¿Funciona el horario de verano?

Brenda Caballero
Números Rojos

Van a dar las siete de la noche y el sol aún brilla. El motivo, el cambio al horario de verano, donde se adelanta una hora el reloj.
Aunque algunas personas ya sabían del cambio de horario este primer sábado de abril, no faltó el despistado, entre ellas mi madre, quien estaba cómodamente en casa, pues según ella faltaban dos horas para su ida a misa.
Afortunadamente mi llamada la hizo recordar que sólo tenía una hora para trasladarse hasta la Parroquia (espero que Dios tome en cuenta mi buena acción y no me mande derechito al infierno).
Según la página de internet de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) desde el año 1921, el presidente Alvaro Obregón estableció un Decreto donde se aceptaban los meridianos para establecer la hora en nuestro país, aunque en 1930, con Pascual Ortiz Rubio, establecieron tres horarios en México: hora del Golfo, hora del Centro y hora del Oeste. Fue hasta 1988 cuando Miguel de la Madrid decretó el horario de verano para los estados de Coahuila, Durango, Nuevo León y Tamaulipas, generalizándolo Ernesto Zedillo en 1996 para todo el país, todos mediante decreto, porque en realidad la implementación fue con Vicente Fox en el 2001 con sus respectivas controversias.
Realmente el horario de verano se implementó en nuestro país por las actividades comerciales de nuestro vecino Estados Unidos, no tanto por ahorrar energía.
Siendo realista, en lo particular, desde que se implementó el horario de verano en México, no he visto un beneficio en mi bolsillo, pues según las reglas de reciprocidad, si ahorro energía debería pagar menos en mi recibo de luz y consecuentemente ahorrar unos pesos.
Hace unos días, escuchaba en Radio Fórmula una entrevista que hacía Enrique Muñoz a José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico, donde menciona que a pesar de que para las empresas generadoras de energía como la extinta Luz y Fuerza y Comisión Federal de Electricidad sí representó un ahorro al producir menos energía, para los consumidores no es así, debido a las tarifas eléctricas que se incrementan cada vez más.
Ahora, no sé usted, pero creo que el horario de verano no funciona para las personas que madrugan ya que si se levanta generalmente a las seis de la mañana, ahora con el horario de verano lo hará a las cinco y por consiguiente, estará oscuro, obligándonos a prender focos para realizar las actividades cotidianas antes de partir al trabajo o a la escuela.
Cierto es que ahora oscurece más tarde, sin embargo, si usted se pasa todo el día trabajando hasta las ocho de la noche, realmente ahorrará su patrón, no usted.
En otros países, como Estados Unidos y Canadá, realmente ahorran energía y reducen costos ya que los horarios laborales no son hasta altas horas de la noche, sino que los empleados salen aún con luz de día, no como en algunas oficinas gubernamentales mexicanas que en afán de demostrar a sus gobernados que “trabajan mucho”, terminan el horario hasta las once o doce de la noche, no importa que estén viendo películas o chateando.
En fin, creo mejor concluyo esta columna, y trato de dormir más temprano, porque mañana tengo que levantarme a las cinco (cuatro en realidad) y acostumbrar a mi organismo a hacerlo, sólo espero que no le cueste tanto y salga acostumbrándose hasta que empiece el horario de invierno.

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