miércoles, 19 de marzo de 2014

La revelación de lo imposible

Claudia Constantino
Crónicas Urgentes

Si en lo común de la vida, el dinero y el progreso no se pueden ocultar, mucho más complicado es hacerlo si de una gran zona de población se trata. Mañana arranca La Cumbre Tajín; con su habitual mercadotecnia, es cosa sencilla vender todos los boletos para las diversas actividades que ofrece y lanzar al mundo la imagen de festival exitoso, que otros países, como Chile, pronto replicarán.
Salta a la vista su buena organización: involucran (para así lucrar mejor) a todos los municipios aledaños a la zona del evento, -no sólo a Papantla- en lo concerniente a seguridad, orientación turística, información útil para los visitantes y diversas labores de ese tipo.
Ya si de Papantla hablamos, a éste municipio le corresponden los esfuerzos de dotar al festival de agua en pipas, redoblar esfuerzos para llevar a cabo la recolección de basura, al término de la fiesta realizar las labores de limpieza que implican varios días; la reorganización del transporte público esos días; la coordinación con tránsito del estado y seguridad pública para los operativos especiales que la fecha demanda.
Todo lo anterior, sin siquiera recibir el pago del impuesto por la presentación de espectáculos, que la ley municipal establece, porque: “es para el DIF estatal, después se los devolverán en becas”, le han dicho a Marco Romero, actual alcalde de Papantla, y a los nuevos funcionarios de la tesorería, cuando solicitaron se les cubriera el importe por ese concepto. “Nunca se ha pagado, nunca en los 15 años”, les informaron.
El actual munícipe ha expresado su preocupación porque: “sólo le han dado una mano de gato a los accesos de la periferia del parque y la zona arqueológica, pero ya verán lo que van a encontrar los visitantes que transiten la carretera que va de Martínez de la Torre al Chote; y pasará la cumbre y estoy seguro que ya no arreglarán ningún otro camino, como no se ha hecho”, sentencia.
Sin duda La Cumbre Tajín es un éxito, se asegura la afluencia de 500 mil personas en los cuatro días que dura el evento y comenta el alcalde risueño “no hubo cortesías para nadie del municipio de Papantla, quienes quieran asistir pagarán su boleto, sin importar que tengan que trabajar para la fiesta.”
Y por último explica: “la mayor parte de los recursos de la cumbre no se quedan en el totonacapan, si no me creen, recórranlo; sólo atole con el dedo y un escaparate mundial que da a conocer los usos y costumbres de la región, así como su riqueza cultural, es lo más que obtenemos. Si nos conocen en todo el mundo, de eso no hay duda, pero eso no saca de la pobreza a las comunidades totonacas. Vaya y vea con sus propios ojos, usted o cualquiera, como viven los totonacos a 15 años de La Cumbre Tajín”.
Ha llovido y no es posible subir en auto el camino que conduce a la casa del símbolo moral de este pueblo: Juan Simbrón Méndez. A cinco minutos del Takilhsukut. Hay que caminar cuesta arriba. En su recibidor, aguardan con gran prestancia a María Isabel Pérez Santos, Delegada de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, tienen muchos proyectos para presentarle y sus esperanzas de progreso aguardan por sus apoyos.
Imposible recorrer el totonacapan y no ver lo que nos revela.
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