domingo, 26 de enero de 2014

Molestia de MP's federales contra su jefe

Fue orden del “delegado” de la PGR

Fidel Pérez
De Poder a Poder

Los más de sesenta agentes del Ministerio Público federal en Veracruz están que trinan.
Molestos, iracundos, bravos.
Los más, incluso, porque la orden del “jefe” los sacó de quicio no solo a ellos sino a sus esposas, con quienes ahora algunos tienen problemas hasta de divorcio.
Los más de sesenta porque hasta el año pasado eran 72 y hoy, con tantas bajas y despidos para incrustar a amigos y compadres, se ignora el número exacto.
Verá usted.
Todo parece indicar que el encargado de la delegación estatal de la PGR, Ramón Estrada Rodríguez, ejecuta, y bien, el doble discurso.
Uno es el que hace sentir desde sus boletines y discursos, y otro el que practica personalmente.
En cortito, discretamente, entre él y sus allegados.
Y sino, mire usted.
De pronto, el sábado pasado enloqueció.
Ramón Estrada, se sintió el todopoderoso, el mandamás, el rey y concentró a todos los más de 60 ministerios públicos federales, asentados en la entidad, en este puerto y los dos subdelegados, porque el de la zona sur aun está por designar.
Los obligó a desatender sus tareas como funcionarios públicos, a suspender labores, a no dar un minuto más.
Y les ordenó, con “carácter de obligatorio”, viajar, concentrarse en este puerto para acatar su orden.
Orden más importante, incluso, que la del Presidente de México o que la que debe acatar del hidalguense Jesús Murillo Karam, su jefe inmediato.
Sin chistar, los emepés debían estar en Veracruz.
Y ya este sábado.
No tendría que haber objeción.
No.
Pero para nada.
Ahí de aquel que desacatara la orden con carácter de obligatoria.
En fecto, tal y como lo ordenó.
Ese día, todos, toditititos dejaron su trabajo y, ni modos, viajaron al puerto porque era una obligación.
Acá estuvieron.
No hubo de otra.
Era urgente, ni siquiera habría permiso para enfermarse, para atender a la familia.
Nada.
Debían estar aquí, en este puerto, a atender una orden más fuerte que la de aplicar la ley, atender a agraviados.
Sí, debían estar en el cumpleaños de Ramón Estrada Rodríguez, su jefe el encargado del despacho, porque ni delegado es aún.
Cómo la ve.

Tips...tips..tips
La señora Margarita García Domínguez, lideresa desde hace mas de 10 años de vendedores ambulantes en Acayucan, ya encontró su modus vivendi. Y como el alcalde Marco Antonio Martínez Amador no se dejó chantajear y logró mediante el diálogo convencer a los más de 40 ambulantes que expendían en las banquetas de Victoria, entre Enríquez y Porvenir, enfureció y optó por agredir con cinco allegados a los funcionarios que atestiguaban la reubicación de éstos. Y es que la “Mago”, como le llaman algunos de estos vendedores, sabe que al irse de las banquetas del centro histórico, antaño limpio de todo comercio ambulante, también la dejarán sin percibir entre cuatro y cinco mil pesitos que mensualmente le sueltan sus representados como cuota para poder expender sus productos en el centro histórico acayuqueño. Hace bien Marco en no dejar que lo chantajeen. Mano fuerte es lo que hace falta, si hace menos de 10 años las calles de Acayucan estaban limpias de ambulantes por qué ahora no. Hasta pronto.
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