martes, 4 de marzo de 2014

Honrados servidores

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

Fue Rudyard Kipling quien dijo que seis honrados servidores le enseñaron cuanto supo; sus nombres son cómo, cuándo, dónde, qué, quién y por qué. Sabia virtud de conocer el tiempo, perdón, sabias palabras que muchos no aplicamos, menos ahora que dizque leemos pero no alcanzamos a entender, inmersos que estamos en la fatuidad de los días.
 Comento lo anterior porque sabemos cómo, cuándo, dónde, qué, quién y por qué sobre nuestra Constitución Política Federal que cumplió el mes pasado 97 añitos (¿hecha añicos?). Quizás no todo, porque cierto es que pa’ eso están los especialistas; sin embargo, mínimo hay que conocer alguito. Recordemos que una Constitución no puede por sí misma hacer feliz a un pueblo, pero una mala sí puede hacerlo infeliz, expresara el jurista francés Guy Carcassonne.
 Hace algún tiempo leí que alguien se preguntaba, mofándose, si había algún libro con más y mejores chistes que la Constitución Política Mexicana, porque, comentó, el artículo 3 dice que todo mexicano tiene derecho a la educación, que debe ser laica y gratuita, y el artículo 123, que todo mexicano tiene derecho a un trabajo digno y socialmente útil y el gobierno se debe de encargar de generar dichos trabajos.
 A esta manifestación, otra persona le contestó: “El problema central que planteas no va dirigido a la Constitución en sí, sino a quienes son encargados de hacer cumplir las pautas de dicha Carta Magna. La nuestra es una de las más perfectas en todo el mundo, y no lo digo yo, sino todo el mundo. Somos los mexicanos quienes no conocemos a fondo los derechos y obligaciones que tenemos y mucho menos cómo hacerlos válidos en nuestras vidas, pero lógicamente culpamos a todos de nuestros fallos, antes que a nosotros mismos. Para la otra elección mejor veamos por quién votamos (me incluyo) del Poder Legislativo que son los más importantes, pues son ellos quienes disponen de tu vida”. ¡Órale!
 Bueno, cada quien tendrá su opinión. Según una encuesta de Parametría, “los mexicanos se muestran divididos sobre la actualidad que tiene nuestra Constitución, si bien 49 % de los entrevistados señaló que es un documento bien redactado que contempla los derechos y obligaciones de los mexicanos, otro 45 % dice que se trata de un ordenamiento poco eficaz que no refleja la realidad que vivimos”.
 También se les preguntó a los entrevistados cómo se evalúan a sí mismos y a las autoridades en cuanto al cumplimiento de la ley. Y, claro, resultó que ellos mismos se evaluaban bien, en promedio de 7 (en escala del 1 al 10). “Sin embargo, cuando se les cuestionó sobre el cumplimiento de la ley por la demás gente, la calificación promedio se mueve entre 5.6 y 5.8, en tanto que el gobierno estaría reprobado en el cumplimiento de las normas, el promedio va de 4.8 a 5.3”.
 Y más: “El 63 % de los mexicanos considera que las leyes en nuestro país las hace la clase política sin tomar en cuenta las opiniones de los ciudadanos, únicamente 33 % confía en el principio de democracia representativa que dicta que las leyes son hechas por los propios ciudadanos a través de nuestros representantes (diputados, senadores y presidente)”. Ahí ‘ta.
 En fin, creo, con Eustorgio Salgar, que para que un país sea republicano y libre, no basta que lo diga su Constitución; es preciso que se lo permitan su inteligencia y estado actual. ¡En la torre! ¿Pobre México?

De cinismo y anexas
Dijo el cineasta Jacques Tati que todos los problemas económicos se resolverían si impusiéramos gravámenes elevados a la vanidad. ¿Será?
 Por lo pronto ahí se ven.

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