitos” en sus estados. La recaudación se volvió un asunto de cuates: exentar impuestos a cambio de los diezmos que eran de 20%; exentar impuestos porque fulano me ayudó en la campaña para diputado federal; exentar impuestos porque sutano me ayudó en la campaña para gobernador; exentar impuestos porque es amigo del ex gobernador; exentar impuestos porque “es orden directa del gobernador” (aunque no lo fuera) o exentar impuestos porque el director vio que si arriba se hacían millonarios, ¿por qué él no rico? Por eso hubo un sexenio donde florecieron las constructoras por generación espontánea que igual como aparecieron, desaparecieron cuando se les requirió su contribución o su domicilio fiscal resultó una broma para el auditor...

Lo malo es que a nivel federal, los números negros empezaron a volverse rojos… la recaudación fiscal ya no se veía tan boyante aunque el gobernador presumiera de inversiones, empleos, obras, infraestructura, aunque eso sí, la queja era que lo que se hacía, era con recursos propios, estatales, porque el gobierno federal ya no daba tanta lana como antes.

Y si Lolita (la de los impuestos) amenazaba con una auditoría, de inmediato el empresario rogaba a Finanzas estatales que lo auditara… preferible arreglar un pago de 500 mil ¡o hasta ceros! a tener que pagar realmente los millones de impuestos que se evaden.

IV

Tengo otra sospecha: Luis Videgaray Caso, el secretario de Hacienda, sabe que las finanzas de la República no son tan boyantes como las esperaba. Tengo la sospecha de que en breve ha de pedir cuentas a cada gobierno estatal sobre su recaudación, cruzará información, checará historiales y cuentas, y amenazará que los recursos del gobierno federal han de fluir en la misma proporción que fluyan del estado al altiplano.

Y no creo que hoy, los gobiernos estatales se quejen, como lo hacían cuando gobernaba el PAN, de que el gobierno federal no suelta los recursos.

Ya ha pasado un año del Gobierno de Peña Nieto y hasta el momento, no se sabe que abra la cartera para beneficiar a Veracruz.

Quizás por eso la prisa del Subsecretario de Pantalla por cumplir metas a sabiendas de que cualquier número que arroje en este año, es seguro que supere cualquier recaudación que se haya dado en los últimos cuatro años, siendo benévolos con el lapso citado.