viernes, 28 de febrero de 2014

Impuestos

Luis Alberto Romero
Hora Cero

Luego de dos meses de la entrada en vigor de la reforma fiscal, ayer, el gabinete económico del gobierno federal presentó el Acuerdo de Certidumbre Tributaria, anunciado el 24 de enero por el presidente Enrique Peña Nieto, en el marco del Foro Económico Mundial, celebrado en Davos, Suiza.
Lo destacable del anuncio del secretario de Hacienda es que asegura que no habrá un aumento en la carga tributaria de los contribuyentes, al menos hasta 2018; es decir, ni nuevos impuestos, ni un aumento a los ya existentes. Tampoco se modificarán los beneficios fiscales y las exenciones vigentes.
Otros puntos importantes tienen que ver con el compromiso de mejorar la eficiencia en el uso de los recursos públicos y la transparencia en el gasto; así como mantener la trayectoria decreciente del déficit.
De igual manera, el acuerdo plantea fomentar el cumplimiento en el pago de impuestos, a fin de alcanzar un sistema fiscal más justo y eficiente.
También dice que el gobierno federal acatará las decisiones del poder judicial en materia tributaria, reconociendo el derecho de los contribuyentes a interponer juicios de amparo; algo que parece una obviedad, porque la ley obliga a ello al poder ejecutivo.
Ayer, al inaugurar la planta automotriz de Mazda en el estado de Guanajuato, el ejecutivo federal se refirió al tema; dijo que el objetivo es proteger la economía de los mexicanos y dar certeza a los inversionistas.
Abundó, sobre el Acuerdo de Certidumbre Tributaria, que no propondrá ajustes ni al Impuesto Sobre la Renta, ni al Impuesto al Valor Agregado; tampoco habrá variaciones al Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios.
Por supuesto, las primeras reacciones a esos anuncios salieron del sector empresarial: la Confederación Patronal de la República Mexicana, Coparmex, habló de certidumbre para la inversión y estabilidad para los contribuyentes.
Para ilustrar el tamaño del problema fiscal en nuestro país, diremos que México se ubica entre las naciones con menor tasa de recaudación, menos del 10 por ciento del Producto Interno Bruto si ignoramos los ingresos petroleros; por si fuera poco, la evasión fiscal es de las más altas, entre el 30 y el 40 por ciento de la posible recaudación.
Por otro lado, el mayor porcentaje de lo recaudado corresponde al IVA y al ISR; es decir, personas morales y físicas con retenciones al salario, ingresos por arrendamiento, actividades empresariales y servicios profesionales.
En términos de evasión, México es uno de los países líderes, con más del 30 por ciento; hacía allá, de acuerdo con el anuncio del gabinete económico, se enfocarán los esfuerzos en materia de recaudación; no aumentar la carga impositiva, sino obligar a todos a cumplir con las obligaciones fiscales.
En ese sentido, lo anunciado ayer es un reconocimiento implícito del gobierno federal a tres temas fundamentales en cuanto a la política fiscal: la falta de transparencia en el manejo de los recursos públicos; la poca eficacia social al ejercer el gasto; y la baja recaudación provocada por un fuerte problema de evasión. @luisromero85

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