viernes, 4 de octubre de 2013

La Gaviota

Salvador Muñoz
Los Políticos

Cuando pensé que nadie podía superar a Fox, llegó Calderón… cuando pensé que nadie podría superar a los dos ex presidentes juntos, apareció Enrique Peña Nieto.
Es increíble cómo, en un año, el presidente de México está considerado como centro de burlas y ataques, con razón o sin ella, por parte de la ciudadanía o algunos medios impresos.
Fox fue un candidato bravucón; Calderón, muy tibio; Peña Nieto fue el arquetipo masculino de aquella canción que reza: “No tiene talento pero es buena moza…”
Se apostó a un rostro, a una cara fresca, a un estilo… pero no contaron que hablara, ¡y resultó terrible!
Por eso, la imagen que guarda el presidente: Instrumento de un sistema que mueve atrás de su figura los hilos del Gobierno… no en balde, por eso, al secretario de Hacienda ya le dicen Vice-garay, aludiendo a que parece Vice-presidente.


II
En la campaña pasada para presidente, hombres y mujeres se encontraron con una figura reconocida por un alto número de potenciales electores y por lo mismo, homo-videns: ¡La Gaviota!
Las frases recurrentes eran: “¡Una foto con La Gaviota!” o si era con Peña Nieto: “¡Una foto con el esposo de La Gaviota!”
El caso era curioso porque eran tanto hombres como mujeres los que pretendían llevarse de recuerdo dicha foto con cualquiera de los dos personajes pero si era con la dama ¡qué mejor!
No tiene ni una semana que me enteré que la telenovela por la que conocen a Angélica Rivera como “La Gaviota” se llamó “Destilando Amor”, donde ella hacía el papel de una jimadora y recordé que durante el sexenio de Fidel Herrera algunos de sus funcionarios tenían como tema recurrente dicho dramón.
A la fecha, Angélica Rivera es criticada por su “carrera artística” (así le llaman, no es que yo le dé el mote) y no falta quien se hunda en las redes de la web para buscar la legendaria foto de Norman Smiley tomando por la cintura a la hoy Primera Dama.
Sólo como dato: Norman Smiley fue conocido como Black Magic, luchador inglés que en México llegó a ser Campeón de Peso Completo y tuvo como pareja (así les dicen en los encordados) al Vampiro Canadiense en su época como rudo. En octubre de 1992, aparece este luchador tomando por la cintura a la actriz Angélica Rivera en una revista de Lucha Libre.
Es en las redes sociales donde tal gráfica es altamente ofensiva para la moral webiana.

III
Se habla de que en breve, habrá de salir una reedición del libro de Sara Sefchovich titulado “La Suerte de la Consorte” con un agregado: “La Gaviota”.
En ese compendio de la vida de las esposas de los ex presidentes, realmente poco me imagino qué se pueda hablar a un año del papel de Angélica Rivera por una simple razón: A raíz de que acabó la campaña para presidente, discreta, La Gaviota se hizo a un lado. Entendió que la figura era ya su marido y su papel en esa novela había terminado. Por eso, insisto, no sé qué tanto tenga que decir SS en esa reedición…

IV
La figura del Presidente, quizás desde hace cuatro o cinco sexenios, se ha desgastado más de lo que se hubiera podido imaginar el sistema. Nadie respeta al personaje. Todos lo catalogan con palabras fuertes. Pero, bueno, cuando me refiero a “Nadie” y “Todos” abarco ese pequeño universo en el país de gente que busca un criterio propio y crea una especie de nata que está por encima de un pueblo sumergido en telenovelas, futbol, pobreza, desempleo, sin esperanza ni estudios y mucho menos educación… una nata que está por encima de todos, repito, pero a la vez, tan delgada que no hace tanta mella su crítica frente a una pantalla de computadora, un móvil o un Ipad… porque las televisoras siguen siendo nuestras grandes educadoras…

V
No obstante, la sumersión en que se tiene a La Gaviota, debo entenderla como una estrategia. Hoy por hoy, en el grueso de la población (la que está por debajo de la nata virtual), si hay una figura a la cual adorar, es La Gaviota. Apenas va un año de gobierno y el presidente ha sido sacudido por todos lados. Faltan algunas reformas que aprobar y tenga por seguro que así será. No le extrañe entonces que La Gaviota sea una baraja escondida, ese as bajo la manga que pudiera ser exhibida en una reedición del libro “La Suerte de la Consorte”, seguida en horario familiar de la repetición de “Destilando amor” por el canal de las estrellas y apariciones de la Primera Dama, en público, tomándose fotos con señores y señoras… ¡vamos! La Gaviota, al rescate de la imagen del presidente.

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