jueves, 13 de febrero de 2014

Amor y política

Salvador Muñoz
Los Políticos

Amor y política... ¿se pueden llevar?
Yo creo que sí.
Era el 2000 cuando Miguel Alemán y Christian Magnani, rompiendo toda la solemnidad que rodeaba los actos públicos de cualquier funcionario, se daban un beso ¡en la boca! ¡La foto era un escándalo! El evento fue protagonizado en el Ayuntamiento de Xalapa que encabezaba en aquel entonces Rafael Hernández Villalpando. Si alguien en ese momento pensó que era un acto meramente mediático (vamos: un político con una esposa que había sido Miss Universo y actriz), se equivocó. A la fecha, no he visto a pareja política tan enamorada como la de Miguel Alemán y Christian Magnani.
Sí, pareciera que en política, el amor es miel sobre hojuelas, a veces mejor como nos lo pintan en las telenovelas, pero también tiene su lado drástico, melodramático ¡y hasta trágico!
En 1995, Rafael Hernández Villalpando contrajo matrimonio con Leonora Gabriela Bustos… no recuerdo el dato de cuánto duró ese episodio de amor, pero lo sorprendente de este órgano donde concentramos a Eros, es la facilidad que tienen muchos para volver a creer en él y entregar su corazón a otro ser… ¡es válido! no lo estoy criticando. Pues Hernández Villalpando se separó de Leonora y siendo alcalde, se enamoró de Casha Acosta, mejor conocida en el ámbito político como “La Polaca”, por su ascendencia. ¡Y se casaron!
Todo hubiera sido perfecto de no ser porque, dicen, entró la otra “polaca”... la política baja, la grilla, y alguien tuvo a bien decir que Rafael Hernández Villalpando aún no se había divorciado de Leonora y empezó la locura: ¡Era un bígamo! ¡Desafuero! ¡Linchamiento!
Han pasado más de diez años de ello… después del escándalo, Rafael Hernández Villalpando casi desapareció de la vida política, pero me cuentan que de la vida de la polaca, su esposa, no… tanto que, me platicaban hace unos meses, allá por la avenida Miguel Alemán, que Rafael Hernández Villalpando sigue tan enamorado que hasta está al pendiente de su suegra, la madre de Casha… como sea, parece que al final, tuvieron un final feliz…
A veces, es posible que desaparezca el amor… pero no la política… Han de perdonar, pero las fechas se me van diluyendo… Pipo Vázquez Cuevas había sufrido una parálisis facial y en una entrevista, respecto a su caso, dice que el doctor le recomendó tener mucho sexo… se acababa de casar con Tamara Morales Owseykoff, nativa de Poza Rica… joven de belleza sin igual… el matrimonio duró lo que un suspiro de cupido y por el 2009 ya estaban divorciados, quizás del corazón pero no de la política. En cuanto se supo que Tamara poseía una plaza en la UV, en los medios, muchos la adjudicaron como parte de una “prebenda”... y lo último fue cuando Morales Owseykoff recibió una notaría… nuevamente la palabra “prebenda” y “Pipo” se hicieron presentes aunque Vázquez Cuevas haya jurado que la plaza y la Notaría fueron por méritos propios de su ex… Tamara Morales, al menos por un tiempo, ha de cargar el peso de haber sido “esposa de”… aunque su corazón ya no le pertenezca… ¡ah! Y Pipo de nuevo, me cuentan, ¡anda enamorado!
Y el amor ciega… cuando se está enamorado, muchas veces no se miden las consecuencias de los actos de Eros… y lo peor es en estos tiempos de redes sociales donde nos urge tomarnos la foto con el amor de nuestra vida y que todo mundo se entere de ello… o quizás no tanto y optamos por llevar en un rincón del celular ese amor prohibido, como ocurrió con Dominga Xóchitl Tress, viuda de Barradas, quien se enamoró de Rafael Rodríguez… todo hubiera sido perfecto de no ser por algunas cositas: él estaba casado con Amanda Gasperín, mujer a la que había señalado la viuda Tress como autora intelectual del homicidio de su esposo Goyo Barradas.
El asunto es que esa relación explotó cuando las redes sociales dieron a conocer unas fotos donde aparecía la candidata del PAN a diputada federal por Acayucan con el esposo de la alcaldesa del municipio de Juan Rodríguez Clara… y otras fotos más donde se apreciaba a Dominga Xóchitl Tress en toples y siendo sinceros, mostrando bella figura.
Realmente se desconoce en qué acabaron esas relaciones, tanto la de la viuda Tress y Rafael Rodríguez como la de Amanda Gasperín y Rafael Rodríguez… pero cuando te pega el amor, nomás no se miden las consecuencias…
El amor deslumbra… pero por lo regular es de un solo lado… como le pasó a Claudia Sáenz Aguilar, estudiante que se enamoró de su maestro. Algo común, que de seguro le ocurrió a usted, a mí o a todos, en el kínder, primaria, secundaria, etcétera… bueno… a Claudia le ocurrió en la facultad, y su maestro fue José Lorenzo Álvarez Montero, con quien procreó una niña… el asunto es cuando uno se da cuenta que ese amor que deslumbra no tiene luz propia… Álvarez Montero mostró después otra cara, tan es así, que el caso llegó hasta a los mismos tribunales donde, curiosamente, el Don Juan es Magistrado… a veces el amor se da por un lado, la pasión por otra y la pensión tarda en entregarse...
Y ya para finalizar estas historias de amor, Alberto Silva nos dio un ejemplo de sinceridad, lejos de falsa moral, de apariencias. “Tuve un hijo fuera del matrimonio”... ¿cuántos hombres han dicho eso? Quizás muchos, en el círculo de machos, pero pocos tienen el valor de aceptarlo ante su propia familia, ante su esposa, ante la sociedad.
Sí, Silva Ramos también puede tener diferencias con su pareja porque son, al final de cuentas, tan iguales a usted, a mí, a todos, torrente inagotable de inquietudes, genial contradicción de lo perfecto.
Tuvo un desliz fuera del matrimonio pero acá lo terrible no fue ello porque al final, habló con su esposa y hoy, están juntos, trabajando juntos… Lo terrible del caso fue que intentaron extorsionarlo amenazando con difundir su “desliz” ante los medios… el acto de sinceridad de Beto Silva fue y es respetable; la actitud de Celín Farías, de amor…
A mí, en lo particular, me fastidia el lado cursi de febrero… y no porque no crea en el amor, al contrario, lo venero. Pero soy de la idea de que no es necesario esperar un 14 de febrero para amarnos, besarnos, aunque sí es ideal para escribir una columna de amor… y política.

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