lunes, 30 de junio de 2014

Sur de Veracruz: ¿Cuántos muertos más se necesitan?

José Luis Ortega Vidal
Claroscuros

El miércoles 25 de junio el Secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, acudió a Coatzacoalcos para ofrecer un informe sobre los resultados del llamado blindaje de este municipio; el cual consistió –semanas atrás- en el reforzamiento del Mando Unico a través de más elementos policiacos.
Al día siguiente -el jueves 26- aparecieron cuatro cadáveres en la zona: uno de ellos en el municipio de Agua Dulce y tres más en la zona rural de Coatzacoalcos.
Los cuerpos, trascendió extraoficialmente, presentarían huellas de tortura y ejecución.

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Resulta evidente que algo falla en el intento estatal por disminuir las condiciones de violencia e inseguridad que padece la zona sur de Veracruz.
Durante el 2013 el gobierno estatal -vía la Secretaría de Seguridad a cargo del ya referido Arturo Bermúdez- desapareció la Policía Intermunicipal integrada por veteranos policías municipales y estatales de Coatzacoalcos, Nanchital, Minatitlán y Cosoleacaque.
Acusada de ineficaz y corrupta, dicha corporación fue sustituida por la Secretaría de Marina, en un convenio signado entre la SEMAR y el gobierno estatal con el afán de combatir al crimen organizado y disminuir los índices de violencia.
Poco a poco a los marinos se fueron sumando policías capacitados en la Academia de El Lencero, donde la SSP implementa un programa de formación multidisciplinaria sin precedente en la entidad y que pretende conformar nuevas generaciones de guardianes civiles en Veracruz.
Los nuevos policías, acreditables, reciben capacitación en defensa personal, manejo de armas, conocimiento básico de la Ley, operaciones tácticas, protocolos de comunicación, mejoramiento físico, entre otros rubros.
Una vez que egresan –cada seis meses dan de alta a una nueva generación y a la fecha llevan ocho- son incorporados al Mando Unico de Coatzacoalcos cuya cobertura incluye Nanchital, Minatitlán, Cosoleacaque y Acayucan- bajo mejores condiciones labores a las que se ofrecían a sus antecesores, liquidados y separados de los cuerpos policiacos en la mayor parte de los casos.

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La SEMAR al frente, policías capacitados y con mejores condiciones laborales a cargo de aquella, la llegada de más y más policías en la medida que el número de egresados de la Academia de Policía lo permite; ha sido la estrategia fundamental de un año a la fecha en la lucha contra la inseguridad en el Sur.
A ello, se suma el combate a la corrupción, un elemento clave para la obtención del objetivo que se busca.
Pero… ¿qué ha pasado?

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Entre los problemas que asomaron de inmediato tras la creación del Mando Unico que implicó la desaparición de la Policía Intermunicipal y de los cuerpos municipales como los de Nanchital y Acayucan se encuentran los siguientes:
a) A diferencia de los viejos policías municipales y estatales los nuevos guardianes, tanto marinos policías acreditables, no conocían –y no conocen en muchos casos- el terreno que pisaban. Ni geográfica, ni cultural, ni socialmente.

b) El trabajo del Mando Unico dio inicio –y continúa bajo la misma dinámica- distante del quehacer de la Policía Ministerial, responsable de investigar en el terreno de los hechos los delitos que se denuncian ante la Procuraduría General de Justicia.

Sabemos que una cosa es la SSP y otra la PGJ, pero en la práctica no siempre es así. Por ejemplo, el mando único puede detener, por borracho, a un sujeto que está acusado de un asesinato o una violación y, de no darse la adecuada vinculación entre un organismo y otro, el sujeto puede quedar libre porque sólo se le ubicó una falta administrativa y no el delito grave de que es responsable.
También puede ocurrir lo contrario, que alguien sea acusado de un delito grave nadamás por haber estado en el lugar y hora inoportunos.
Es posible también que esto se agrave por la falta de coordinación entre dependencias públicas que se hacen cargo, por separado, de un asunto común: la inseguridad; unos para prevenirla y otros para procurar justicia.
Recientemente cuatro presuntos asesinos del Pastor Claudio quedaron libres por fallas en el proceso de acusación y al respecto hay señalamientos contra policías ministeriales, así como elementos del Mando Unico; por citar un ejemplo

c) Hay escasez de recursos tanto en el Mando Unico como en la Policía Ministerial. Falta personal, adolecen de instalaciones adecuadas, de vehículos, de dinero para gastos, armamento, capacitación -continuidad de la que se ha dado- protocolos para el manejo de medios de comunicación –cuyo papel resulta clave en el buen desempeño de los cuerpos policías y la percepción que de éste tiene la población en general- entre otros rubros.

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Ante este panorama no resulta extraño que el miércoles 25 haya llegado a Coatzacoalcos el Secretario de Seguridad Pública y al día siguiente aparecieran 4 personas ejecutadas.
Hay fallas evidentes en el programa de combate a la inseguridad en la región, ante lo cual surge la pregunta: ¿Es suficiente con el combate a la corrupción y el haber dado de baja a los viejos policías? ¿Alcanza con las generaciones de nuevos guardianes que salen de la Academia de El Lencero? ¿Entre la salida de una y otra generación y los altos índices de inseguridad que sufre la sociedad, no urge otra forma más rápida de asignar al personal necesario en el Mando Unico y el Blindaje?

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Asegura que no lo dijo pero en los medios de comunicación se ventiló la versión de que Arturo Bermúdez Zurita calificó de un pleito entre mafiosos la aparición de decenas de cadáveres en el Sur, incluyendo los 31 de Nopaltepec, en Tres Valles.
Concedamos el titular de la SSP no hizo tal aseveración y que los reporteros cometieron un exceso al acreditársela.
Aun así, queda claro que los 31 muertos de Tres Valles, más los 4 al día siguiente de su visita a Coatzacoalcos, más el incremento muy alto en el número de muertes, ejecuciones y secuestros al por mayor suscitados en el sur de Veracruz durante los últimos meses –Mayo y Junio han sido meses particularmente sangrientos- dejan a Arturo Bermúdez Zurita sin argumentos convincentes sobre su labor en la región.
Más allá de los mediático están las fotografías, las denuncias, las noticias diarias sobre el incremento de la inseguridad y este panorama nos remite a la conclusión de que el Mando Unico y el Blindaje no están dando el resultado que se esperaba y se espera de ellos.

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Los marinos y los policías acreditables han desempeñado una tarea fuera de toda duda en torno a su honradez.
En el tema de la corrupción hay un logro importante en el programa que impulsa la SSP.
Ocurre, sin embargo, que eso no es todo: flaqueamos en la eficiencia, en la oportunidad, en la certeza de que estamos cada día mejor, más seguros.
¿Por qué no solicitar un refuerzo a la Secretaría de Gobernación y que un Comisionado Federal nos refuerce?
No confundamos la idea: no se trata de una figura como la de Alfredo Castillo en Michoacán, virtual gobernador en una entidad donde Fausto Vallejo tuvo un infausto desempeño.
Veracruz está lejos de una circunstancia política semejante.
Se trataría de un comisionado en el área de seguridad, estrictamente de seguridad, bajo órdenes del gobernador Javier Duarte de Ochoa y sin que deba realizar un relevo en el mando de la SSP.
Hay cosas que Arturo Bermúdez ha hecho bien y si a su jefe, el gobernador, le satisfacen, estamos ante un tema políticamente respetable.
Se trataría de un refuerzo: que siga operando lo que se hace bien –el combate a la corrupción y capacitación ya citados, son dos casos- pero que se mejore lo necesario: la eficacia en la lucha directa contra los criminales es un flanco débil y hay evidencias cotidianas al respecto.
La propia SEMAR en coordinación con la SEDENA podrían diseñar este esquema: se trata de reforzar al Mando Unico, de volver más eficaz el blindaje; de evitar que la sociedad civil siga quedando en medio de la batalla inevitable.
Esta es una idea, si hay otras bienvenidas, que el Secretario de Seguridad Pública las dé a conocer.

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