jueves, 31 de octubre de 2013

Homilía

Claudia Constantino
Crónicas Urgentes

Seguramente por el cambio de horario, este domingo en la catedral de Papantla la misa de ocho tiene feligreses más despiertos y sonrientes. El altar atestado de enormes arreglos de flores naturales multicolor. Los acólitos impecablemente vestidos en la indumentaria tradicional totonaca. Ni un solo asiento vacío. Fieles de pie en pasillos y atrio.
El sacerdote inicia la celebración, el tema de reflexión es la humildad y la parábola en que se centra: aquella del fariseo y el publicano y se lee con la finalidad de “desenmascarar” la falsa actitud de algunas personas convencidas de que son “santas” pero desprecian a los demás; y en segundo lugar, enseña cómo rezarle a Dios.
La primera lectura recuerda al señor juez que no se deja impresionar por apariencias. No menosprecia a nadie por ser pobre y escucha las súplicas del oprimido. Insiste en que la oración humilde atraviesa las nubes, y mientras él no obtiene lo que pide, permanece sin descanso y no desiste, hasta que el altísimo lo atiende y el justo juez le hace justicia (Sir 35, 15-17. 20-22).
La segunda lectura es invocada en lengua totonacú y la traducción está disponible en los misales que se repartieron a la entrada y en ambos dice: La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos me abandonaron. Pero el señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y le oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león. El señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará a salvo a su reino celestial (2Tim 4 16-18).
Durante la homilía, el sacerdote habla de la humildad, de lo terrible que es el pecado de la soberbia. De todo lo que envanece y no cuenta. Rezos, incienso, ofrendas, diezmo, oraciones, cantos, peticiones y bendición.
Antes de despedir, el padre pide la cooperación en especie para la celebración de los fieles difuntos: flores, fruta, incienso, pan, chocolate, tamales, estrellas de palma, papel picado. Reitera el día en que habrán que llevar a la cárcel pan y chocolate para los presos.
 “Como cada año, celebraremos con devoción esta fiesta de todos y como cada año será todo un éxito” arenga finalmente. Afuera, las reformas del país aguardan a la grey entera: más impuestos, alza en la gasolina, en el alimento para mascotas, en las bebidas azucarada, en los alimentos con alto contenido calórico, y un largo etc.
En las paredes del templo reza la frase: “Cristo no vino a quitar la cruz, sino a darle sentido”. El pueblo sale santiguado y bendecido a seguir resistiendo con humildad su cruz, mientras aguarda al próximo domingo en que vuelvan a la iglesia para seguir pidiendo fortaleza.
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