Zona Franca
El movimiento magisterial camina en dos sentidos: uno va hacia la derogación de la reforma educativa y el otro hacia derrocar al líder Juan Nicolás Callejas Arroyo y, de paso, quizá muchos no lo hayan notado, echarle a perder la gubernatura al senador José Francisco Yunes Zorrilla.
Quizá eso tampoco lo sepan, ni les importe, a los maestros que a diario salen a las calles, toman oficinas públicas, bloquean las televisoras o reclaman al gobierno que por el proyecto educativo del Presidente Enrique Peña Nieto se afecten las conquistas laborales y estén en riesgo de perder su plaza de trabajo.
Su lucha es justificada. No habrá una mejoría en la educación si ésta no pasa por la depuración de los sindicatos. No se le puede creer a Peña Nieto si no les aplica la ley a los dirigentes del magisterio. Todos ellos le quemaban incienso a Elba Esther Gordillo y en Veracruz aún le queman incienso a Juan Nicolás Callejas Arroyo, dueño de la Sección 32. Elba Esther está en la cárcel, pero los elbistas están operando la reforma peñanietista.
La lógica dice que mientras no se corte la mala hierba, las mafias sindicales, las que hoy respaldan a Peña Nieto, es imposible concebir que la reforma educativa pueda caminar.
El punto es que mientras una corriente de maestros lucha por detener y frustrar la reforma educativa de corte privatizador y que atropella derechos laborales de los maestros, otra corriente quiere a Callejas y a los callejistas fuera de la SNTE. Y por supuesto, que la dirigencia de la Sección 32 la ocupen los que hoy encabezan al Movimiento Magisterial Popular Veracruzano.
Y el otro punto es que los priistas también atizan el fuego porque le ven en aspecto político.
Callejas Arroyo se inscribe en la línea del senador José Francisco Yunes Zorrilla. En sus manos, el SNTE representa una maquinaria electoral, un motor de votos para garantizar que el asambleísta tenga con qué competir por la candidatura del PRI y luego para enfrentarse a la oposición por el gobierno de Veracruz.
Callejas se hizo al yunismo rojo, sin dejar de lado su relación institucional con el gobernador Javier Duarte de Ochoa; mantiene su trato amable con los fidelistas que apuntan a relevar al actual mandatario, Erick Lagos o Alberto Silva; con Adolfo Mota, el secretario de Educación estatal, alemanista y beltronista; con el senador Héctor Yunes Landa, quizá más curtido en la lucha por el gobierno de Veracruz, pero sin tantas agarraderas como Pepe Yunes.
Callejas, hay que reconocerlo, es una pieza clave en el proyecto de Pepe Yunes y ambos sueñan con tener en la bolsa el gobierno de Veracruz.
Sus adversarios, más allá de los maestros disidentes, quisieran aniquilarlo políticamente. Los priistas de Fidel, Duarte, Alemán, Carlos Brito, saben que sin Callejas, Pepe Yunes pudiera ser candidato del PRI pero no garantiza ganar la gubernatura.
De ahí que el movimiento magisterial en Veracruz esté radicalmente enfocado en derrocar a Callejas Arroyo, pues es perceptible que una corriente de los maestros tienen una motivación más allá de la reforma educativa y que tiene que ver con la política. Hay síntomas que hacen percibir que los priistas están metiendo la mano en el conflicto magisterial.
El fidelismo le apuesta a que los maestros lo aniquilen. Lo mismo los alemanistas, los hijos políticos de Carlos Brito y hasta Héctor Yunes y Felipe Amadeo Flores Espinosa, los del viagra veracruzano.
Juan Nicolás Callejas ha pretendido enfrentar a sus enemigos con palabras cuando ellos lo han hecho con acciones y con denuncias. Pese a que oficialmente los maestros regresaron a las aulas, la protesta continúa y pudiera decirse que hasta más radical.
En el Congreso comenzó a tejerse la posibilidad de que Juan Nicolás Callejas Arroyo no asumiera el liderazgo de los diputados del PRI, que representaría el control de toda la Legislatura, sus recursos millonarios y, sobre todo, el poder político que entraña.
Callejas ha quedado tan endeble que los mismos priistas filtran nombres de quienes pudieran asumir ese liderazgo, incluso con absurdos de tal dimensión como decir que Mónica Robles de Hillman pudiera ser la coordinadora de los legisladores del PRI.
Los priistas y también quienes no lo son, así como dirigentes de otros sindicatos magisteriales, han tomado parte y han cuestionado si Callejas debe convertirse en líder de la bancada del PRI. Uno de ellos, Ricardo Diz Herlindo, del Sindicato único de Trabajadores al Servicio de Enseñanza Media (SUTSEM), quien sobre el tema, dice que “cuando lo comentamos hay rechazo”.
Diz Herlindo lanza otra frase para exhibir el desmoronamiento de Callejas: “Hay gente molesta con esta decisión. Incluso han dicho que tomarían la Legislatura y eso no va ayudar. Ojalá haya mesura y piensen mejor esa designación”.
Los integrantes del movimiento magisterial, por su parte, amagan con tomar la Legislatura si a Callejas lo confirman como líder del Congreso que iniciará actividades el 5 de noviembre.
Luis Armando García Farfán del MMPV sostiene que están en desacuerdo con que a Callejas se le otorgue el liderazgo de la bancada del PRI, porque no tienen “la estatura no categoría” para ese cargo.
A los priistas que ven con preocupación que Pepe Yunes sea el favorito del círculo peñista, y con ello incremente sus posibilidades de ser candidato a la gubernatura de Veracruz, no le desagrada que el golpeteo a Callejas termine por sacudir al joven senador y fracturen sus pretensiones políticas.
Si Callejas Arroyo cae, el que va a pagar los platos rotos es Pepe Yunes. Y eso hace que sus adversarios priistas se froten las manos y algunos más las metan en el movimiento magisterial.
(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)(facebook: Roberto Morales Ayala)
El movimiento magisterial camina en dos sentidos: uno va hacia la derogación de la reforma educativa y el otro hacia derrocar al líder Juan Nicolás Callejas Arroyo y, de paso, quizá muchos no lo hayan notado, echarle a perder la gubernatura al senador José Francisco Yunes Zorrilla.
Quizá eso tampoco lo sepan, ni les importe, a los maestros que a diario salen a las calles, toman oficinas públicas, bloquean las televisoras o reclaman al gobierno que por el proyecto educativo del Presidente Enrique Peña Nieto se afecten las conquistas laborales y estén en riesgo de perder su plaza de trabajo.
Su lucha es justificada. No habrá una mejoría en la educación si ésta no pasa por la depuración de los sindicatos. No se le puede creer a Peña Nieto si no les aplica la ley a los dirigentes del magisterio. Todos ellos le quemaban incienso a Elba Esther Gordillo y en Veracruz aún le queman incienso a Juan Nicolás Callejas Arroyo, dueño de la Sección 32. Elba Esther está en la cárcel, pero los elbistas están operando la reforma peñanietista.
La lógica dice que mientras no se corte la mala hierba, las mafias sindicales, las que hoy respaldan a Peña Nieto, es imposible concebir que la reforma educativa pueda caminar.
El punto es que mientras una corriente de maestros lucha por detener y frustrar la reforma educativa de corte privatizador y que atropella derechos laborales de los maestros, otra corriente quiere a Callejas y a los callejistas fuera de la SNTE. Y por supuesto, que la dirigencia de la Sección 32 la ocupen los que hoy encabezan al Movimiento Magisterial Popular Veracruzano.
Y el otro punto es que los priistas también atizan el fuego porque le ven en aspecto político.
Callejas Arroyo se inscribe en la línea del senador José Francisco Yunes Zorrilla. En sus manos, el SNTE representa una maquinaria electoral, un motor de votos para garantizar que el asambleísta tenga con qué competir por la candidatura del PRI y luego para enfrentarse a la oposición por el gobierno de Veracruz.
Callejas se hizo al yunismo rojo, sin dejar de lado su relación institucional con el gobernador Javier Duarte de Ochoa; mantiene su trato amable con los fidelistas que apuntan a relevar al actual mandatario, Erick Lagos o Alberto Silva; con Adolfo Mota, el secretario de Educación estatal, alemanista y beltronista; con el senador Héctor Yunes Landa, quizá más curtido en la lucha por el gobierno de Veracruz, pero sin tantas agarraderas como Pepe Yunes.
Callejas, hay que reconocerlo, es una pieza clave en el proyecto de Pepe Yunes y ambos sueñan con tener en la bolsa el gobierno de Veracruz.
Sus adversarios, más allá de los maestros disidentes, quisieran aniquilarlo políticamente. Los priistas de Fidel, Duarte, Alemán, Carlos Brito, saben que sin Callejas, Pepe Yunes pudiera ser candidato del PRI pero no garantiza ganar la gubernatura.
De ahí que el movimiento magisterial en Veracruz esté radicalmente enfocado en derrocar a Callejas Arroyo, pues es perceptible que una corriente de los maestros tienen una motivación más allá de la reforma educativa y que tiene que ver con la política. Hay síntomas que hacen percibir que los priistas están metiendo la mano en el conflicto magisterial.
El fidelismo le apuesta a que los maestros lo aniquilen. Lo mismo los alemanistas, los hijos políticos de Carlos Brito y hasta Héctor Yunes y Felipe Amadeo Flores Espinosa, los del viagra veracruzano.
Juan Nicolás Callejas ha pretendido enfrentar a sus enemigos con palabras cuando ellos lo han hecho con acciones y con denuncias. Pese a que oficialmente los maestros regresaron a las aulas, la protesta continúa y pudiera decirse que hasta más radical.
En el Congreso comenzó a tejerse la posibilidad de que Juan Nicolás Callejas Arroyo no asumiera el liderazgo de los diputados del PRI, que representaría el control de toda la Legislatura, sus recursos millonarios y, sobre todo, el poder político que entraña.
Callejas ha quedado tan endeble que los mismos priistas filtran nombres de quienes pudieran asumir ese liderazgo, incluso con absurdos de tal dimensión como decir que Mónica Robles de Hillman pudiera ser la coordinadora de los legisladores del PRI.
Los priistas y también quienes no lo son, así como dirigentes de otros sindicatos magisteriales, han tomado parte y han cuestionado si Callejas debe convertirse en líder de la bancada del PRI. Uno de ellos, Ricardo Diz Herlindo, del Sindicato único de Trabajadores al Servicio de Enseñanza Media (SUTSEM), quien sobre el tema, dice que “cuando lo comentamos hay rechazo”.
Diz Herlindo lanza otra frase para exhibir el desmoronamiento de Callejas: “Hay gente molesta con esta decisión. Incluso han dicho que tomarían la Legislatura y eso no va ayudar. Ojalá haya mesura y piensen mejor esa designación”.
Los integrantes del movimiento magisterial, por su parte, amagan con tomar la Legislatura si a Callejas lo confirman como líder del Congreso que iniciará actividades el 5 de noviembre.
Luis Armando García Farfán del MMPV sostiene que están en desacuerdo con que a Callejas se le otorgue el liderazgo de la bancada del PRI, porque no tienen “la estatura no categoría” para ese cargo.
A los priistas que ven con preocupación que Pepe Yunes sea el favorito del círculo peñista, y con ello incremente sus posibilidades de ser candidato a la gubernatura de Veracruz, no le desagrada que el golpeteo a Callejas termine por sacudir al joven senador y fracturen sus pretensiones políticas.
Si Callejas Arroyo cae, el que va a pagar los platos rotos es Pepe Yunes. Y eso hace que sus adversarios priistas se froten las manos y algunos más las metan en el movimiento magisterial.
(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)(facebook: Roberto Morales Ayala)
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