domingo, 20 de octubre de 2013

La policía veracruzana

Luis Alberto Romero
Hora Cero

En diciembre de 2006, justo en el arranque del sexenio del ex presidente Felipe Calderón, el gobierno federal anunció una serie de operativos contra la delincuencia organizada.
En su origen, la guerra contra las bandas que operaban en el país estaba centrada en el estado de Michoacán, donde el enfrentamiento entre las organizaciones delictivas arrojaba ya un preocupante saldo de 500 personas asesinadas.
Como parte de la estrategia gubernamental, las fuerzas federales, PGR y Policía Federal sobre todo, fueron reforzadas por las secretarías de Marina y Defensa Nacional.
El resto de la historia es de sobra conocido: en seis años se habló de constantes enfrentamientos y ajustes de cuentas entre bandas delincuenciales, además de agresiones contra corporaciones policíacas, así como del asesinato de unas 60 mil personas y un número indeterminado de desaparecidos.
Las consecuencias de esta encarnizada lucha, por supuesto, llegaron a Veracruz, que de 2008 a 2010 sufrió una ola de violencia que provocó la preocupación de ciudadanos y autoridades.
Al inicio de la presente administración, el gobierno de Veracruz no solo enfrentó el problema relacionado con el escenario nacional, sino los inconvenientes de tener cuerpos policiacos poco confiables.
El tema de la seguridad fue una de las asignaturas que el gobierno de Javier Duarte tuvo que enfrentar y superar desde el inicio de la administración. Afortunadamente, atrás quedaron los días del Veracruz violento y de la entidad que se había convertido en referente de la nota roja nacional.
La implementación del operativo Veracruz Seguro, en octubre del 2011, reflejó una apuesta a la coordinación entre los tres niveles de gobierno y la ciudadanía para garantizar la seguridad.
Hace tres años había cuatro policías intermunicipales que atendían la seguridad en municipios conurbados. Por otra parte, era evidente que las corporaciones presentaban severos atrasos en capacitación, equipamiento y, lo más preocupante, confiabilidad; en síntesis, cuerpos policiacos rebasados por las necesidades de seguridad de los veracruzanos.
El 25 de mayo del 2011, el gobierno veracruzano decretó la desaparición de la policía intermunicipal Xalapa-Banderilla-Tlalnehuayocan y 800 elementos de la corporación fueron retirados del servicio policiaco; todos, vetados para trabajar en los cuerpos policiacos de Veracruz.
Posteriormente, en febrero de 2013 también fue desaparecida la policía intermunicipal Veracruz-Boca del Río; y despedidos, 900 elementos y 100 empleados administrativos. Todos, finiquitados de acuerdo con la ley
Más recientemente, en mayo de este año, desaparece la policía intermunicipal Coatzacoalcos-Minatitlán-Cosoleacaque-Nanchital.
 El objetivo, en los tres casos, fue una depuración de las fuerzas de seguridad; es decir, retirar del servicio a los agentes corruptos.

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