miércoles, 25 de junio de 2014

Gubernatura de dos años, “golpe dado ni Dios lo quita”

Armando Ortiz
El Hijo Pródigo

No hay vuelta atrás, la gubernatura de dos años va. Los que aspiraban al próximo periodo sexenal pueden hacer las rabietas que quieran, pueden declarar sobre lo obtuso de esta medida, pueden acusar de un complot, pueden señalar que es un ardid preparado por Fidel Herrera y por Enrique Jackson, pueden revolcarse en ceniza, pueden, en última instancia, invocar a la Constitución, pero la gubernatura de dos años va; es decir, golpe dado ni Dios lo quita.
Esto obliga a los que aspiran a la gubernatura de seis años a replantear su estrategia. Tampoco deben sentirse agredidos ni pensarse tan importantes como para creer que la medida va dirigida hacia ellos, como si fuera un misil que tuviera como propósito derrumbar sus aspiraciones.
No nos vayamos con la finta y creamos que esto es cosa del gobernador Duarte; claro, tampoco somos tan ingenuos como para pensar que es una puntada magistral de los partidos de oposición. Sólo debemos recordar que en un país que ha regresado al presidencialismo, nada sucede a menos que el presidente de la República lo apruebe. En este caso, la gubernatura de dos años va en Veracruz porque así lo quiere el gran solitario de Palacio.
Por otro lado, todo esto es consecuencia de la famosa Reforma Política-Electoral que se aprobara el 13 de diciembre de 2013. En el caso de los tres senadores Yunes, que son aspirantes naturales a la gubernatura, ¿acaso los agarra de sorpresa esta medida? ¿No pasó por sus narices el proyecto de Reforma con sus 56 iniciativas? ¿Acaso vamos a creer que ustedes sólo son unos levantadedos que aprueban todo lo que sus cúpulas negocian en lo oscurito?
De entrada se sabe que de los tres Yunes ninguno ha dicho “yo” a una gubernatura de dos años. Saben que no les conviene porque los deja afuera de la elección de seis y quién sabe si puedan alcanzar una de seis a posteriori. A los que piensan “invertir” en una campaña electoral no les interesa un gobernador de dos años, porque muchos en seis años se las ven duras para recuperar la inversión y obtener ganancia; en dos años pues va a estar más difícil que logren recuperar apenas lo invertido, y eso si el candidato al que le apostaron gana.
Por supuesto, hay quienes saldrán beneficiados. Pero no es porque compraran boleto para esta “lotería”. Saldrán beneficiados porque se encontraban en el lugar indicado y a la hora indicada; saldrán beneficiados porque aguantaron los madrazos y sin rezongar; saldrán beneficiados porque entienden la sabiduría del dicho: “Vale más pájaro en mano que un ciento volando”.
Pero los entendidos saben que hay requisitos para el que aspire a una gubernatura de dos años, y la más ineludible es que no debe apestar a “Fidelidad”; cosas de la Presidencia. Esto descarta a los más voraces y le deja el camino libre a uno, del que se dice es de las huestes de la “Fidelidad”, sin embargo, los hechos demuestran que no, antes bien, en algún momento resultó damnificado.
¿Aspirantes de la oposición? ¿Quiénes? No tienen presupuesto para una elección de dos años y si son “inteligentes” (hablamos de esa entelequia política, que más bien se define como “intereses”) se sumarán al rival más fuerte para seguir depredando sin dificultades desde su espacio político.
De modo que Veracruz deberá prepararse para un hecho inédito, elecciones para un gobernador de dos años. Cierto, ya hemos tenido gobernadores que no han sido de seis años, pero esta vez, debido a la homologación de las leyes electorales, tendremos que elegir a un gobernador para un periodo de dos años. Lo que me queda claro es que las circunstancias ya han elegido por nosotros.
¿Qué se le va a hacer?, “golpe dado ni Dios lo quita”.

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