martes, 15 de julio de 2014

Asuntos Indígenas

Claudia Constantino
Crónicas Urgentes

La cuesta rumbo a casa de Tata Juan, está “llovida”; así que ni auto, ni camioneta, para ahorrarse caminar entre el barro hasta alcanzar la cima. Espera, sentado como siempre, en su silla blanca de monoblock, desde donde domina una típica vista del totonacapan: verde esmeralda, hasta donde se pierde la vista.
Antes de comenzar la entrevista, Juan Simbrón, líder moral del Totonacapan, pregunta en tono de afirmación: “Para otra sección de cultura.” Y entonces se dice a sí mismo en voz alta: “los asuntos de los indígenas, se ven más que como problemas de gente que no tiene, como historias de curiosidad para turistas”.
Alentado por la insistencia de que no abandone el tema, prosigue: “es doloroso para mi gente tener tantas carencias; ver los ríos y arroyos contaminados por los más de dos mil pozos petroleros de PEMEX en la región y que sus parcelas de naranjas o mandarinas a veces pierdan cosechas completas a causa de eso”.
“Mi gente compra a veces en el camión de Diconsa, que trae algunos productos de la canasta básica a precios más bajos, pero no viene seguido. Pero los turistas no quieren oír de eso; sólo de volador o de purificación, o de cumbre Tajín o de comida”.
“Pero totonacapan no son sólo 5 o 6 días de la cumbre; los otros días del año, la gente enferma y no tiene doctor, ni hospital… hasta Poza Rica. Los jóvenes para estudiar tienen que ir lejos y eso cuesta, y con beca no alcanza, por eso pocos dejan la cabeza de cochino para convertirse en cabeza inteligente”.
Pero tras la denuncia, recuerda: “Somos gente de paz. Creemos en el diálogo. Tata dialoga con el alcalde, con gobernador, con el presidente que ha estrechado mi mano; varios de ellos… Peña ya vino. Logramos algunas cosas, poquitas, pero falta mucho más. He ido al congreso a hablar por mi gente. A la universidad, para que les traigan educación a los jóvenes. No queremos que los agarre el vicio. Hay muchachos buenos, lo que no hay, son oportunidades”.
Ante el cambio de tono y tema, ineludible la pregunta:
—¿Por qué no exigir en lugar de suplicar?
“Somos gente de paz, queremos colaborar, gestionar, cumplir las reglas. No queremos regalado, somos de trabajo. Tenemos talleres, enseñamos a la gente oficios, organizamos a las mujeres para producir. Somos aliados”.
-- Tata; pero así no avanzan; o poco, y muy lento. El Tajín es un negocio concesionado sin concesión, que se maneja desde el DF y que deja muy poco a la comunidad del Tajín y a los totonacos. Fabrica una imagen comercial que explota a su pueblo y su entorno; que le ha quitado lo sagrado a lo más preciado para ustedes y: ¿dónde están los beneficios?
Silencio.
— El ritual del palo volador comienza cuando…
Juan Simbrón, pronto cumplirá 99 años, de los cuales ha luchado todos. Y sigue. A su estilo, pero sin abandonar. En completa lucidez. De una pieza. En estos tiempos en los que para donde uno voltee todos están podridos, tener cerca a un hombre como este es una bendición; lo admiro profundamente. Es mi chamán.
Cualquier comentario para esta columna que si quiere oír de los verdaderos asuntos indígenas a:

aerodita_constantino@hotmail.es
Twitter: @aerodita













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